Era evidente. Tanto que lo dije en un programa de radio hace más de un año atrás. Los llamados “movimientos sociales” no perdonarían al Gobierno.
Pensé en la pobre Camila Merino y su impecable currículum empresarial cuando se presentó el primer gabinete. Aposté con amigos que era la primera en salir. Me equivoqué por poco. Entre otras cosas, porque nadie pensó en un terremoto. Eso nos dio respiro.
Pero no hubo perdón. Ni lo habrá. De eso no hay duda.
Era tan evidente…tan.
Expongo las claves necesarias para ensamblar este puzle social. Con nombres, juicios y más de algún prejuicio, del cual no tengo problemas en ofrecer retracto si es que hay argumentos razonables para ello.
Está hecho en base a mi experiencia como dirigente, como observador entusiasta de las formaciones de izquierda, estudios de historia y, lo más importante, por el sentido común.
¿Por qué no llegan los líderes de la Concertación a la reunión con el Presidente?
¿Por qué no hay oposición a los líderes estudiantiles?
¿Por qué el gobierno no se anticipó a algo que era evidente?
Y seré políticamente incorrecto. Total, peor que la Camila y Gajardo no se puede ser.
Primera clave: La izquierda nunca ha dejado de hacer la pega.
Mi papá dice gritando: “¡Si el comunismo fracasó!”.
Primer error de Chile.
Fracasó administrando el poder, pero no sembrando el odio.
No se sienten fracasados en su experiencia en el Gobierno chileno ya que morirán convencidos que “los militares interrumpieron su proyecto”.
Por supuesto nadie recuerda que fue la misma Cámara de Diputados (elegida democráticamente y sin la Constitución de Pinochet) la que declaró el 23 de Agosto que el Gobierno de Allende estaba fuera de la Constitución y la ley, y que había violado los Derechos de las personas (no se usó en el lenguaje Derechos Humanos porque eso sólo era para los que estuvieron en Villa Grimaldi y el Estadio Nacional.)
Y no se sienten fracasados porque su ideología es misional.
La ideología de izquierda consiste en la construcción de la utopía (ejemplos van desde educarse gratis y con calidad, hasta la dictadura del proletariado). Y como las utopías no caben en el mundo real, deben implantarse a la fuerza, a través de lo que se llama “la revolución”.
Y no se avergüenzan de ello. Al contrario, se sienten idealistas, incomprendidos… víctimas.
Han utilizado 3 vías que han sido exitosas en estos más de 20 años de democracia: la infiltración e instrumentalización de universidades y los sindicatos de trabajadores; la victimización y las artes.
Desde 1990 hasta la fecha la FECH ha tenido 21 Presidentes, 17 de ellos de Izquierda (incluido el PPD Marco Antonio Núñez). 9 de ellos de la “jota”.
En el ámbito sindical, en el portal de la ANEF hay linkeados 35 webs de asociaciones de funcionarios de distintas reparticiones, Ministerios y Servicios. En 14 de ellos la imagen o la noticia principal o el banner está formado por gente en actitud de movilización: banderas, marchas, pancartas. Alguno de ellos con imágenes de la “represión” de Carabineros y varias en apoyo explícito a los estudiantes.
Racionalmente no hay relación causal entre las reivindicaciones de los funcionarios públicos y la de los estudiantes: ¿O tiene algo que ver el bono de incentivo al retiro, los despidos injustificados con el lucro en la Educación?
La respuesta es obvia: hay un sentimiento de causa común en demandas y estilos que son comunes en función de la permeabilización de las actitudes de las ideas de izquierda al interior de lo que los gremialistas llamamos “cuerpos intermedios”.
Pero no en todos, claro. Sino donde es más fácil el cultivo del odio. Universidades y sindicatos.
Lo segundo es reiterar la victimización. Una enunciación constante de slogans que nunca han dejado de ser repetidos. Una verdadera cultura que busca homogeneizar un discurso donde la primicia es: convencer a las “bases” (los “cabros”, como le dicen cariñosamente los dirigentes a los adherentes) de que son víctimas.
¿De qué? De la injusticia social y del Sistema Neoliberal. Un concepto que abarca desde el salario mínimo, el lucro en la Educación, la aparente falta de democracia, la Patagonia… y donde calce el discurso.
Es obvio: en el sistema siempre va a haber “a quien le toque menos”.
