¿Quién se lo iba a imaginar?
El mismísimo don Carlos Larraín, destacado hombre público, próspero empresario, senador designado por su partido RN, ciudadano de irrevocables principios conservadores, ferviente en su adhesión al régimen militar (hasta hace poco dictadura), de incuestionable catolicismo.
En fin, inobjetable representante de la derecha más ancestral del país, vapuleado y ninguneado por la UDI, como nunca había sido objeto, ni siquiera por algún izquierdista marxista, de ellos nadie osaría decirle que “le habían ordenado el piso”.
Todo ello… ¿Porqué?
Porque en algún momento de traviesa inspiración hubo de concordar con un actor político de otro corral una infidelidad al credo oficialista, suscribiendo la idea de reemplazar el sistema binominal por uno nuevo, definido como proporcional corregido.
Esto tocó la médula del poder de la UDI, al hacerlo la réplica que le han propinado ha sido sin consideración alguna a su intachable abolengo y antecedentes plutocráticos.
Don Carlos nunca imaginó, no llegó a sospechar siquiera la tecla que tocaba o la encrucijada en que se involucraba; para la UDI esto es como querer cortarle el pelo a Sansón cercenando la fuente de su energía fundamental.
Es como suspender la final del mundial de fútbol con los equipos en la cancha, es decir, para la UDI no se puede, no se toca, simplemente no.
Sería devolverla a su peso y volumen original, de partido pequeño que también hacía travesuras como cuando pactaba con la Concertación, el año 1990, la composición de las mesas del Senado y la Cámara, logrando por ese “desliz” el mismísimo Coloma ser electo vicepresidente de los Diputados con los votos de la Concertación, todo ello lógico, a espaldas de RN.
Como la memoria es frágil la UDI por algo menor lo denostó como nunca.
Así don Carlos se vio obligado a decir en La Moneda, aquel palacio que puede ser tan frío e impersonal: sólo voy a ratificar lo dicho por don Andrés Chadwick.
O sea, le dieron una paliza con un encono inusitado tan furioso que lo reconvirtieron de figura autónoma a portavoz sumiso al veto impuesto por la UDI. No me lo imaginaba a don Carlos tan sometido y a la UDI haciendo trizas la opinión de los que piensan distinto.
El autoritarismo tiene vivas sus raíces.