Escuché el discurso del Presidente Piñera en la ciudad de La Paz, en directo, gracias a la tecnología que permite que TVN esté presente en muchos países del orbe.Tenía toda la mañana a mi disposición, puesto que en la tarde de ese 21 de mayo, tenía que continuar dictando el curso de “Preparación y Evaluación de Proyectos” a profesionales de los diversos ministerios de Bolivia, a solicitud del BID y llevado a cabo a través del CEMLA, una prestigiosa entidad privada de capacitación superior de ese país.
Cuando se está en el extranjero siempre nace del alma un sentimiento de nostalgia por su patria, se mira con orgullo los logros alcanzados y se juzga con mayor ecuanimidad los resultados de una gestión de gobierno que ha logrado poner a Chile en el umbral del desarrollo, cuando las cifras indican que muy pronto podríamos alcanzar los 20.000 dólares per cápita.
Lo anterior significa que una familia compuesta por la pareja y tres personas, le correspondería 100.000 dólares anuales, o sea, cerca de 50 millones de pesos por familia.Este notable logro no es sólo producto de la acción del gobierno de Piñera, es el logro de Chile como nación.
Sin embargo, no se puede olvidar la gran crisis que el neoliberalismo, implementado y sustentado por la misma derecha que apoya al actual presidente, generó en 1983, cuando los bancos de desplomaron como consecuencia del alto costo del dinero que permitieron a ellos cobrar tasas de interés, por ocho años consecutivos, a un promedio de UF más 43% anual, intereses que obviamente el sector productivo y las empresas no pudieron cancelar, más aún cuando el tipo de cambio se fijó y se mantuvo constante en 39 pesos por dólar durante 30 meses, en ese mismo período y con una inflación interna muy superior a la internacional, lo que destruyó aún más la economía chilena, afectando especialmente al sector exportador.
Como consecuencia de la crisis, el PIB decreció en más de un 15%, mientras que la cesantía se empinaba a más de un 30 %. En esos tiempos el presidente Piñera era Gerente General del banco de Talca, banco que desapareció con la crisis.
Sin duda que Chile aprendió de esa dura y regresiva política económica que tanto perjudicó a los más pobres, a los más desprotegidos de la sociedad chilena y por cierto a los trabajadores quienes debieron sufrir los rigores de un ensayo económico de dolorosas consecuencias para ellos y para Chile.
Es cierto que el país comenzó a crecer posteriormente a ese colapso. También es cierto que cuando se decrece tanto, recuperar lo perdido es menos complejo que crecer cuando se ha llegado a los niveles que Chile ha alcanzado.
A mis alumnos de la Escuela de Economía y Negocios de la Universidad de Chile, les comento que cuando un atleta de salto alto logra, por ejemplo, llegar a los 2 metros y después tiene una lesión que sólo le permite llegar a 1.60 metros, una vez superado el inconveniente, no le será muy difícil recuperar su record. Lo verdaderamente complejo es superar los dos metros. Lo mismo ocurre con la economía.
Las rectificaciones efectuadas en las postrimerías del gobierno militar, entre 1984 y la fecha del plebiscito el 5 de octubre de 1988, permitieron al país recuperar lo perdido en la crisis de 1983, pero sin lugar a dudas que el gran crecimiento económico de Chile se logró durante los gobiernos de la Concertación, quienes generaron confianza internacional y un desarrollo económico vertiginoso en libertad y democracia. Así, Piñera recibe al país con cifras extraordinariamente positivas después de 20 años de gobierno de la Concertación.
Quisiera dar un solo dato: en los tres primeros años del gobierno de don Patricio Aylwin, el crecimiento promedio del valor de las acciones del Índice de Precios Selectivos de Acciones (IPSA) alcanzó un 652 %, crecimiento jamás igualado por ningún otro gobierno de la historia de Chile.
Sostener, como lo señala el presidente Piñera, que los grandes logros de su gobierno han sido la capacidad de crecer, de crear empleos, de mejorar los salarios, fortaleciendo los equilibrios macroeconómicos y manteniendo la inflación bajo control, es una realidad innegable, ¿qué duda cabe?
Pero también es innegable que la base de sustentación de estos logros pertenecen a la Concertación con los tratados de libre comercio, la confianza y simpatía que despertó en el mundo entero la recuperación de la democracia y la libertad. El gobierno militar no logró ningún tratado de libre comercio.Precisamente la enorme fortuna personal que amasó el presidente Piñera, la logró durante los fructíferos 20 años de gobierno de la Concertación.
Sin embargo a Chile le falta mucho para que el desarrollo logrado llegue a la gran masa de los chilenos, quienes observan con decepción una pésima distribución del ingreso y resultados muy pobres en cuanto a la seguridad ciudadana, el orden público, la delincuencia, la igualdad de oportunidades, las usureras tasas de interés cobradas a los trabajadores en las tiendas del retail, el sistema previsional, las AFP y las ISAPRES, empresas que muestran utilidades escandalosas, administrando dineros que le pertenecen a los trabajadores chilenos, quienes se deben conformar con pobrísimas jubilaciones y una precaria atención de salud, frente a esas ostentosas ganancias.
Por otra parte el chileno observa cada vez con mayor indignación, los abusos que se cometen a diario en la educación, en la letra chica, en el aumento de comisiones no consentidas, en las tasas de interés que se les cobra, en los acuerdos espurios de los empresarios quienes logran grandes ganancias abusando con los precios de los medicamentos y así abusos tras abusos.
El verdadero desarrollo, al que debe aspirar Chile como nación, no es el que puede mostrar 20.000 dólares per cápita, sino que es aquel que sustentado en valores éticos fundamentales, reconoce que el desarrollo y la economía deben estar al servicio del hombre y no de los grandes intereses capitalistas de los grupos económicos nacionales y extranjeros, quienes en definitiva son los verdaderos dueños de los 20.000 dólares per cápita.