Lo tercero es la cultura y las artes. Brillante. Disfrazar la ideología con romanticismo, música y colores. Es evidente que “propiedad sobre medios de reproducción” es demasiado filosófica y poco atractiva. Mejor recurrir a los “compañeros poetas”.
Y estos sí que lucran: sino pregúntenle a cualquiera que haya ido –al igual que yo- al último concierto de Serrano, qué le pareció el precio de las entradas.
Por eso, no se extrañe cuando alguien dice que mencionar a la “extrema izquierda” es “pasado de moda”. Es parte de la estrategia.
Segunda clave: Ni perdón ni olvido: los Derechos Humanos y la Dictadura militar
Stalin, Pol Pot, Mao, Lenin, Kim Jong II, Ho Chi Ming. Militan en el mismo partido que Camila Vallejo y Jaime Gajardo. El mismo que tres Diputados de la República de Chile quienes no tuvieron que reformar la Constitución de Pinochet para acceder al poder.
Este es el resultado del comunismo en el mundo luego de gulags, torturas, hambrunas, deportaciones, represión sistemática.
URSS, 20 millones de muertos.
China, 65 millones de muertos
Vietnam, 1 millón de muertos
Corea del Norte, 2 millones de muertos
Europa Oriental, 1 millón de muertos
América Latina, 120 mil muertos
Afganistán, 1,5 millones de muertos
Movimiento comunista internacional y partidos comunistas no situados en el poder, una decena de millares de muertos[1].
Pero ello no parece importar. De hecho, cuando hice esta afirmación en twitter (la de tener militancia común), al menos 6 respuestas fueron: “¿Y?”. De vuelta una me dijo “y tu eres militante de un partido que se jacta de que los militares pusieron ratones en la vagina de las mujeres”.
Eso no pareciera ser imputable a Camila y Gajardo, ni a ninguno de ellos. A pesar de que es la misma ideología, el mismo partido, los mismos objetivos, la izquierda en Chile (entre comunistas y socialistas), ellos están inmunes. Pero al revés no. Quienes somos de derecha y sentimos algún grado de adhesión al gobierno militar, estamos linkeados con el Fascismo internacional.
Y la razón es sencilla. Y es que han utilizado la estrategia de aprovechar cierta legitimidad de haber sido víctimas en el gobierno militar. Mientras la Derecha hizo el mea culpa dejando sólo a Pinochet (tesis de Gonzalo Vial), la izquierda ha utilizado un concepto que es legítimo y humano, pero incompatible con la reconciliación: Ni perdón… NI OLVIDO.
Y han sabido hacer valer eso.
Fíjese:
Cuando la policía actúa para resguarda el orden público: ellos hablan de “represión”.
Cuando hay despidos en la administración pública en la actualidad: ellos hablan de “persecución”.
Si hay personas detenidas por infringir la legislación vigente y el orden público cuando hay una causa de interés público: ellos hablan de “presos políticos”.
¿Cuál es el efecto?
La victimización. Como la gente reprueba las violaciones a los derechos humanos en la dictadura, ellos hacen que constantemente los mensajes se adecúen a ello y se hagan similares: cuando era Secretario General de FEUC e iba a la FECH, recuerdo un cuadro que adornaba la oficina de Giorgio Boccardo: carabineros forcejeando a estudiantes.
¿Cómo? Infiltrando en las marchas a fotógrafos (todos chasconcitos y con pañuelo de árabe) para retener esos sabrosos momentos. Fíjese en las noticias.
Funciona como el póker: “tu apuesta y dos más”. Si les dices “violentistas”y “subversivos”, ellos se indignan y dicen “ese es el lenguaje de la dictadura”. Y entre líneas se lee: “si usas ese lenguaje, es porque crees que yo merezco el calificativo de personas que, pensando lo mismo que yo, fueron perseguidas”.
Sólo con este dato se entiende que en cada movilización que hay, por ejemplo un 1º de mayo, se llene de banderas no sólo del PC, PS e incluso de CUBA, sino que del Frente Patriótico Manuel Rodríguez y del MIR.
Así se explica el lenguaje que utilizan Camila y Gajardo, en muchos de sus intervenciones.
Así está diseñado el modelo: marchamos, no importa el motivo, total cuando nos disuelvan, diremos que nos “reprimieron”, que hay un “desconocimiento de la democracia” y los “derechos humanos”.
Ese es el recurso que ocupan: visite la web de la asociación de funcionarios del Ministerio de Cultura. Con ocasión de un problema interno-administrativo sacaron pancartas con la cara de Cruz-Coke en blanco y negro con una leyenda que dice “Ministro del Terror”.
