¿Por qué Andrés Allamand decidió restarse de la campaña, si él había llegado segundo en una primaria por muy pocos votos? ¿Tanto temor infunde la UDI? Tal vez nunca sepamos la respuesta verdadera, pero hay algo que queda demasiado en evidencia: el poder hegemónico del partido líder de la Alianza, no tienen ningún contrapeso. Ni al interior de los escaños que ostentan en el Congreso, ni en el Gobierno.
El espectáculo que nos ofreció la derecha en estos últimos dos meses es para recordarlo en la historia política chilena. Mientras vemos unas burdas y poco inteligentes declaraciones contra la ex Presidenta Michelle Bachelet que tuvo que ir a Nueva York a cerrar su paso por ONU Mujer, la derecha chilena deja al descubierto cuatro cosas no menores.
1.- Que el gobierno por fin fue completamente desmantelado al sacar a otro miembro de su gabinete para intentar salvar de alguna manera la elección de noviembre. El gobierno ya ni siquiera cojea, simplemente no camina.
2.- Que la nueva candidata tuvo que reemplazar al verdadero candidato que fue sacado abruptamente de la carrera, debido a una repentina enfermedad que lo dejó incapacitado.
3.- Que a su vez, ese candidato había llegado a reemplazar al otro postulante que no pudo explicar por qué tenía cuentas secretas en un paraíso fiscal, sin contar con el caso del escándalo de los cobros abusivos a sus antiguos clientes y potenciales votantes.
4.- Que las teorías políticas de la carta de RN, el derrotado Andrés Allamand (esto de crear una alianza política con la DC y que él era el único capaz de atraer voto de centro), eran no sólo disparatadas, sino que hasta pueriles.
Después de toda esta comedia, es sorprendente y hasta inexplicable que los gastados dirigentes de la UDI y RN, más los ministros de Gobierno en ejercicio, se paren frente a las cámaras de la televisión a atacar a la candidata de la Nueva Mayoría y prometer que su postulante elegida a dedo, lo va a hacer mejor.¡Qué falta de respeto al sentido común y a la política!
La primaria de la Concertación fue un ejemplo de civismo, de democracia, amistad republicana e historia común. La derecha no puede ocultar lo que es más que evidente: que en la Alianza gobierna sin contrapeso una derecha dura, poco democrática, que le teme a la gente, a la modernidad, que es heredera y nostálgica de la dictadura, una derecha que cree más en el látigo que en el acuerdo, que cree que el modelo económico es sagrado y que los abusos del sistema son necesarios para cuidar cifras macroeconómicas.
En la vereda del frente, las fuerzas de tradición democrática muestran su disposición a escuchar a todo el país para ofrecer un proyecto de sociedad menos agresivo con la ciudadanía y menos tolerante con los abusos de los poderosos.
Hay diferencias,obvio. Hay discrepancias, naturalmente.Las habrá en el futuro gobierno, lo doy por sentado. Pero nada de esto se asemeja a las historias de escuchas ilegales, denuncias irresponsables por falsos consumos de drogas, rumores como los que socavaron la relación de RN y la UDI durante el caso Spiniak, vetos a candidatos y un largo etcétera que exhibe la derecha.
Nada de lo que pase en la vereda de enfrente debiera ocuparnos a nosotros puesto que las querellas intestinas de la derecha no nos incumben, salvo que esta descomposición afecte la calidad de la política y el debido respeto a las normas de la democracia. Claro que nos preocupa, porque si entre partidos aliados han sido capaces de casi todo para ganar cuotas de poder, no sabemos qué estarán dispuestos para no salir de La Moneda.
El llamado es a la calma, a la racionalidad y a un juego limpio. Nosotros siempre hemos apostado por la amistad cívica en política y por eso nos preocupa que la forma en que cayó la “estabilidad” y la gobernabilidad de los partidos de Gobierno, sea el detonante para una campaña de pocas luces y de peligrosa pirotecnia.