Hace tiempo que no veo carabineros dirigiendo el tránsito o circulando por los barrios para sentar presencia y desincentivar el delito.
¿Dónde están? En las protestas estudiantiles, de norte a sur del país. En Dichato, ingresando al campamento El Molino de madrugada, con sus carros lanza aguas, lanzando gases tóxicos, disparando balines y perdigones, sin discernir en la condición de sus habitantes: niños, ancianos, mujeres… seres humanos.
O tal vez, cuidando el orden en los llamados partidos de fútbol de alto riesgo.
Ellos, los de Dichato damnificados del terremoto-maremoto del 27F. Todos viviendo en condiciones inhumanas, transformados en pobres de solemnidad por la acción de la naturaleza y la indiferencia del Gobierno.
La gente perdió la paciencia llamando la atención con el corte del camino entre Dichato y Tomé, así supimos de su condición, que se repite y multiplica en muchas zonas del país en que los damnificados enfrentan otro invierno en condiciones inhumanas.
El Gobernador de Concepción declaró en el primer episodio (fin de semana pasado) que la autoridad no había pedido la presencia o el actuar policial. Le creo, pero una duda ¿los carabineros se mandan solos? ¿Ahora que están bajo la tuición del ministerio del Interior?
¿La autoridad civil no tiene nada que hacer cuando se suben a sus carros “de guerra”?
En todo caso deben haberlo sabido en vivo y en directo, porque las redes sociales informaron casi al minuto lo que estaba sucediendo a través de los testimonios de los afectados y está además eso del “espionaje de las redes”. Entonces, aunque ninguna autoridad haya pedido presencia policial de madrugada y en descampado, lo supieron y permitieron.
Yo no quiero ver a los carabineros reprimiendo. Más de alguno debe tener un pariente, un amigo, o él mismo viviendo en situación precaria por la catástrofe natural.
No los quiero ver, lanzando gases lacrimógenos tóxicos.
No los quiero ver disparando perdigones o balines contra gente indefensa.
Los quiero ver ayudando a los suyos, nosotros, los ciudadanos o no (me refiero a los no inscritos en los registros electorales que a mi juicio no tienen tal calidad) en situaciones de emergencia.
Los quiero cuidándonos de los delincuentes, desatados, feroces, cada día más envalentonados en sus delitos.
Los quiero resguardando el tránsito, para que no maten niñas que cruzan por el paso de peatones. Los quiero dando pitazos ensordecedores de advertencia al que comete una falta; controlando los conductores irresponsables que se suben al auto, luego de haberse tomado varios copetes.
En definitiva, quiero a los carabineros de mi país en su rol de paz y no de guerra.