Se ha afirmado que Chile se encuentra a las puertas del Desarrollo y que, de seguir las tendencias actuales, ello se lograría en 4 o 5 años más.Sin embargo, para obtener esa meta se recurre a un indicador específico, el ingreso per cápita. Si bien es cierto esta categoría ayuda a sintetizar el nivel de vida y de bienestar de un país, también es evidente que adolece de numerosos inconvenientes. De lo contrario, muchos países ya habrían logrado esa condición aunque otras variables muestran cuán lejanos están de ello.
El PIB tiene una gran limitación pues solo refleja parcialmente las condiciones de la producción económica del país, sin considerar otras variables decisivas para indicar el bienestar de una nación.Algunas son los logros políticos, culturales y sociales, así como los factores de democracia interna, libertad personal, igualdad, solidaridad, tranquilidad social o conservación del medio ambiente.
En definitiva, el Desarrollo es un proceso integral en que la sociedad va superando diferentes exigencias de una manera sucesiva, en que los diversos factores que intervienen se van robusteciendo entre ellos.
En la medida que una variable mejora individualmente puede arrastrar el progreso de las otras, pero también puede generar escollos difíciles de superar. Puede ser que Chile se encuentre es esta etapa de su evolución.
También se puede considerar al Desarrollo como un proceso en que la superación de las crisis es el motor del dinamismo y el progreso. Pero puede acontecer que la sociedad no esté en condiciones de superar estos desequilibrios, lo cual la lleva a mantenerse en la situación original, provocando el estancamiento e incluso un retroceso.
En el caso de Chile, puede señalarse con propiedad que éste se encuentra en esta situación propia de los países que están en una etapa intermedia de su Desarrollo, ya que ha estado acumulando un conjunto de problemas que no han tenido solución, aunque simultáneamente muestra un rápido crecimiento del PIB y del empleo, con una favorable situación macroeconómica.
Esto determina que Chile todavía está más cerca de América Latina que de los países de la OECD. Existen elementos claros que lo explican.
• El progreso ha sido desequilibrado y en este trayecto también ha ido acumulando una serie de trabas y problemas que lo colocan en una difícil disyuntiva, que ya han sido objeto de signos de malestar en la sociedad, que terminaron por agudizarse y expresarse con las manifestaciones ciudadanas de 2011.
• Por otra parte, es incuestionable que en Chile existen importantes factores que se han comportado como verdaderas trabas al Desarrollo, entre ellos podemos enumerar: un sistema político que tiene un respaldo ciudadano debilitado; la concentración del poder en Santiago; los temas pendientes como las demandas mapuches; las tareas inconclusas y dilatadas como la Modernización del Estado.
• Junto con lo anterior la desigualdad se ha convertido en un tema prioritario que se expresa en todos los ámbitos de la convivencia. Su principal manifestación está en la calidad de la educación a que tiene acceso la población, pues tiene efectos de largo plazo que serán difíciles de corregir en el futuro.Una realidad similar ocurre con el acceso a la salud.
En cuanto al empleo, si bien ha crecido con rapidez en los últimos años, muchas de las nuevas ocupaciones son precarias y con bajas remuneraciones, lo que además da cuenta de un sistema nacional de capacitación que requiere de modificaciones de fondo.
Todos los elementos anteriores evidencian la vulnerabilidad de las clases medias, a causa de la situación de riesgo e incertidumbre en la que vive una parte importante de la población, afectada por el porvenir de los hijos que estudian, la ocurrencia de una enfermedad catastrófica, la cesantía o el excesivo endeudamiento con las entidades financieras y crediticias.
• La concentración productiva. El crecimiento de las grandes empresas ha sido mucho más rápido que el de las PYMES, a causa de la carencia de políticas que fomenten a las últimas, y a que los mercados internos han estado escasamente regulados. A ello se suma la necesidad de evaluar las estrategias de fomento productivo; de otorgar protección a los consumidores y de realizar profundas modificaciones a la legislación laboral.
• Otros y nuevos problemas. Sólo para no olvidarlos podemos enumerar: la ausencia de una planificación urbana moderna; la mala calidad de las viviendas y su entorno; la carencia de vida comunitaria como resultado de los barrios inhóspitos donde viven los sectores de menores ingresos; los fracasos de la política de seguridad ciudadana; el hacinamiento carcelario. Y, entre los nuevos problemas, los que tienen mayor urgencia son los de energía; los de preservación del medio ambiente y los derivados de la falta de una política clara para abordar el tema de la inmigración.
La amplia variedad e importancia de las materias que se han enumerado requieren de poder político para ser implementados y priorizados, pues existen resistencias de todo orden para avanzar en sus soluciones. Otro requisito es contar con el financiamiento de largo plazo indispensable para la ejecución de muchas de las políticas, especialmente las de carácter social que buscan mejorar la desigualdad, lo que implica, necesariamente, una reforma tributaria que asegure la disponibilidad de recursos.
Con los actuales niveles de desigualdad y de concentración productiva, se empiezan a debilitar las posibilidades de alcanzar el desarrollo y mantener el crecimiento. Por ello, se necesitan cambios urgentes, porque se han ido acumulando problemas y porque el país se transformó.
Leer versión extendida en: http://www.asuntospublicos.cl/2012/12/para-lograr-el-desarrollo/