Pese a que la gestión en relaciones internacionales fue aprobada por un 64% de la opinión pública según la última encuesta Adimark (6% menos que la última medición), lo cierto es que al interior de la Cancillería no existe una evaluación tan positiva sobre su accionar o desempeño.
Cerca de un 70% de los asociados de la Asociación de Diplomáticos -Adica- se han considerado frustrados por la forma como se desarrolla su carrera funcionaria y el clima laboral imperante.
La pregunta relevante es ¿qué provocó la caída en la evaluación de la Cancillería?
Si bien no lo sabemos con certeza, percibimos la ceguera de algunos críticos que ignoran que el modelo actual se viene aplicando por varios gobiernos.
La modernización de la Cancillería, de hecho, ha sido prometida por todos los Gobiernos.
En consecuencia, los funcionarios del ministerio de Relaciones Exteriores podemos legítimamente sentirnos también como una suerte de ayseninos: aislados y con demandas históricas incumplidas.