El próximo domingo 30 de junio es un día muy importante para la democracia chilena. Ese día, por primera vez con el apoyo de la ley, las ciudadanas y ciudadanos podrán decidir, de manera directa, quién será la candidata o candidato que representará sus ideas en la próxima elección presidencial.
Es cierto que el actual proceso de primarias no fue todo lo amplio que la mayoría de las chilenas y los chilenos quería.
Es cierto que los partidos políticos no lograron dar respuesta a la necesidad de que las candidaturas al Congreso Nacional se definieran por este mecanismo, democrático y representativo, en lugar de hacerlo por acuerdo político. Pero también es cierto que hace un año, el mecanismo de primarias era sólo voluntario y se realizaba “artesanalmente” con el esfuerzo personal de las personas, organizaciones y partidos políticos que las apoyaban.
En Providencia, hace un año, nos presentamos tres candidatos a una elección primaria que definiría quién encabezaría al cambio en el gobierno comunal. Fue una primaria en la que participamos independientes y personas de los partidos políticos con el objetivo de construir un programa de gobierno común que representara la diversidad de Providencia y las propuestas para una comuna participativa y plural
No fuimos la única comuna: las primarias municipales del 2012 permitieron avanzar en mecanismos de mayor participación política y, por cierto, sortear las trabas y limitaciones que impone el sistema binominal a la representación política. Más mujeres, más jóvenes, más independientes pudieron llegar a las municipalidades y convertirse en alcaldesas y alcaldes, en concejalas y concejales.
Las primarias enriquecen y profundizan la democracia porque tienen la gran virtud de igualar la cancha entre quienes tienen recursos y quienes no; entre las y los independientes y quienes militan en los partidos políticos; entre quienes no forman parte del “establishment” y quienes están en las estructuras de poder. La decisión sobre una candidatura ya no dependerá ni del dinero, ni del partido ni del grupo interno: dependerá de lo que las ciudadanas y ciudadanos digan con su voto.
La segunda gran virtud de las primarias es que obliga a decidir por propuestas.Las candidaturas se distinguirán unas de otras por sus programas y no por lo atractivo de sus campañas publicitarias, sus recursos o su capacidad de manejar redes sociales y nuevas tecnologías. Con las primeras, votamos no por caras ni “spots”, votamos por proyectos.
Este domingo 30 de junio, podremos poner en marcha este mecanismo que todas y todos hemos conquistado. Las primarias no son un regalo ni han surgido porque el gobierno y la clase política han comprendido su relevancia.
De hecho, todavía vemos como ciertos partidos se oponen a su realización o como se entorpece algo vital en cualquier proceso democrático, como es el acceso a la información. Para que las primarias se constituyan en un mecanismo efectivo, tiene que haber financiamiento, tiene que haber franja electoral gratuita y tienen que darse las facilidades en cuanto a lugares de votación.
Las primarias son posibles por la organización y demanda de miles de mujeres y hombres, de todas las edades y sectores sociales que con su perseverancia, han conseguido más democracia.
Dado lo anterior, llamo a todas las ciudadanas y ciudadanos a ejercer su derecho y a construir una democracia más plural con un simple acto: ir a votar el domingo 30 de junio. Chile va a ganar ese día.