Periodistas, dirigentes políticos, ciudadanos de a pie, profesores y estudiantes han debatido sobre el conflicto educacional. Todos hacen sus apuestas de “cómo se acabará este conflicto”. Implícitamente se encuentra la pregunta: ¿“fracasó o tuvo éxito el movimiento estudiantil?”
La pregunta puede sonar tan tonta como apresurada, dirán algunos. Creo que no es así.
Y es que hay que mirar a los objetivos del mismo. Es la única forma de saber si algo o alguien fracasó o no.
¿Cuál ha sido(es) el objetivo del movimiento? Primera pregunta a realizar. Los con memoria a corto plazo dicen “poner en el tapete el tema de la educación”.
Falso.
Por dos motivos. Primero, porque la Confech desde que es Confech han consignado las mismas cosas. Conozco la dirigencia universitaria desde hace 10 años y la lectura atenta de afiches y pasquines dan cuenta que no hay ninguna novedad.
No es primera vez que se pide gratuidad, no es primera vez que se discute el financiamiento (Confech fue tenaz opositora que no existiese crédito con aval del Estado, yo era consejero FEUC el 2005 cundo se discutió) ni es primera vez que se discute de calidad (recuerde el “pingüinazo de 2006”) ni menos primera vez que se discute sobre liquidar al sistema educacional de Pinochet (¿o me va a decir que derogar la LOCE no fue una demanda histórica concretada por los pingüinos?).
Es falso en segundo lugar porque en Chile no hay persona con cierto nivel de información que pueda sostener que es una novedad que el sistema educacional chileno es inequitativo, de baja calidad en ciertos niveles y segregador.
Los que casi tenemos 30 años (para qué decir nuestros padres) sabemos desde hace una década (o más) que si usted puede, tiene que meter a sus hijos en un colegio pagado y que si quieres ser de excelencia, hay que entrar a las Ues. Del CRUCH y si tienes mucha plata puedes estudiar una “carrera” top en U. Privada.
Es una ofensa a la cultura chilena decir que el tema educacional se puso ahora.
Por otra parte ¿Habrá sido el objetivo una preocupación real por la calidad de la educación? Difícil pensar que si el tema es la calidad se haya mantenido una discusión unilateral con el Gobierno. Más difícil pensar que se puede discutir seriamente la calidad sin tocar al estamento de los profesores para saber cómo exigirles más.
Igual de difícil es creer que se puede discutir la calidad sin una interpelación directa a los alumnos (nada menos que la otra parte en el proceso educativo) a que vayan más a clases, estudien mucho, que haya procesos de evaluación académica seria de mallas curriculares y en ambiente de discusión académica.
Los dirigentes privilegiaron una “lucha” política por cosas que son académicas, saltándose absolutamente todo lo esencialmente académico. Curioso. ¿O hubo alguna propuesta para la calidad académica? ¿Faltan bibliotecas? ¿Una buena evaluación docente? ¿Se exige muy poco o mucho a los alumnos? Nada de eso fue planteado por los estudiantes.
Todo esto si consideramos o creemos que fue la “calidad” el motivo principal de movilización, cosa que tampoco es de Perogrullo.
Al principio fue calidad, luego el estado actual de la Educación Pública (la Estatal); en su peak de “sensación de transversalidad” el tema era el endeudamiento de los padres. Pero de un momento a otro, el tema fue el lucro. Fin al lucro, fin al lucro, fin al lucro.
Sin embargo, cuando “fracasó” la negociación con el gobierno fue por otra cosa: la gratuidad.
Y hoy todos hablan de gratuidad: gratuidad para arriba y gratuidad para abajo. Y ahí están los profesores intercambiando cartas al director, economistas hablando de quintiles y políticos hablando de reforma tributaria.
Entre tanto, y como si fuera poco, apareció la nacionalización de los recursos naturales, el plebiscito, la asamblea constituyente (escuche cuñas de la toma del Congreso “tolerada” por el Presidente del Senado).
Por supuesto que entre medio la CUT realizó un paro nacional en apoyo de los estudiantes y los estudiantes solidarizando con la CUT en un juego de coqueteo ideológico tan burdo como antiguo.
