Contar tu vida a los demás por escrito es más reciente de lo que se piensa. Fueron ingleses , en el siglo XlX, los que se atrevieron a escribir sus vidas y milagros a los que quisieran leerlos. Y el negoció resultó redondo.
A modo de autobiografía o de memoria (que no es lo mismo , por cierto) , ilustres o no tanto, dieron a conocer sus logros, ideas, aventuras y batallas personales hasta alcanzar la gloria o, al menos, sus intentos para llegar a ella.
Hasta no hace mucho, en España no era frecuente enterarse por boca de los propios interesados sus vivencias en este mundo. De un tiempo a esta parte proliferan los libros que cuentan con lujo de detalles las peripecias de sus autores , incluyendo anotaciones personales e íntimas, ( autobiografías) o episodios protagonizados en situaciones y/ o periodos concretos, sin necesidad de desnudarse – metafóricamente – ante los lectores ( memorias).
Hace unos días el revuelto mundo de la política asistió en Madrid en un mismo día, eso sí, a diferente hora y en distintos lugares, al “lanzamiento” de dos libros que encajan en los géneros o subgéneros antes mencionados. Uno, escrito por el que fuera presidente del Gobierno español, el socialista Felipe González; el otro, obra del político de derecha y también ex presidente, José María Aznar.
La coincidencia contribuirá, sin duda alguna, a rememorar períodos de la historia reciente de España de la mano de dos políticos antagónicos que planean desde la lejanía del poder sobre las espaldas de los líderes de hoy, hasta el momento incapaces de encontrar soluciones a una crisis económica y social.Todo cuanto escriban o digan ocasiona revuelo… y también suspicacias.
No es un secreto que los socialistas españoles pasan por su peor momento desde que, tras la dictadura, irrumpieron en la batalla por el poder. La falta de un líder carismático, como lo fue en su día Felipe González, les pasa factura a medida que no logran un acuerdo en sus filas para renovarse y evitar la debacle. De ahí que, a estas alturas, un libro de González es visto como guía para salir del túnel.
Sin olvidar su bagaje político que lo llevó al poder en 1982 , en su libro “ En busca de respuestas”, Felipe González hace un repaso de hechos que han llevado a un punto muerto a la política española y reflexiona sobre la falta de líderes o de la crisis de liderazgo, como la que sufre en carne propia su compañero de filas y actual Secretario General de los socialistas españoles, Pérez Rubalcaba.
Si bien lo que escriba o diga Felipe González es visto en las filas de su partido como “la voz de la experiencia” y se pueden rebatir o aplaudir sus opiniones sin que se produzca una hecatombe, no ocurre lo mismo en las filas de la derecha española.
José María Aznar le supo a poco su anterior libro de memorias y ahora se atreve con una segunda parte en la que, una vez más, su egocentrismo se desparrama como Pedro por su casa. Su nueva obra, “El compromiso del poder”, pudo titularse “ Historia de una gran ambición”.
El ex presidente del gobierno español no se arruga a la hora de auto proclamarse más patriota que ninguno, conseguidor de logros económicos jamás superados, mentor de llevar a España a la primera división de la política internacional, gracias a su estrecha amistad “con George” (Bush hijo, of course), defensor de la unidad del país hasta las últimas consecuencias y aliado fiel de la lucha mundial contra el terrorismo global, justificación a la invasión de Irak con el pretexto del uso de armas químicas nunca comprobado.
En definitiva, Aznar ha escrito sin que le tiemble el pulso sobre lo buen mandatario que supone que fue.
Todo o casi todo lo que afirma Aznar sobre su persona y su cometido provoca nerviosismo en las filas del Partido Popular. Mariano Rajoy, hoy presidente del gobierno español, el primero. Los mensajes , las críticas, respecto a su desempeño , han abierto heridas y divisiones.
Aznar, nada necesitado hoy de meterse en política tras ser fichado por empresas multinacionales, disfruta con el revuelo que causa en los suyos.
Tras la presentación de su libro se le preguntó por la ausencia en el acto de algún miembro del equipo de Gobierno de Rajoy.Con el labio torcido respondió “ he tomado nota”.
Esa frase refleja a un José María Aznar con rencor a flor de piel y que no perdona.
Para muestra las palabras que dedica al príncipe Felipe por no asistir a la cena de despedida que se celebró tras su derrota en las elecciones de 2004. El argumento del heredero para no acudir, compromisos previos ineludibles, le ha llegado al alma. Y no lo disimula.
Alguien tan encantado de conocerse no perdona con tanta facilidad.