Estamos viviendo las movilizaciones estudiantiles universitarias más importantes de la última década.
Todos los estudiantes agrupados en la Confederación de Estudiantes de Chile se encuentran movilizados de forma permanente a través de tomas y paros iniciados hace bastantes semanas.
Nuestras demandas han recibido el respaldo y el enriquecimiento de múltiples actores sociales como el Colegio de Profesores, Federaciones Estudiantiles de Universidades Privadas, Estudiantes Secundarios, Rectores de Universidades, Comunidades Académicas, Trabajadores de Universidades, Trabajadores agrupados en la CUT y la ANEF, Funcionarios de la Junaeb y del Ministerio de Educación, de la ciudadanía en general.
Esta amplia convergencia se explica principalmente por el alcance de nuestras demandas.
Hemos denunciado la crisis de la educación superior, la cual se expresa en una pésima calidad en muchas instituciones, el poco acceso al sistema de los sectores más vulnerables, el excesivo endeudamiento de las familias, el debilitamiento del rol del Estado y sus instituciones, la generación de lucro – fuera de la ley – por parte de muchas instituciones privadas y la prohibición explícita de la participación de la comunidad universitaria en el desarrollo de las instituciones.
Junto con evidenciar la histórica crisis que arrastra la educación superior y entregar propuestas para solucionar el estado paupérrimo en el cual se encuentra, los estudiantes universitarios hemos puesto en el centro de nuestra denuncia dos elementos que se encuentran presentes en el sistema educacional en su conjunto y que es lo que ha permitido la amplia convergencia social mencionada anteriormente: el abandono del Estado chileno con un derecho humano básico como lo es la educación y el rol preponderante, casi hegemónico, que ha asumido el empresariado al interior del mundo educacional, quienes han lucrado y se han enriquecido, por más de 30 años, con los sueños y expectativas de miles de jóvenes y familias chilenas.
Las responsabilidades políticas de esta crisis tienen su origen en la dictadura militar, que desmembró nuestro sistema educativo y lo abrió a los intereses empresariales y bajo racionalidades mercantiles fracasadas en el ámbito educacional. Pero también, dicha responsabilidad se arrastra hacia todos quienes administraron el sistema e incluso fueron profundizándolo.
Los Gobiernos de la Concertación y el actual Gobierno de derecha, han sido cómplices y perpetuadores del modelo y lo que reclaman los estudiantes de Chile es un cambio estructural al sistema educativo.
Nuestras propuestas para avanzar hacia una reforma en la educación superior ya son conocidas por la ciudadanía: reconocer a la educación como un Derecho Social Universal ante el cual el Estado debe hacerse responsable y garante.
Acceso a la educación superior con equidad, calidad y continuidad para todos, aumentar el financiamiento público a las universidades estatales para permitirles su desarrollo científico, artístico y humanista en las áreas de investigación, docencia y extensión; pluralismo y democratización de las instituciones de educación superior y un rol activo y fiscalizador en el sistema privado, donde exista prohibición del lucro efectivo, regulación de aranceles y proyectos educativos al servicio del bienestar de los estudiantes y del país, no de intereses particulares.
Asimismo, el gobierno y el Ministro de Educación, Joaquín Lavín han tomado conocimiento de nuestras demandas. Ante esto, el Ministro inicialmente asumió una obtusa posición desde la cual tildó a nuestro movimiento como no representativo, de minorías y que no tenía demandas claras.
La fuerza y potencia de nuestras demandas y movilizaciones le hicieron ver y asumir que estaba frente a un actor dispuesto a cuestionar la educación desde sus más profundos pilares. Luego, se mostró dispuesto a dialogar con aquellos que en un primer momento ninguneó.
Lamentablemente, sus respuestas hasta el momento no han evidenciado voluntad alguna por asumir compromisos para recuperar la educación pública y hacer efectiva la ley que prohíbe el lucro en la educación.
¿Hasta cuándo tenemos que esperar una respuesta que se funda en un fuerte compromiso por recuperar la educación pública? Nosotros estamos dispuestos a no bajar los brazos y seguiremos movilizados hasta recibir compromisos concretos, no invitaciones a diálogos de sordos.
Ya van demasiados años de abandono y precarización. Los estudiantes de Chile somos un actor más dentro del movimiento que levanta esta causa y esperamos converger con todos los actores sociales, para construir un solo movimiento social que clame por una nueva educación para Chile, pública y al servicio del pueblo.
Es por eso que para este Jueves 16 la Confederación de Estudiantes de Chile junto a federaciones de instituciones privadas y al Colegio de Profesores hemos convocado a una nueva Jornada Nacional de Movilización a la cual ya han adherido diversos actores sociales y que deberá pasar a la historia como una de las más masivas y con diversidad de actores sociales, como la continuidad de un proceso que sigue en ascenso.
El Gobierno no puede seguir desconociendo que su sistema ha fracasado.
Recuperar la educación pública se hace urgente para Chile y sus estudiantes seguirán movilizados hasta que dicho objetivo sea alcanzado.
Invitamos a todos, para construir juntos el camino que nos conducirá a un país mejor, donde la educación sea una real herramienta de transformación, justicia y libertad de nuestros pueblos y desarrollo social.