Como se puede ver, el mundo de la pesca artesanal esta revuelto a raíz del proyecto que ha enviado el Gobierno al Parlamento para modificar la Ley General de Pesca. Al iniciarse este proceso, en tiempos del ministro Juan Andrés Fontaine, en representación de ANAPESCA AG, tuvimos ocasión de dialogar con él acerca de los temas más relevantes del proyecto que estaba en estudio, quedándonos claros varios conceptos básicos:
1.- El ministro mostró una clara intención de hacer la sustentabilidad de los recursos la piedra angular del nuevo proyecto.
2.- Nos comunicó en forma clara y precisa que el Sr. Presidente de la República había impartido instrucciones de incluir en el proyecto la subasta o licitación de cuotas de pesca en la fracción industrial de la cuota global.
3.- La licitación no incluiría a la fracción artesanal de las cuotas globales y por lo tanto no afectaba a los pescadores artesanales.
Posteriormente, al ser nombrado ministro de Economía, el Sr Pablo Longueira, el proyecto del gobierno cambió en forma importante y se mezcló al sector artesanal en la discusión, arguyéndose que era afectado por la subasta o licitación y, por lo tanto, debían ser parte de una mesa de trabajo destinada a obtener el consenso sobre la materia.
La “mesa de consenso” se constituyó en la subsecretaría de Pesca, donde se logró acuerdo entre las directivas de las principales entidades artesanales, las directivas de los trabajadores de la industria y la gran industria pesquera, todos declarados opositores a la idea de licitar las cuotas de pesca.
Como excepción a la regla, se incluyó también a un proponente de la licitación: el representante de PYMEPES, a quien se le dio poca o ninguna oportunidad de defender su posición.
Al ver la composición de esta “mesa de acuerdo”, no es difícil imaginar lo que sucedió: marcha a paso regular de las asociaciones industriales con las directivas artesanales en desfile de oposición a la licitación de las cuotas industriales, con la honorable excepción de un dirigente artesanal, que se retiró de la mesa a pesar que se le ofrecieron importantes “tentaciones” por su apoyo.
Este puchero que ha cocinado el ministro Longueira huele mal, olor que han detectado las bases artesanales quienes se sienten traicionados por las directivas centrales y exigen revisión del proyecto de ley.
El ministro Longueira, en su afán de satisfacer los deseos de su tienda política, estrechamente unida a la gran industria pesquera, no ha visto lo que parece obvio a cualquier observador: los pescadores artesanales no pueden ver con buenos ojos que se les asigne a los mayores industriales pesqueros, a perpetuidad o largo plazo, gran parte de los recursos pesqueros de Chile, bloqueando efectivamente su acceso y el del resto de los ciudadanos a esos recursos.
Esta ha sido, en los pasados veinte años, la triste realidad de la pesca artesanal: el gobierno de turno, influenciado por la gran industria ha propuesto, y ahora propone nuevamente, cambios relevantes que empeoran las condiciones de los pescadores artesanales y que en definitiva los llevará inexorablemente a su extinción.
Así, durante gobiernos anteriores se abrieron las inscripciones de los registros artesanales en tres ocasiones y permitió la entrada de una serie de pescadores “virtuales” asociados a la industria y financiados por ésta.
Así también se estableció el régimen de distribución de cuotas, RAE, que permitió a la subsecretaria de Pesca asignarles cuotas a estos pescadores “palos blancos”, de hecho transfiriendo cuotas artesanales a la industria.
Así, durante este gobierno, se aprobó la llamada ley miscelánea, que permite la transferencia de cuotas artesanales a las industrias. Todas estas iniciativas tienen un solo objetivo: la eventual desaparición de la pesca artesanal.
A todo esto, uno se pregunta ¿dónde están los dirigentes de las asociaciones gremiales artesanales?
¿No se dan cuenta que sus intereses han sido comprometidos a cada paso que se da al respecto?
Curiosamente, con pocas excepciones, han apoyado con entusiasmo casi todas estas medidas.Si no fuésemos mal pensados, creeríamos que el poder de convencimiento de la gran industria pesquera pareciera fenomenal.
En este momento el proyecto de ley es considerado por la Cámara de Diputados en primer trámite constitucional y es necesario que los diputados y eventualmente los senadores, vean la realidad de los hechos y corrijan de una vez por todas estas aberrantes tendencias.