Después de Estados Unidos, España, Argentina e Italia, Chile registra una de las mayores presencia de electores peruanos, 63 mil 900, que el domingo eligieron Presidente de la República a Ollanta Humala Tasso, el nacionalista medio quecha y medio italiano, que en esta segunda vuelta electoral derrotó a Keiko Fujimori por una mínima diferencia.
Junto con Humala Tasso fueron elegidos la periodista y parlamentaria Marisol Espinoza como Primera Vicepresidenta, y el abogado Omar Chedale como Segundo Vicepresidente. Éste último lideró el proceso de extradición desde Chile al Perú del ex Presidente Alberto Fujimori.
Salvo el dramático testimonio democrático de Mario Vargas Llosa, que apoyó a Humala en contra del “fascismo” representado en su opinión por la Fujimori, los sectores conservadores reflejados especialmente por el diario El Comercio, versión peruana de El Mercurio, hicieron caso omiso de las reservas democráticas del Premio Nobel y optaron por la defensa de sus intereses económicos, más que por la preservación democrática, apoyando en la segunda vuelta a Keiko Fujimori.
La unidad latinoamericana y la concertación nacional
Dos son las metas políticas que afloran en estas primeras horas de la nueva época de Humala Tasso: La Unidad latinoamericana y la Concertación nacional.
Su gobierno mantendrá, por consiguiente, el impulso a la UNASUR, el esfuerzo de integración regional que ha logrado el consenso de todos los países sudamericanos. Sería por lo tanto un error y más que nada un prejuicio asociar este anuncio latinoamericanista del vencedor peruano a la “bolivarización” continental del venezolano Chávez.
En el plano nacional, las palabras son elocuentes: “Será un gobierno de concertación nacional”. Así lo anunció Félix Jiménez, jefe del plan de gobierno del partido de Humala, “Gana Perú”.
Al igual que en muchos países del continente, el Perú requerirá de la realización de una amplia coalición política y social que respalde al nuevo gobierno en su desafío de combatir la extrema pobreza, sin sacrificar las espectaculares cifras de crecimiento logradas por la economía durante el mandato del saliente Alan García.
Y en el caso de Humala Tasso, el nombre elegido para este esfuerzo unitario es el de Concertación.
Es decir, una coalición nacional con lenguaje a la chilena, que puede reflejar una opción de alianza entre el Centro y la Izquierda del Perú tras un gobierno que trate de compatibilizar la búsqueda de la equidad y la estabilidad económica y social.
Un ejemplo de democracia en plena globalización
La lección que nos deja esta elección de los peruanos es la universalidad de su cultura y la activa participación de sus comunidades dispersas en el mundo.
Los chilenos hemos sido testigos como nuestros cohabitantes peruanos han dado una demostración de civismo en nuestras escuelas e iglesias, cuyos locales funcionaron el domingo como sedes electorales peruanas, patentizando lo anacrónico de la negativa que la Derecha chilena ha dado permanentemente al derecho a voto de nuestros compatriotas en el mundo.