Desde que fundamos ChilePrimero (2007) creímos necesario desdibujar las actuales coaliciones políticas que mantenían bajo una camisa de fuerza a muchos temas.
Dijimos querer crear el primer partido pos transición, orientado principalmente a la generación sub 35.
Francamente las coaliciones traían complejos y miopías al momento de mirar al futuro y no eran capaces de resolver los grandes temas emergentes en un Chile que estaba cambiando rápidamente y ya lo había hecho bastante desde el plebiscito de 1988.
Cuando lo dijimos, hace 4 años, no era tan evidente como hoy.
Nuestro apoyo a Sebastián Piñera respondió a un voto instrumental para producir la alternancia y así catalizar los cambios en el sistema de alianzas. Un quinto gobierno de la Concertación no le hacía bien a Chile, sin embargo nuestras críticas a ambas coaliciones se mantuvieron, razón por la cual se produjo nuestro desembarco del oficialismo.
Al igual que las farmacias, la Concertación y la Alianza se coluden con recurrencia para frenar transformaciones necesarias para el Chile de la pos transición.
Ambas han aprendido muy poco desde la última elección: la Concertación aún no asume las razones de su derrota, la falta de renovación, y la Alianza aún no entiende las razones de su triunfo, la necesidad de cambio. Ambas parecen perplejas con el nuevo Chile y a su vez temerosas de los cambios.
Aquello no se condice con un escenario que no se volverá a repetir nuevamente: 4,5 millones de chilenos tendrán la posibilidad de votar por primera vez y el 70% de ellos no se siente representado por las actuales coaliciones. Frente a eso lo mejor es no quedarse inmóvil y hacer ofertas audaces para momentos inciertos.
Fue así como decidimos nominar a Tomás Jocelyn-Holt como el candidato presidencial de ChilePrimero.
Crece la necesidad de darle representación al mundo liberal y progresista que está descorazonado con el gobierno y no quiere volver a la Concertación y aquellos desencantados de la Concertación que no quieren ir al gobierno.
Sumado a ellos los nuevos votantes sub35 representan el 70% del padrón. Es decir, existe la oportunidad única para que la generación de los 80 deje de mirar hacia arriba para pedir permiso y comience a colaborar con los más jóvenes para enfrentar el Chile que viene.
Nuestra convicción es que Tomás puede llenar ese vacío político.