Todo para finalizar yendo a Francia a denunciar una represión y una falta de democracia con la idea de que estamos en Libia o Siria. ¿O no recuerda que Vallejo utilizó la expresión de que estábamos viviendo la “primavera de pueblo chileno”?
Veamos ¿Qué define al movimiento estudiantil?
1.- Un movimiento de concepción profundamente marxista. Pase por afuera de los colegios en toma. Vea las consignas. En un alto porcentaje usted podrá ver las palabras “lucha” y “pueblo”. Esto no es mentira. Haga el ejercicio.
Afine el oído y escuche las cuñas. Vallejo habla de “seguir con la lucha”. Jackson dijo en Europa que “aunque le duela a Piñera, somos el pueblo”. Escuche los voceros secundarios.
Si usted no ha estudiado a la izquierda creerá que soy un anticomunista trasnochado. Si usted estudia los postulados del materialismo marxista basados en la tesis y en la antítesis verá que no es irracional.
La Confech usa esos códigos desde que existe. Lo que pasa es que antes los operadores políticos de la concertación (que iban a las Confech, yo vi a muchos) siempre sabían como “lobear”.
Mas de algún Ministro tiene que haberles dicho en una reunión privada: “pero si nosotros somos lo mismo, ¿o crees que no luché contra de Pinochet?”
2.- Un movimiento que quiera cambios estructurales. La estrategia ha sido consignarlo pero no definirlo. El gobierno ofrece algo y “no es suficiente”. Como no se consigue, se habla de “intransigencia”.
Usted comprenderá que “los cambios estructurales” no son cosas que se puedan conseguir con “esta” constitución, con “estos” parlamentarios, en definitiva: “con esta democracia”.
La izquierda es insaciable. Ya lo dijo Joe Black. ¿Quiénes tienen están más complicados?
Los que creyeron en el cuento de la Caperucita Roja. Los dos paradigmáticos: Los Rectores de la Chile y de la USACH. ¿No les gustó ponerse a marchar? Ahora no les devuelven ni las universidades para poder terminar el ¡primer semestre!
3.- Es un movimiento decididamente político. Se lo dijo Villegas a Jackson en Tolerancia Cero: “lo de ustedes es un movimiento derechamente político”. “En buena hora”, responde Jackson de vuelta. Y como yo no pertenezco ni a movimientos de izquierda ni a movimientos corporativista de derecha no creo que las Federaciones de Estudiantes, ni menos las Confederaciones de Estudiantes tengan que ser actores políticos.
Eso desordena la sociedad. Tema de otra columna.
Entonces, el objetivo del movimiento estudiantil no es ningún caso un movimiento a favor de cambios educacionales sino políticos.
Esto es lo que une al Presidente de la CUT, con su Secretario General -que es el mismo que es Presidente del Colegio de Profesores- y con la Presidenta FECH: además de ser todos militantes comunistas, la famosa frase del 7 de octubre de Arturo Martínez: “hemos establecido una alianza para sacar a la derecha de La Moneda” (goglee). Y ahora el eje es represión policial (querer llegar a la ONU), democracia y la frase del bronce de Vallejo: querer evitar que se llegue a acuerdo entre los parlamentarios.
Eso es. Y vieron su oportunidad ahora que hay un gobierno de derecha, liderado por una persona que representan lo que más odian.
Quieren que caiga el gobierno y el sistema. Ejemplos sobran: en el tuitter, en las calles, en las escuelas tomadas.
¿Sabía usted que a los colegios en toma se pasan videos de contenido anarquista?
Averigüe, averigüe.
Pero fracasaron: acá las razones:
1) Los dirigentes no tomaron a la vista un factor fundamental de timming político: ellos no son diputados ni políticos de ninguna clase; sus mandatos duran un año y no es usual que se puedan reelegir. Los dirigentes egresan o los estatutos a veces no lo permiten.
Sus electores no los eligieron para estar en la Tele sino para estar en sus patios.
Esos egos se resienten. Es mucho más fácil desgastar la imagen de un “político universitario” ante un escenario de elite y con transversalidad generacional (las universidades) que el hecho que la señora se aburra de su diputado que sale todos los días en el diario. Lo eligieron para ello.
