Nadie duda ya de la declaración del Gobierno y la Alianza Política en las expectativas de los chilenos y chilenas que les dieron el triunfo en enero del año 2010. Tampoco es novedad la imagen de una Concertación que no da imagen de unidad programática alternativa como para ganar el próximo gobierno. Ante esto se produce un escenario con un gobierno que baja en respaldo, una concertación que no recoge esa decepción aliancista y un creciente vacío que abre inesperados actores de tendencia populista sin consistencia.
Hay un déficit que nos preocupa específicamente en la Democracia Cristiana:la falta de un programa mínimo y común para profundizar los acuerdos y agregar los nuevos temas de la nueva sociedad chilena post terremoto requiere.
En este punto debemos reconocer que no llevamos adelante los acuerdos del Quinto Congreso Nacional del 2007 y desde la oposición tenemos puntos divergentes en un importante número de materias : salud, educación, régimen municipal, gobierno y ciudadanía, economía, tributación, política agraria, inequidad increíble en el ingreso, políticas de asistencialidad o cambio profundo del modelo económico, cultura, ciencia y tecnología, política minera, participación popular, política exterior de la Democracia Cristiana, política de alianzas y regionalización entre otras. Para resolver esto, se hace indispensable un Congreso Nacional durante el año 2011, único año en el que no hay elecciones generales y por ello he pedido al Presidente Nacional que lo convoque para hacer desde allí oficialmente las solicitudes personales o corporativas del partido.
Este Congreso Nacional deberá resolver aquellos temas que aprobamos pero que no han sido aplicados a partir del Congreso anterior. Deberá también hacer una agenda de lo que debemos considerar nuestra plataforma programática para las candidaturas parlamentarias y presidenciales del año 2013 y 2014.
En el plano municipal creo que debe hacerse un esfuerzo sustancial para que en el primer semestre del año 2012 tengamos una plataforma de carácter municipal para todo Chile y haciendo también una especificación en aquellas zonas, no ya regional, sino zonas, que tengan una especialísima diferencia con el resto del país.
En este punto, creo que pueden mencionarse las comunas rurales ya que no me cabe duda que nuestra crisis está en el destino rural de nuestro país tanto en lo productivo como en lo social. Deben considerarse también como una especial situación las regiones geopolíticamente difíciles como son las del norte de Chile y la región de Magallanes.
La tercera área que requiere una preocupación en especial para nosotros como demócratas cristianos, es el mejoramiento de las condiciones de vida en las grandes ciudades de Chile por la contaminación existente, la mala calidad de vida y la absurda distribución de las poblaciones que significa que las mujeres, especialmente, deben viajar hasta dos horas para ir desde su hogar hasta los lugares de trabajo. Esto apunta a la sectorialización clasista de las ciudades, muy especialmente, Santiago, Concepción y Valparaíso. Finalmente, el pedir un congreso no es solo una esperanza de realización en el 2011, obedece a la extrema necesidad que tiene la Democracia Cristiana de resolver sus dificultades internas, de resolver las discrepancias sobre temas importantes, de dar autoridad a las líneas de gobierno interno en base a ideas y no sólo en base a grupos que resuelven sobre intereses mas bien sectoriales.
Finalmente, reitero lo que ha sido mi constante planteamiento. La vida interna de la Democracia Cristiana se basa en nuestra permanente tesis: primero el programa, después la acción pedagógica al interior del Partido y en la sociedad que nos rodea y, después la nominación de las personas. Si así lo hacemos justificaremos nuestra demanda al país para que nos vuelva a dar el poder para continuar la línea ética que se basa en la formación y renovación del ser humano, en una pedagogía fraternal, en una en una acción diaria y permanente en las bases partidarias y sociales y en la fraternidad interna donde lo que prima es el compromiso con el comportamiento personal.