Se lanzó la carrera presidencial. No es nuevo que dos figuras compitan por el liderazgo presidencial en la derecha. La diferencia es que ahora se proyecta la posibilidad que existan primarias para elegir a un candidato a la primera magistratura.
¿Qué debemos exigir los votantes de derecha?
En primer lugar, que existan primarias. Aunque el principio de autoridad en el ámbito de los partidos políticos se verá mermado, puede tranzarse en pos de generar entusiasmo y adhesión. Este no será el candidato de Antonio Varas ni de Suecia: será el del electorado.
En segundo lugar, que haya pugna. En efecto, esos llamados ministeriales a que hay que evitar cualquier pugna deben ser desechados. Si no, transformaremos esta discusión en aquellos debates televisivos llenos de buenas intenciones a dos meses de la elección, donde entre el candidato del (entonces) Juntos Podemos y el de la Alianza no hubo nunca diferencia alguna.
Que haya pugna, pero por ideas…e ideas de fondo.Junto con eso, y en cuarto lugar, saber qué los diferenciará de la centroizquierda.
Esperamos que haya pronunciamientos no respecto a donde nacieron ni si uno tenía como empleador “a la gente” o a “un magnate”.
Que les pregunten y respondan no por sus experiencias, sino por sus ideas en todos los ámbitos.
En familia ¿debe el Estado fomentar varios tipos de familia o existe una que es más deseable que otras?
En dignidad humana ¿queremos avanzar en la eutanasia?
En materia de educación ¿fortaleceremos a los municipios, a las familias para que decidan? ¿reformaremos la ley para que los malos profesores puedan ser expulsados? ¿o estaremos al ritmo y a la agenda de la izquierda estudiantil?
¿Dirán que la asamblea constituyente es una falacia demagógica y populista? Y así.
En definitiva, hay que buscar una diferencia clara con el oponente.
Uno de los problemas grandes que tuvo este gobierno fue que muchas veces caminó con las banderas de los adversarios: desde la no discriminación hasta la subida de impuestos. ¿cuántos nuevos votos se habrán conquistado? De seguro ninguno.
Al contrario, el efecto era el evidente: si corres la línea, se corre la cancha completa.Si Allamand o Golborne juegan en la cancha concertacionista estarán forzando a que la izquierda también quiera diferenciarse y estaremos a un paso de la claudicación.
A no tener miedo al debate profundo sobre la verdad, lo bueno y lo malo para las personas en sociedad y la forma de conseguirlo.
Porque si el debate se centrará en vivencias, las dificultades de la vida, la experiencia o inexperiencia política, habremos perdido otra oportunidad. Y ya no será culpa de los que “no fueron a votar”.