Por estos días y seguramente por varios más, Chile estará inmerso en los coletazos del escándalo de la selección chilena de fútbol, en el que cinco jugadores fueron separados del equipo por llegar tarde, por llegar ebrios y por no respetar las reglas que se había impuesto el equipo que dirige Claudio Borghi.
Sinceramente, este debate no reviste graves implicancias para el país, considerando que hay temas mucho más urgentes, como la porfiada intransigencia del Gobierno frente a las demandas por un mejor modelo de educación, o las alarmantes cifras de delincuencia que el Ejecutivo trata de endosar al sistema judicial, a las marchas de los estudiantes, al cansancio de Carabineros, a la Concertación y a un largo etc.
Borghi, en medio de la defensa que tuvo que hacer de su sistema de conducción de los futbolistas, dejó entrever que hay aspectos sociales ligados al consumo de alcohol y de falta de autocontrol que deben ser abordados por la sociedad chilena. No es un mal análisis.
Más que de casos puntuales de mala conducta, se trata de asuntos que tienen que ver con la forma de ser del chileno y que merecen una mirada más profunda que el simple castigo o la represión. Evidentemente que hay que reprender actos como estos, pero tiene razón el estratega nacional al no perder de vista el tema de fondo, las razones y las costumbres aprendidas por años.
Le haría muy bien al Ministro del Interior empaparse de esa mirada un poco más estratégica, comprensiva e integral, ya que hasta ahora, su apuesta por reprimir todo fenómeno que el Gobierno no entiende (la delincuencia y movilización social, por ejemplo) simplemente no dio resultado.
Las cifras de delitos se dispararon y las explicaciones dadas por el ministerio encargado de la seguridad de las personas, no dan seguridad a nadie de que las cosas vayan a mejorar.
Se dijo que a los delincuentes se les iba a acabar la fiesta, que iban a llenar las calles de Carabineros, que iban a poner fin a la puerta giratoria. Pues bien: la política pública de seguridad ciudadana y de prevención de los males sociales se hace con eslóganes.
Propongo en cambio, un esfuerzo nacional en el que el Gobierno deje de lanzar frases sin sentido y se ponga a trabajar en serio por bajar los niveles de violencia, frustración, intolerancia y falta de equidad.
Estos males llevan enquistados muchos años en nuestros barrios y allí se incuba la delincuencia: es como el gusto por el trago del que hablaba Borghi, si no se cambian las razones de fondo, seguiremos repitiendo escenas como el “Caso Bautizo” sin que las suspensiones o los castigos hagan efecto.
Yo apuesto por llamar a la selección chilena a todos esos jóvenes que hoy ven en la delincuencia una forma de vida, porque sencillamente el país no les ha mostrado otra.
El dinero fácil, el poder territorial, la disputa por el control de la droga, la droga en sí misma, la falta de trabajo y de oportunidades reales de surgir, se alimentan y crecen gracias a una educación deficiente, clasista y segregada; trabajados mal pagados y con derechos laborales débiles; se alimentan de sistemas de salud y de previsión separados para ricos, clase media y pobres.
Por cierto que debemos seguir trabajando por la prevención del delito, el fortalecimiento del control policial y por una buena administración de justicia. Pero sin duda alguna y siendo coherentes con esta mirada más estratégica y comprensiva del fenómeno d ela delincuencia, debemos poner más recursos y más inteligencia a los procesos de rehabilitación de los condenados y de los jóvenes primerizos.
Esto de nada sirve si no se acompaña de un fuerte apoyo al deporte, al buen uso del tiempo libre, incentivar la creación, la música, las artes y la cultura, todo en comunidad, donde la gente recupere y use activamente los espacios públicos.
Todo esto me hace pensar y caer en la cuenta de que para resolver el problema de la delincuencia requerimos que las políticas de seguridad ciudadana, se radique en un lugar donde no esté el Ministerio del Interior. Al menos, el actual.
Cuando ataquemos el delito a través de Educación, Salud, Trabajo, Medio Ambiente, Ministerio del Deporte, Cultura, MIDEPLAN, SERNAM, SENAME, me parece que obtendremos mejores resultados en este partido que estamos perdiendo por goleada.
Incluso podemos convocar a Borghi.