Pues ya hemos escuchado de boca de una de las precandidatas presidenciales referirse a las desigualdades como uno de los temas a abordar para el futuro. Mas aún, expresó que allí estaría en buena medida resumido el “malestar” que vienen expresando distintos sectores de la sociedad chilena hace ya un tiempo con respecto a la marcha del modelo de sociedad de mercado implementado.
Se han referido a este fenómeno no solo dirigentes de centro derecha, sino también de derecha, que ven allí una posible desestabilización de lo que llaman “logros” del modelo. Digamos que esos logros tan publicitados, vienen a confirmar el poder económico concentrado de la elite y su influencia mediática, política y social.
Y claro, no sólo hablamos de los grupos “nacionales”. Hoy nuestra economía y país está también en manos de transnacionales, sea en solitario, o en alianza con algunos nacionales. Por cierto, esto es visto como el máximo de sanidad económico-financiero, ¡cómo no!
Mire que óptimo: el agua, recurso fundamental, privatizada Ud. sabe por quienes, ahora en manos de compañías transnacionales.
Lo mismo sucede con parte de nuestros bosques, mares, subsuelo, mass media, recursos financieros, etc. Se supone que el privilegio dado al capital, interno y externo, por sobre la soberanía popular y los propios ciudadanos, revelaría el camino regio hacia la libertad.
Un largo y duro camino de des-ciudadanización programada. Pues bien, no parece algo negativo per se que se hable de las desigualdades. Es un avance. Hace años se viene insistiendo en este punto.
A todos ellos por cierto les han caído sambenitos como auto flagelantes, poco pragmáticos, utopistas, ideologizantes. Por eso hoy, si los miembros de la elite se avienen a nombrar este fenómeno, los ciudadanos de a pie tenemos que abrir un cauce que permita un debate participado y en serio al respecto.
¿Por qué la desigualdad no disminuye durante todos estos años, a pesar de políticas paliativas y focalizadas?
¿Dónde está el origen de la concentración del poder? Quiénes son los más iguales y los más desiguales?
¿Las desigualdades son sólo el producto del abolengo, el azar, merecimiento o esfuerzo individual, algo natural, como repite la vulgata economicista?
¿La desigualdad es un asunto de ingresos y nada más? Es decir, ¿corregimos más o menos los ingresos y entonces ahora sí que somos iguales?Como se ve hay un amplio campo de cuestiones ético-políticas que habrá que discutir.
Por el momento el ingreso per cápita del 1% más rico es 40 veces mayor que el ingreso per cápita del 81% de la población. El problema entre otras cosas está en el 0,1% de la población.
¿Le parece a usted éticamente aceptable que 4.500 familias perciban mensualmente un ingreso neto de 19 millones de pesos? ¿ Y que esas familias sean al mismo tiempo, las dueñas de las principales instituciones del país, desde bancos hasta universidades y medios de comunicación?
¿Le parece éticamente correcto que las AFP tengan ganancias por 80 mil millones de dólares y nosotros, que somos los que trabajamos y cotizamos, no tengamos soberanía real sobre nuestros fondos acumulados?
¿Acaso esta acumulación de poder en pocas manos no afecta la vida política? En verdad, si hay algo que llama la atención es la aceptación y acomodo con esta situación que muestra buena parte de la elite nacional. Como diciendo: “así son las cosas no mas”. Es la naturaleza la que decide, pues.
Como decía un colega español, “los derechos humanos se reducen en uno: el derecho, inmoral, de hacerse rico”.