En los últimos doce meses hubo solo dos coincidencias en el mundo político social: la necesidad de cambiar rápidamente el sistema binominal y la necesidad, también, de pensar y avanzar en un régimen semi presidencial que para la Democracia Cristiana está entre los acuerdos del Quinto Congreso.
Hay otros conflictos sobre los cuales hay mayorías circunstanciales y variadas pero sólo los elementos mencionados son unánimes
¿Por qué lo anterior? Porque no cabe duda que el país ha entrado en una vorágine social que no tiene expresión en lo político y porque de continuar este encharcamiento político partidario no será venturoso el próximo tiempo. Los signos y síntomas son demasiados parecidos a tristes tiempos que algunos vivimos.
Corregir ambos temas no ha sido posible hasta la fecha puesto que sólo la Concertación asumía ambos requerimientos.
El día miércoles pasado Renovación Nacional aceptó esta necesidad y dio su acuerdo para que, junto con la Democracia Cristiana, se firmara el compromiso de avanzar en ambos temas previo asentimiento tácito de los Presidentes de los otros partidos de la Concertación. Respaldamos este acuerdo, sin perjuicio de eventual mayor finura en el trato con nuestros compañeros de la Concertación.
Lo respaldamos porque Chile requiere avanzar en el desfogamiento de la rigidez política que nos abruma y que sólo sirve para desprestigiar la política, contener las necesidades de cambio y hacer perder de vista el interés superior por encima de los intereses particulares o partidarios.
Dijimos también que este era un apoyo a un acuerdo que fue claramente explicitado en cuanto se refería a estos asuntos y nada menos que a éstos, pero nada más que a estos.
No hay pues cambio de posiciones, cada uno de los Partidos sigue en su sitio de Gobierno y de Oposición. Es lo que se llama un acuerdo de Estado.
Lo que ha sido inadecuado han sido las reacciones posteriores.
La UDI ha reclamado porque no fue ni siquiera informada y puede tener razón, pero es el momento preciso para que ese Partido demuestre su grandura patriótica de la que tanto se ufana.
El Presidente de la República señaló que si había acuerdos que posibilitaran los cambios enviaba el proyecto y es por lo tanto el minuto para que se coloque como líder de Chile, en cuanto que es el Presidente de la República y no sólo el administrador de los dos gendarmes de su alianza.
En la Concertación los presidentes fueron advertidos y me señalaron personalmente que hubieran deseado un conocimiento más preciso pero que entendían que en política, a veces, es necesario mantener formas consistentes con los aliados, pero a veces también con cierto sigilo.
Sin embargo han aparecido declaraciones asumiendo que “si la Democracia Cristiana se amplía a la derecha nosotros tenemos el derecho de ampliarnos a la izquierda”. Creo que han sido declaraciones inadecuadas y carentes de visión global de Chile porque ni nos hemos expandido a la derecha y seguimos en la Concertación, ni ellos pueden jugar al póker al lado y lado.
No es así como operan el valor ético de nuestra Concertación porque hicimos algo que es bueno para todos y cada vez que ellos han propuesto una ampliación de la Concertación yo también los he apoyado pero no en una visión pequeña.
Hemos reclamado, con mucha fuerza, que si somos Concertación trabajemos como tales.
Hasta en el más mínimo análisis apoyar este acuerdo provoca el más pragmático de los éxitos de una oposición inteligente.
Aunque tan sólo fuera por eso vale la pena apoyarlo.
Pero debe entenderse en su recto sentido y por eso lo hemos respaldado en nuestra clara visión que los partidos deben saber colocarse por encima del solo bien partidario, cuando Chile nos requiere.
Nuestra trayectoria política nos da el respaldo para apoyar un acuerdo que creo puede llegar a ser trascendente para el país.