2) No es gratis mantener el movimiento. El nivel de participación en elecciones universitarias es bajo salvo en la UC donde el estatuto exige quórum mínimo del 50% para que valgan .
Esto implica que el estudiante que tiene que pagar pensión, que puede perder su beca y que tendrá que estar con 32º grados Celsius estudiando cálculo 1, derecho civil 3, en laboratorio de anatomía y en “micro 1” ya no siente razonable que el dirigente que no está en los patios (vea los tuitter de radio UC cuando Jackson da explicaciones por no estar en los campus pero que se ha enterado de “todo por su directiva”) esté hablando de democracia en París. Él estudiará en febrero. No le cuadra.
Lo mismo: porque el estudiante no eligió para eso al compañero dirigente.
3) Ante esto, hay dos posibilidades, o te radicalizas o negocias. El error más grave del movimiento estudiantil quedó en evidencia cuando, sumado a los factores anteriores, no supieron detenerse. Las personas recuerdan positivamente a Delfino, Valenzuela, Isamit y Cía.
Cuando se formó la comisión famosa y se encauzó institucionalmente el conflicto ellos dejan de ser protagonistas y las leyes con tiempo fueron saliendo del 2006 a la fecha.
Si hubieran estado bien asesorados, se habrían detenido: con el pésimo manejo político del gobierno le habrían sacado mucho dinero, hubieren reelegidos a la sucesión en sus cargos y habrían presentado candidaturas al parlamento. Les firmo que ganan.
Pero les gustó la tele.
Por eso, cuando el objetivo es otro, te radicalizas, no condenas a los encapuchados, pierdes apoyo. Te ven lejano.
4) Finalmente, te ven lejano porque este es un país razonable (hay que decirlo, gracias a todo lo que ha pasado desde 1973 hasta la fecha).
Los ingenuos se encandilaron; la izquierda renovada burguesa bohemia de plaza Ñuñoa caceroleaba; conocidos profesionales de la prensa rendidos a los pies de este “movimiento maravilloso”; la Concertación se sube arriba del caballo y tiene la desfachatez de dejar plantado al Presidente, de presentar “propuestas en educación” (como si hubieran gobernado 20 años con un Mineduc cerrado por vacaciones), y de condicionar el presupuesto a que se consideren demandas estudiantiles; el Presidente del Senado cómplice de violentistas…
Pero es todo artificial. El país crece, la economía está sana. El desempleo está controlado, no se detienen las inversiones y lo único que está fuera de un precio razonable es la bencina.
Los chilenos pueden salir de vacaciones de fin de semana largo (y de qué manera lo hicieron) y si usted no anda en ciertas cuadras en el centro no tiene como enterarse de “la terrible falta de democracia” salvo por las noticias.
Es por esto que todo el esfuerzo para que al Gobierno le vaya mal es artificial, un pataleo.
No se condice con la realidad.Si el Gobierno anda mal es por otras razones. No es porque “de verdad estemos tan mal”.
5) La Concertación está desorientada, pero un político prefiere perder en las encuestas que perder poder en el Congreso. No van a permitir que esto se resuelva fuera del Congreso.
Todos querrán lucirse, congraciarse con los dirigentes e incluso ponerse detrás de ellos en las marchas que queden….pero se va a llegar acuerdo en el Congreso. Y creo que sin los estudiantes en la mesa.
Zaldívar calló a Vallejo por “patuda”; Saffirio votó en contra de la censura a Patricio Melero. La DC distinguiéndose de lo que Álvaro Vargas Llosa denomina la “izquierda caníbal”. Eso es lo que uno espera de ellos.
Por eso fracasaron: porque quieren que el Gobierno no termine, quieren tener una educación “a la cubana”. Pero Chile hace rato que se distingue de Argentina, Bolivia o Ecuador.
Chile ha pasado otra prueba. Ahora sólo hay que esperar la convalecencia institucional…a mes y medio de Navidad y dos de que muchos chilenos apaguen la tele hasta marzo.
Bien, Chile.