Toda la evidencia muestra que el fenómeno criminal está estancado en el país. Diversos estudios han puesto énfasis en la tendencia a la reducción, cuando no mantenimiento, de los niveles de victimización que se encuentran en las principales ciudades del país. Tendencia que se inició durante el gobierno anterior pero que se ha mantenido con la interesante disminución del temor ciudadano y un aparente reconocimiento de un accionar gubernamental más eficiente.
Las noticias son buenas pero no invisibilizan profundos problemas vinculados al uso cada vez más cotidiano de la violencia para resolver todo tipo de conflictos, la concentración de la victimización en espacios territoriales y sociales específicos y la relativa inoperancia del sistema carcelario y el SENAME para interrumpir carreras criminales.
En este contexto el gobierno del Presidente Piñera está desarrollando iniciativas interesantes como la reformulación del sistema carcelario reconociendo la crisis del sistema y los limitados logros de la experiencia de concesiones en la materia. La presencia de un sostenido apoyo político por parte del Ministro del Interior a los programas y políticas de seguridad ciudadana. Y la formulación de programas que reconocen la necesidad de invertir en programas contra las adicciones por parte de CONACE así como de aumentar la permanencia escolar en el Ministerio de Educación.
Ahora bien, quedan algunas preguntas también sobre dos programas específicos que si bien han tenido amplia cobertura mediática no se conocen sus resultados de corto plazo así como la prospectiva en su implementación.
En primer lugar el programa Barrio en Paz definido por el ejecutivo como un programa de prevención con presencia policial que al parecer se está desarrollando en diversos lugares del país con resultados aún desconocidos. Es cierto que más de dos décadas de iniciativas comunitarias en prevención del delito mostraron las serias dificultades para su implementación, la coordinación con los gobiernos locales y la cuantificación de su impacto.
¿Cuál es la prospectiva de Barrio en Paz? Además de intervenciones específicas, ¿Se cuenta ya con un diseño integral que permita enfrentar el problema es su complejidad? ¿Cuál es el rol de los gobiernos locales en esta iniciativa? Luego de los resultados de las últimas encuestas aparece además la interrogante si se está redefiniendo este programa para una focalización en las zonas más vulnerables del país donde la victimización es más alta.
En segundo lugar la concentración del trabajo policial en la presencia callejera y las incautaciones de drogas parece tener resultados semanales con importantes niveles de arrestos y decomisos. Pero ¿qué trae este proceso? No queda claro si estas acciones, si bien efectistas, aumentan la calidad del trabajo policial para enfrentar la delincuencia o profesionalizan a los funcionarios policiales en estrategias de investigación y prevención eficientes y efectivas en el largo plazo.
Ad portas del 21 de Mayo , se espera que el discurso presidencial reconozca la necesidad de incorporar nuevos desafíos a la agenda de seguridad ciudadana. Desafíos vinculados con la calidad de las acciones y la intervención temprana para evitar el inicio de posibles carreras criminales. La inequidad es más evidente hoy en la distribución de la inseguridad en el país, se espera que este elemento sea reconocido y enfrentado con rapidez. La concentración del trabajo policial en los barrios más vulnerables sin que esto implique mayores controles de identidad, intervenciones y arrestos, sino trabajo comunitario y verdadera prevención para la cual se requiere de una activa y permanente participación de los municipios.
Así, los desafíos siguen siendo importantes. Rescatando la seguridad ciudadana como política social clave para asegurar crecimiento con equidad, descansando en las capacidades del Estado para aumentar alternativas para una población vulnerable y mostrando resultados en los programas en implementación.