Ni “humos al norte” ni “al abordaje muchachos”. Nada épico ofrece el gobierno este 21 de mayo. Más bien está presente una suma de confusiones que lo mantiene a la baja en las encuestas, mientras se aprecia un descontento creciente en la ciudadanía que se da cuenta que “la contienda es desigual”, como la de los marinos chilenos y peruanos en esa histórica jornada de hace 132 años en Iquique.
Resulta llamativo, y a la vez decepcionante, observar que la de Sebastián Piñera, siendo una administración tan provista de currículos con postgrados en universidades extranjeras y de exitosa experiencia en la empresa privada, sea tan ineficiente y desprolija en el manejo del país.
Al año dos meses de tomar el mando, los desaciertos han sido de tal magnitud que el único hecho positivo del gobierno, el rescate de los mineros de Atacama, quedó en el olvido.
La reconstrucción post terremoto ha sido lenta y además oscurecida con el affaire de Van Rysselberghe. El invierno para los damnificados de las regiones afectadas será tan duro como el anterior. El conflicto por el alza del gas en Magallanes, sumado al polémico permiso para construir las represas de HidroAysén, sublevaron a los magallánicos en su momento y ahora a los ayseninos, acompañados por chilenos de todo el país.
Qué decir del caso Kodama, cuyo perfil sigue alto, pese a los esfuerzos de La Moneda por minimizar las responsabilidades de sus funcionarios en el ministerio de Vivienda y Urbanismo, en el intento de pago indebido de sumas ultra millonarias, hecho ya denunciado por la Contraloría y que sigue investigándose en la justicia del crimen.
Como guindas de esta torta, están los episodios faranduleros en que participan desde el jefe del gobierno a bordo de su helicóptero, hasta sus ministros(as) con instrucciones que causan estupor (Sernam) con su recomendación a las mujeres para embellecerse, exabruptos de lenguaje (Mañalich) y presencia mediática exagerada (Von Baer y su “modelaje”). En contraste, destaca la ausencia de Golborne en un tema tan gravitante como el de Hidroaysén.
Si a todo lo anterior le agregamos el exasperante afán de hacer anuncios que se desinflan al leer “la letra chica”, al humilde elector no le queda otra que decir: “Muchachos, la contienda es desigual…” Hasta que llegue la hora de retornar a las urnas y dejar las cosas en su lugar.