El entrevistador pregunta a Camila: ¿Qué les dices a las personas que sufren con los destrozos? Camila responde: “Acá el único que tiene que dar explicaciones es el Ministro Hinzpeter por el exceso de represión”.
Touché.
Así es imposible ponerse del lado del orden público y de la racionalidad. Pues es un tema tabú en Chile, básicamente porque no hay olvido… menos perdón.
Tercera clave: Concertación subiéndose a la micro porque se quedaron sin bencina
La DC apoyó a Allende, pero a cambio de una reforma constitucional para respetar sus derechos. El resultado es conocido por todos a pesar de los incesantes esfuerzos para hacer creer que la historia, la máquina a vapor, la electricidad y tantas otras cosas sólo existieron desde el 11 septiembre de 1973.
Ya ha pasado en la historia de Chile tantas veces. Pero la memoria chilensis falla a menudo.
¿Qué tiene este movimiento estudiantil que parece tener tanta legitimación?
Aquí entra Giorgio Jackson. Colegio particular y miembro de la carrera que más ABC1 tiene la PUC: ingeniería civil. Pero se pone pañuelo árabe y pide plebiscito. Detrás lo secundan los jóvenes dirigentes de FEUC democratacristianos y los panelistas de tolerancia cero lo respetan. Claro, si está “la Católica”, esto seguro es transversal.
Un rostro agradable.
Con la Concertación pasa lo mismo. No llegaron a la cita con el Presidente pues, según el presidente de la DC, querían ser un puente de diálogo entre el gobierno y los estudiantes.
Tanto así, que prefieren quedarse con ellos y no asistir a una cita que ellos pidieron con el mandatario. Argumentó con total desfachatez que hubiera sido incomprensible en las circunstancias actuales que ellos hubieran dejado ahí a los jóvenes.
Y es que en la Concertación saben que es más fácil ser queridos por el gobierno que por los dirigentes estudiantiles.
Los dirigentes concertacionistas han sido abucheados en actos del 1º de mayo (escupos a Tohá), a Lagos lo funaron hace un tiempo en la Chile y por estos días en la UTEM. Y como los políticos hicieron (o intentaron) hacer lo mismo que los universitarios cuando eran jóvenes, tienen que pagar el alto costo que significó ponerse del lado de la gobernabilidad.
Porque al final, Tohá, Andrade, Fulvio, Quintana, Silber, Walker y tantos otros quieren lo mismo que Vallejo: les encanta el país en la calle, con pancartas, siendo víctimas de los carabineros y haciendo creer que sólo la centro izquierda puede darle gobernabilidad al país.
Pero cruzaron esa frontera que para el joven revolucionario de extrema izquierda es imperdonable: fueron gobierno. Tuvieron por 20 años que hacerse cargo del orden público.
Y eso lo pagarán caro.
Y como los políticos lo saben, era mucho más importante decirles a los niños “no se olviden que nosotros que fuimos como ustedes, para que nos quieran y voten por nosotros cuando exista inscripción automática y voto voluntario. Nosotros somos también de izquierda”, que llegar a la cita con la primera autoridad del país.
Como están en la oposición, juegan a ganador: por eso no condenan los atentados al orden público, por eso apoyan la demagogia del plebiscito.
Jackson está empezando a pagar los costos: en la CONFECH perderá todo el liderazgo, perderá la sucesión en la FEUC y dejará de ser un actor razonable para los jóvenes.
¿No ven que es de ingeniería de la PUC?
La DC no quiere aprender.
Cuarta clave: Lo que no pudo hacer la píldora, HidroAysén, los mapuches y el matrimonio gay
“Actores sociales”, “movimientos sociales”. El nuevo lenguaje de izquierda. Son las asociaciones de izquierda mimetizadas en “sub” giros. Son los gremios de la salud, las asociaciones del matrimonio igualitario, los grupos de izquierda extraparlamentaria parapetados en el MIR y el FPMR, las centrales de trabajadores, movimientos ambientalistas radicales, Federaciones de Estudiantes, etc.
Son lo que los gremialistas llamamos cuerpos intermedios, pero con el matiz de politización.
Porque su nombre lo dice: actúan y su giro principal es el cambio social (revise la declaración de principio de la FECH). No quedan dentro de esta clasificación los movimientos gremiales, scouts, bomberos, asociaciones deportivas, colegios profesionales no politizados, movimientos laicos cristianos, ni menos partidos de derecha.
