El Presidente Evo Morales durante la celebración del día del mar, emitió algunas expresiones que nos merecen algunos comentarios, en beneficio de las buenas relaciones entre ambos países.
En las citadas declaraciones Morales expresa que “Bolivia es un país pacifista, y la solución a su justa demanda pasa por caminos concertados por las normas jurídicas internacionales y el principio de la buena fe”.
Valoramos esas expresiones del Presidente Morales, que nos parecen muy acertadas, por lo cual, lo exhorto a superar toda retórica hostil y a prescindir de los calificativos agraviantes como los de “mal vecino”, atribuidos a Chile, con el fin de que ambos países podamos adoptar como principio rector de nuestras relaciones mutuas, los “caminos concertados del Derecho Internacional y la buena fe”, para encausar las diferencias.
Ambas naciones hermanas tenemos mucho de que beneficiarnos mutuamente si nuestras relaciones fraternas transcurrieran por este principio de convivencia.
Además cabe recordar que Chile, ha estado permanentemente dispuesto a avanzar en el camino del diálogo bilateral, con una amplia agenda que nos permiten consolidar cada vez más relaciones de complementación y reciprocidad, que es el único ámbito en el que ambos países encontrarán las respuestas comunes a los desafíos de la integración, el desarrollo, la cooperación mutua y la paz.
Reducir todo el enorme potencial de cooperación para el desarrollo mutuo y las insospechadas dimensiones que puede alcanzar el emprendimiento conjunto en materias mineras, de conectividad vial, de energía y protección de los recursos naturales, sólo a la revisión del tratado de 1904, calificándolo de “injusto” e “incumplido”, limita y restringe un futuro común de cooperación, desperdiciando las enormes posibilidades de desarrollo mancomunado, abriendo – entre otras posibilidades – espacios de acceso libre y autónomo al Asia Pacífico a través de fórmulas modernas, creativas y mutuamente ventajosas.
Chile y Bolivia tienen una vocación de paz, de integración regional y de progreso que debemos fortalecer, mediante un diálogo fluido, construyendo cada vez más, espacios de colaboración, económica, política, científica y turística, en beneficio del bienestar común de nuestros pueblos, que comparten una cultura y una historia comunes.