Miami es algo más que sol, extensas playas y famosas tiendas. También hay aportes a la cultura e intelectualidad en distintas lenguas, propio de una ciudad cosmopolita, que aglutina variedad de nacionalidades radicadas aquí y provenientes sobre todo de Latinoamérica y el Caribe.
De ahí es que también el aeropuerto internacional y el puerto marítimo estén en permanente ebullición y ampliación, en la búsqueda de comodidades para el ir y venir de sus millones de transeúntes: un túnel bajo el agua de la bahía para que entren y salgan del recinto portuario los repletos contenedores sin alterar en demasía el tránsito vehicular; un tren elevado para que los pasajeros se desplacen por la ciudad más rápido hasta y desde la terminal aérea.
La estratégica ubicación geográfica de Miami no deja de ser un punto de atracción para las gentes de América Latina, Europa e incluso del propio Estados Unidos: turistas, banqueros, comerciantes, empresarios, deportistas, cantantes, artistas de televisión, etc.
Por supuesto que es la comunidad latina la que ocupa más de la mitad de la población en este extremo sur del estado de Florida. Hace 200 años la Corona Española derrotó en estas tierras a los ingleses durante la revolución norteamericana y de ahí que muchos lugares de Florida tengan nombre en idioma español.
Entre los residentes y los visitantes dan posibilidad a mantener una amplia oferta de restaurantes de variado menú.
En uno de sus más cotizados, donde se le ve con frecuencia a Don Francisco y a otros famosos, Il Carpaccio, dentro el elegante Bal Harbour Shops, uno de sus gerentes comenta satisfecho que en esta temporada han recibido muchos comensales chilenos. “El acento los delata”, agrega.
El programa de ilustración y diversión de la cautivante ciudad, vibra en este julio con su XXVI Festival Internacional de Teatro Hispano, esta vez está dedicado a Chile “en reconocimiento a su contribución a la cultura latinoamericana”.
En la moderna y espaciosa sala del Adrianne Arsht Center for the Performing Arts, en el downtown, será la compañía teatral Imagen la que abre la temporada con “Lo crudo, lo cocido y lo podrido”, de Marco Antonio Parra y con la dirección del laureado Gustavo Meza.
Un trío de oscuros camareros encerrados en el restaurante “Los Inmortales” se empeñan en mantener las reglas vacías de un mundo caduco, esperando el regreso de las glorias del pasado.
Días más tarde subirá al mismo escenario la tragicomedia musical estrenada en el Centro Gabriela Mistral de Santiago, “Amores de Cantina”, del dramaturgo Juan Radrigán, dirigido por Mariana Muñoz. El programa del festival incluye teatro de Estados Unidos, Colombia, Argentina y México.
No es eso todo lo chileno por acá. La convocatoria a esta fiesta teatral hispana organizada por Teatro Avante, una organización local sin fines de lucro creada en 1979, incluyó el llamado a concurso para elaborar el cartel oficial del evento, cuyo resultado coincidió en que el ganador fuese el artista plástico Jaime Ferrer, un chileno radicado desde hace varios años en Miami, obra que fue presentada oficialmente en la convocatoria del Festival por el Cónsul General de Chile, Juan Luis Nilo, en una recepción ofrecida en la sede local de la Escuela de Negocios Adolfo Ibáñez.
Como no podía ser de otra manera, los canapés los puso el restaurante “Sabores Chilenos”.
Soy un convencido que esta ciudad hace rejuvenecer por lo menos los sentidos, gracias al perfume del océano y de sus flores oriundas: hibiscus, gardenias y buganvilias.
Coincido con que “aquí todos quedan deliciosamente agotados mucho antes de que se agoten las posibilidades de recorrer Miami”.