Ad portas de conocer los resultados de las elecciones que decidirán quién será el nuevo Presidente de Estados Unidos de América, recordé el último debate televisivo entre el Presidente Barack Obama y el Gobernador de Massachussets, Mitt Romney, donde se abordaron temas relevantes vinculados a las relaciones internacionales y la política exterior que pretenderían ejecutar en los próximos cuatro años.
Llama la atención positivamente que materias relacionadas con la política internacional del país hayan sido discutidas ante toda la opinión pública americana y mundial. La situación en Afganistán, Irak, Irán, Israel, el terrorismo internacional, etc., no son ni deberían ser indiferentes para los candidatos ni tampoco para la ciudadanía en general.
Por otra parte, no pasó inadvertido el hecho de que América Latina sólo haya sido mencionada una vez en dicho debate por el Gobernador Romney como “una oportunidad económica para Estados Unidos, inclusive más grande que la economía de China”. Este hecho quizás podría reflejar un cambio de actitud hacia Latinoamérica, que históricamente ha sido postergada por intereses político-económicos gubernamentales más inmediatos y urgentes y/o también por recelo de su contraparte.
En este contexto, quizás sería oportuno que los precandidatos presidenciales en Chile pudieran sostener un debate público sobre qué tipo de política exterior desean llevar a cabo en el marco de una cambiante agenda mundial, y en especial, en el ámbito vecinal y regional.
La postura que los precandidatos chilenos tienen ante la política exterior es hasta ahora desconocida.
En lo personal, empezaría por preguntarles a dichos candidatos cómo ven ellos a Chile:¿cómo un país pequeño y marginal?, ¿como un país mediano, preocupado de mantener el status quo o como una potencia media emergente a la cual le correspondería un mayor compromiso con los asuntos internacionales?
De la respuesta que den a estas interrogantes implicará un menor o mayor énfasis en la promoción político-comercial de Chile, en la imagen que deseamos proyectar, en el grado de compromiso efectivo con la paz internacional, en el nivel de medios y recursos que se destinarán para la protección y defensa de los intereses del país y de sus ciudadanos en el extranjero, entre otras consecuencias.
Finalmente, es notorio que los temas relativos a los asuntos internacionales no acaparan el interés de los medios de comunicación ni tampoco de la ciudadanía, salvo en casos puntuales y concretos (la demanda marítima peruana ante La Haya, las pretensiones marítimas bolivianas, Malvinas, negociaciones de paz entre las FARC y Gobierno de Colombia, entre otros).
Sin embargo, y esto es lo curioso, pese a ese desconocimiento de la agenda internacional, las últimas encuestas Adimark han mostrado que el ministerio de Relaciones Exteriores de Chile continúa siendo el mejor evaluado por la opinión pública.