Hace algunos días tuve la oportunidad de ver en EEUU, el documental sobre la educación llamado “Esperando por Superman” el que relata cómo, pese al aumento en recursos económicos durante los últimos 30 años, la educación no ha mejorado en nada. Lo que le da el nombre a esta película es la ilusión que tenía un niño a mediados del siglo pasado de que un día llegaría Superman, se encargaría de los “malos” y solucionaría todos sus problemas. Ahora, ese mismo niño, ya un adulto y profesor, sigue esperando al superhéroe, ¿le suena conocido?
Pero no hablaré de la educación en esta columna, sino de las Pymes y siendo aun más específico de las pesqueras. Por largo tiempo las pequeñas y medianas empresas pesqueras esperaron por su superhéroe.Recordemos que las pymes pesqueras –al estar toda la cuota industrial asignada a un número reducido de empresas- compran su materia prima de algunos artesanales y el sobrante de las empresas que están verticalmente integradas (que tienen barcos y plantas de proceso), lo que, desde hace algunos años, es prácticamente nada.
Con la llegada del ministro Juan Andrés Fontaine a la cartera de Economía, justo en el período que se debía renovar la Ley de Pesca – que asignó el año 2001 cuotas individuales y por ende cerrando el sistema a nuevos entrantes- las expectativas de las pymes mejoraron sustancialmente.
El ministro no sólo había entendido que era necesario abrir el sistema a la competencia vía licitaciones transparentes de parte de las cuotas de pesca, sino que había enfrentado al poderoso Consejo Nacional de Pesca (CNP), enrostrándoles que sus decisiones habían terminado por sobreexplotar los recursos e informándoles que ya no participarían de la determinación de cuotas de pesca en la nueva ley.
Lamentablemente, esta decisión de Fontaine, lo llevó a enfrentarse con los poderes fácticos que quieren seguir manejando el sistema pesquero y no permitir la entrada de terceros al negocio vía licitaciones. Esto y el hambre política de la UDI, habría gatillado su salida del ministerio de Economía a mediados del año pasado, siendo reemplazado por Pablo Longueira, quien al llegar al ministerio se declaró como un fuerte defensor de los consumidores y de las pymes. Es decir, para las pymes pesqueras la situación no podía ser mejor, ¡había llegado… Superman!
A poco andar la verdad se hizo evidente. El ministro Longueira buscó una fórmula para poner las licitaciones en la ley pero hacerlas inoperantes, es decir, les cerró las puertas a las pymes para poder acceder a materia prima vía adquisición de cuotas.
Además, replicó el sistema del CNP: poner pasos intermedios entre la determinación científica de cuánto se puede pescar de un recurso pesquero y la “cuota final” que se entrega para ser repartida entre los actores. Estos son los llamados Comités Científicos, a lo que se suman las intervenciones de la subsecretaría de Pesca en el proceso, que no son otra cosa que oportunidad para que los beneficiados con las exclusividades de las cuotas manejen el sistema.
Lamentablemente, para la pymes pesqueras, el proyecto de Ley de Pesca que hoy se encuentra en el Senado conocido como “Ley Longueira”, le pone el último clavo en el ataúd de la libre competencia, la innovación, la transparencia y el de las propias pymes.
Después de esta ley no habrá superhéroe que pueda salvar las pesquerías del país y no habrá motivo alguno para seguir esperando por Superman.