Apuesto mi sueldo y todos los que vengan a quien me haga llegar una invitación de los dirigentes a participar de una discusión.
Y lo intentaron con los mapuches. Parlamentarios de izquierda, banderas de izquierda, Natividad Llanquileo hablando en el mismo lenguaje que Camila Vallejo.
Tratan de “presos políticos” a los mapuches y hablan de Derechos humanos. En Magallanes lo mismo. En la prensa se acreditó que uno de los principales gestores de las paralizaciones era dirigente comunista. ¿Por qué cuando me detuve saliendo de la universidad a ver la marcha por la píldora el año 2007 vislumbraba banderas de la Jota, el PPD y hasta la democratacristiana?
Las mismas banderas se ven en las marchas de “Patagonia sin represas” y el matrimonio gay.
Todos dicen de vuelta: “este es un movimiento ciudadano”… y claro que lo es: de la ciudadanía de izquierda.
¿Qué tuvo de distinto la educación?
Dos comunistas al frente del tema: Gajardo y Vallejo. Una causa noble: educación. Slogans atractivos como el fin al lucro. Ejes comunicacionales difusos, pero efectivos: más participación, ciudadanía empoderada, represión, plebiscito, nacionalización del cobre, etc.; un caldo de cultivo para “actores sociales” que ahora sí pudieron conseguir lo que los gays y los mapuches no consiguieron: poner en jaque al gobierno.
Y cuando les descubres se indignan: ¡este no es un movimiento político!
Pero Camila y Jackson se atrevieron a ir más lejos: Este sí es un movimiento político. Y pagarán los costos: Camila pasará a la historia como una más de las decenas de antecesores, es decir, sin peso, ni piso político. Jackson, ya lo conocemos. Se quedará sin pan ni pedazo.
La clave de las claves: ahora quien gobierna es la Derecha
De todas formas hay una clavija que es la que desafina la guitarra. Los petitorios CONFECH son los mismos hace una década. Y quien diga lo contrario no ha seguido la contingencia.
Desde mis primeros consejos de presidentes en el 2005 que se pedía reconocer que la educación “está en crisis”, que se rechazaba la entrega de recursos públicos a universidades no estatales, que no se modificara el estatuto docente (se entiende así pues nadie pide lo contrario) y que se dignifique la educación pública (y si se puede, gratis).
Y apareció el lucro… en el rostro del Presidente. En el rostro de toda la derecha.
Piñera representa lo más odioso para la izquierda: el empresario, el millonario. El hombre del helicóptero. A su lado Lavín: el un día “casi Presidente”, de la UDI y del opus dei. Ícono de la Derecha.
Entonces no podían fallar. Presidente Comunista en el colegio de profesores y en la FECH. Un año académico que transcurría con mucha normalidad para los factores mencionados.
¿Cuál fue el error de Lavín? ¿En qué se equivocó? ¿Cuál fue la impopular medida que tomó que lanzó los cacerolazos a la calle?
Todas y ninguna.
Es verdad: el gobierno ha actuado con mucha soberbia en este tiempo en muchos aspectos y, en especial, despreciando la política. No saber anticiparse a este problema.
Era evidente que esto iba a ocurrir.
Con todo, era la tesis ideológica la que debía imponerse. El materialismo dialéctico marxista que habla de una tesis, de una antítesis y de una síntesis.
La tesis: la de hace 10 años. La antítesis perfecta al frente: el gobierno de derecha al cual hacerle pagar por los pecados de 20 de años de Concertación. De pasada, hacer el punto que no aceptarán ser gobernados así como así por quienes representan al enemigo de la izquierda más feroz.
¿La síntesis? El nuevo orden político: con una Concertación que desconoce la forma en que la oposición responsablemente había actuado en materias institucionales (con sus legítimas diferencias por supuesto). Líderes que quieren sus peticiones a cualquier costo bajo la amenaza de la fuerza. Crear una oposición ideológica en la lógica de reforma a todo lo actualmente existente.
La lucha ya no está en el plano de las ideas, sino en el plano de la fuerza. Y eso es lo que quiere forzar la izquierda. Por eso seguirán negándose a todo. Así lo aprendieron del “Ché”.
1] Stéphane Courtois, Nicolás Werth, Jean-Louis, Andrzej Paczkowoski, Karel Bartosek, Jean Louis Margolin: El Libro Negro del Comunismo. Crímenes, terror, represión, Ediciones B, S.A., 2010.
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