03 sep 2011

Sí a la desmunicipalización, pero no a cualquiera

Hay consenso nacional acerca que el actual sistema de educación pública municipal no da abasto, y tal como lo conocemos, ha fracasado.

Sin embargo, para cambiarlo o modificarlo es necesario precisar y acordar en qué ha fracasado y cuáles han sido, pese a todo, avances importantes que todo sistema debería tener.

El fracaso principal está en los recursos. La subvención actual no financia el costo de la educación.

Adicionalmente, los ingresos de los colegios públicos municipales son menores que  los  de los colegios particulares subvencionados, y por cierto de los establecimientos particulares pagados, generándose así un problema de inequidad.

Ni el mejor sistema, ni el mejor administrador o gerente del mundo puede lidiar con esta situación, que además es injusta.

Respecto a la capacidad institucional, la realidad que vivimos en el país es muy diversa.

Hay municipios con capacidad institucional y profesional y municipios a los que se les dificulta esta tarea por diversos factores como geográficos, magnitudes u otras prioridades.

Es por ello que todo nuevo sistema debe hacerse cargo de esta realidad y, por lo tanto, debiera cumplir, al menos, con los siguientes criterios: descentralización, estar financiado respecto al costo y con equidad en relación a los colegios particulares subvencionados, contar con capacidades y controles institucionales y con un responsable a quienes los padres y la ciudadanía exijan.

Es probable que un sistema así signifique corregir corporaciones municipales en lugares donde hay capacidades, incorporando por ejemplo al Ministerio de Educación y a los apoderados a los directorios.

En otros lugares, tendrá que haber una agrupación de establecimientos a nivel supra comunal o provincial.

En todos, eso sí, los recursos deben aumentarse. Por lo tanto, no da lo mismo cuál es la alternativa a la situación actual. Sólo tiene sentido un proceso de desmunicipalización que conlleve a un sistema mejor que el actual para los estudiantes y el país. Parece obvio, pero es necesario decirlo.

Aprovechemos el momento histórico que se presenta.

La historia está llena de sociedades que han sido capaces de hacerlo pero también de otras que han perdido la oportunidad por no lograr acuerdos.

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