Un buen propósito ha dejado en la cuerda floja al Gobierno español.El traslado desde África a Madrid de dos misioneros infectados por ébola, en un desesperado y fallido intento por salvarles la vida, ha derivado en el peor de los efectos. A pesar de las extremas medidas de seguridad para evitar el contagio- según las autoridades-una auxiliar de enfermería que asistió a uno de los sacerdotes resultó infectada.
Los medios informativos se hicieron eco de inmediato de la noticia. Los titulares han sido certeros. El primer infectado por ébola fuera de África se ha registrado en España.
Las alarmas se dispararon. Más todavía cuando se fueron conociendo datos del caso. Los días transcurridos desde que la trabajadora empezó a sentir los primeros síntomas hasta la confirmación de la enfermedad.
Las llamadas que hizo al Hospital donde cumple sus funciones sin que se sospechara de una infección por ébola.La visita a su médico de cabecera. Las actividades que desarrolló sin pensar que estaba contagiada. Se supo que había acudido a unas oposiciones y que fue a un Centro de Depilación.
Sería en un hospital próximo a su casa donde los médicos intuyeron que los malestares que aquejaban a la mujer podía no ser una gripe. De allí fue derivada en una ambulancia, sin precaución alguna, hasta el Centro Especializado en Enfermedades Infecciosas. Las pruebas a las que fue sometida resultaron positivas.
Todos los que han estado próximos a la enferma se encuentran en observación. Ni el perro de la mujer se ha salvado de la criba. Para decepción de las organizaciones animalistas, fue sacrificado por si estuviera también contagiado.
¿Donde se cometió el error? ¿Qué fases del estricto Protocolo han sido vulneradas?¿Ha sido una irresponsable la enferma por no haber insistido ante su médico o en su lugar de trabajo que presentaba síntomas que requerían las pruebas de rigor?
La ministra de Salud, Ana Mato y el responsable de Salud de la Comunidad de Madrid no se salvan de las críticas.Se les achaca poca o nula transparencia a la hora de informar de la situación.Cuando se les escucha decir que “todo está bajo control” nadie les cree, y lo peor, ahora se pone en duda el traslado de los misioneros españoles, por su alto costo, por la falta de una medicación efectiva y por el riesgo que implicaba.
Organizaciones que representan a médicos, enfermeras y personal hospitalario denuncian que la preparación recibida para tratar a los enfermos de ébola ha sido mínima y que los equipos de protección no son aptos o no protegen en su totalidad al profesional del enfermo.
El médico de familia que atendió a la auxiliar contagiada en un hospital no especializado en enfermedades de alto riesgo afirma que las mangas de su traje de protección le quedaban cortas lo que pudo ponerle en contacto con los fluidos de la paciente.
De acuerdo al protocolo, los equipos de protección deben aislar completamente al profesional sanitario del enfermo de ébola para evitar cualquier contacto ya que el virus se contagia por la saliva, heces, sudor o sangre.
Para eludir responsabilidades, las autoridades sanitarias se aferran a supuestas declaraciones de la enferma en las que habría reconocido que un descuido, en el momento de quitarse el traje, habría puesto una de las manos en su cara lo que habría generado el contagio.
El sindicato de Enfermeras pone en duda esa versión y afirma que se trata de una estrategia para que los responsables de Salud no reconozcan su ineficacia para enfrentar a esta grave enfermedad. Las voces que piden la dimisión de la responsable de Salud se multiplican.
Las instituciones europeas tienen en sus manos informes españoles sobre este asunto y han valorado positivamente la actuación de los profesionales de la Salud.
Un alivio para el Gobierno de Mariano Rajoy, preocupado que la Marca España que ha impulsado en ámbitos internacionales se vea afectada, aunque en un primer momento, las acciones de las compañías aéreas españolas y del sector hotelero sufrieron un desplome inquietante.
Señal que más que palabras, el mundo espera de España respuestas serias en momentos difíciles.