Los pasados resultados de la PSU no mostraron nada nuevo. El sistema de educación secundaria está profundamente segregado. Una muestra de ello es la brecha que se ha acrecentado con el pasar de los años, entre los colegios privados y municipales. Por ejemplo, si en 2004 la distancia entre alumnos particulares y municipales era 123 puntos, hoy es de 160 puntos.
Del total de puntajes nacionales 2013, un 9% se los adjudicó el Instituto Nacional, quienes han mantenido un liderazgo indiscutido en materia de puntajes nacionales.
Figuran en la parte alta de los rankings en indicadores PSU, aún cuando sus rivales son colegios particulares pagados, que cuentan con todo un aparataje y una maquinaria que les permite hacer las cosas de manera óptima. En este contexto, podemos decir que el Instituto Nacional es una de las instituciones más efectivas y eficientes.
Otro ejemplo de la ya conocida brecha entre colegios privados y municipales, con datos 2013: de los 100 mejores promedios Lenguaje-Matemática en la PSU, dos son Municipales, tres son Particulares Subvencionados, y los 95 restantes son Particulares Pagados. De este modo, el acceso a universidades selectivas, queda a manos de colegios Particulares Pagados.
En contraposición a la realidad anterior, los liceos emblemáticos como el Instituto Nacional, representan un caso concreto de movilidad social, dado que un gran número de sus alumnos proviene de estratos socioeconómicos bajos. Sin duda uno de los grandes bastiones de la educación pública y de calidad.
Sin embargo, se establecen brechas y comparaciones entre dos universos totalmente distintos. Al Instituto Nacional se le debe comparar con los colegios municipales, y recién en base a lo anterior, analizar las brechas y cursos de acción que deben seguir los hacedores de políticas públicas.
Con lo anterior, me permitiré el atrevimiento de responder algunas preguntas:
¿Segrega el Instituto Nacional? (*) Sí, es uno de los establecimientos más segregadores del sistema. Se debe analizar desde una perspectiva global, es decir, cuánto se está perdiendo por segregar a los mejores talentos, y concentrarlos en un solo establecimiento. Es decir, se debe considerar el costo de oportunidad, de que ese estudiante con talento, esté en un liceo emblemático, versus en otro donde pueda aportar más a sus compañeros.
¿Es malo que segregue el Instituto Nacional? Sí, es nefasto que lo haga. Es malo para el sistema en su conjunto, no así para el resultado esperado, que es entregar alumnos que en un futuro contribuirán al país con lo mejor de sus habilidades.
Bien conocido y estudiado es el efecto pares en investigación educacional, y se sabe que los alumnos menos aventajados se benefician de los aventajados, y viceversa. En el fondo, el Instituto Nacional genera un ghetto, el cual priva a los estudiantes menos aventajados, de compartir y aprender de sus compañeros aventajados, en similares condiciones socioeconómicas.
Con lo anterior, quiero dejar planteada una pregunta para reflexionar: ¿Sería más equitativa y mejor la educación municipal si no existieran los liceos emblemáticos?
Mi hipótesis es que, si no existiera tal nivel de segregación en la educación municipal, el beneficio para los menos aventajados sería mucho mayor, ya que tendrían la oportunidad de compartir y aprender de sus compañeros con mayores habilidades. El centro de mi comentario va en la línea del rechazo a medidas cortoplacistas, y de parche, como lo fue por ejemplo la creación de los Liceos de excelencia, hace un par de años.
En resumen, esta es la brecha de la que no se habla, porque cada vez que se saben resultados como la PSU, o el SIMCE, están todos -o la mayoría- concentrados en comparar peras con manzanas, y tratando de buscar soluciones a problemas que sólo se pueden solucionar de manera estructural, con un cambio profundo en la sociedad.
Desde la perspectiva patronal, a nadie le gusta que le desordenen el gallinero, mucho menos a los dueños del gallinero.
(*) Se cita esa institución, y no otra, sólo para efectos de ejemplificar.