El Mercurio del día 20 de febrero del 2012 publica que se ha elevado en un 22% el tiempo de sobre vida en Chile, respecto a la edad de Jubilar.
Esto implica que las mujeres que en 1985 podían vivir hasta los 84 años, hoy pueden llegar con facilidad a los 90 años y los hombres podemos llegar a los 85 años.
Un experto, allí citado, señala que “por cada 10 años, los chilenos viviremos en promedio, un año más”
Esta noticia podría ser indicadora de grandes éxitos en materia de calidad de vida y motivo de justa alegría, sino fuera por las injustas diferencias existentes en Chile en tantos ámbitos, especialmente en las pensiones.
En efecto, esta es una buena noticia para los miembros de las Fuerzas Armadas y sus familiares, ya que podrán vivir más y disfrutar de sus seres queridos, por cuanto disponen de un muy buen sistema de salud y una pensión digna, superior al 70% de su sueldo en actividad, de por vida.
Esto tiene un costo alto, por cierto, que hemos asumido todos los chilenos y que debe mantenerse en lo esencial, eliminando sólo algunas medidas que ya no tienen justificación.
Pero es una pésima noticia para los afiliados a las AFP, casi 9 millones de chilenos, ya que casi un millón de ellos están percibiendo pensiones inferiores al 40% de su última remuneración, según lo reconoce hasta El Mercurio en la edición indicada.
Esta noticia no es nueva para cientos de miles de pensionados actuales.
Entre los numerosos casos que conocemos en ACUSA AFP, está el de una matrona, cuya jubilación le bajó 20% este año y a la que, la Superintendencia de Pensiones le ha informado por carta que seguirá bajando el resto de los años.
Y ocurre que esta monstruosidad es legal. En la Circular 1792 del 27 de Diciembre de 2011, la Superintendencia fijó las nuevas tablas para determinar las pensiones de Retiro Programado, lo que ha provocado una disminución brutal de las pensiones.
Para que el lector tenga una idea apropiada del impacto, le recordamos que la grave crisis que se vive en Grecia ha obligado a disminuir en un 20% las pensiones más altas y postergar dos años la edad de jubilar. La culpa, por cierto, ha sido de los grandes especuladores internacionales y de una clase política que no estuvo a la altura de sus deberes, no de los trabajadores.
¿Por qué pasa esto en Chile? Porque el sistema está diseñado para que ganen los dueños de las AFP y no para defender a los trabajadores.
Y eso es responsabilidad de los que han dirigido al país en estos 30 años y de los afectados que no nos organizamos para impedir más abusos.
¿Por qué bajan las pensiones de retiro programado? Porque el sistema suma lo que ahorraste y las eventuales ganancias y le resta la pensión que recibes y los costos de las AFP.
Y si además, te meten en una tabla en que vivirás más años, tú y tus beneficiarios, la pensión será cada año más baja. Sólo al llegar a un determinado umbral, poco antes de morir, podría estabilizarse.
¿Por qué no se considera el caso de pensionados con enfermedades terminales, a los que este método los daña adicionalmente? Porque con estos cálculos actuariales te pueden calcular el valor de un dedo, de un brazo o un ojo, pero el sistema no es humano.
Las AFP insisten en que se debe incrementar el aporte de los trabajadores, especialmente de los que han estado cesantes y otros de sus defensores insisten en más recurso de los trabajadores y postergar las edades de jubilación.
La Reforma de la Presidenta Bachelet del 2008 fue un cambio espectacular para los más pobres, a costo del Estado, por cierto. Creó parches mínimos para la clase media, subsidios para las AFP, también de costo fiscal, y mantuvo el sistema con nuevos regalos, como una exención adicional de IVA, para las AFP.
Un académico que defiende las AFP, reconoce en El Mercurio que esa reforma del 2008 contempló el aumento de las expectativas de vida para los más pobres, pero que no se incluyó a los grupos medios.
Para enfrentar esa omisión sugiere, “acostumbrarnos a ver más integrados en el mercado laboral a los mayores de 60 o 65 años”, como si fuera tan fácil encontrar empleo a esa edad.
Somos partidarios de facilitar el trabajo de los pensionados, pero sobre todo queremos que haya una Seguridad Social digna, con aporte tripartito para la previsión y la salud, que son parte integrante de este concepto y por ello, trabajadores, patrones y el Estado deben concurrir a su financiamiento, como ocurre en una abrumadora mayoría de los países del mundo.
Además, rechazamos el concepto de “mercado laboral “, ya que como lo enseña la doctrina social de la Iglesia Católica el trabajo humano no es una mercancía, como las papas, o el cobre, es la manera en que cumplimos los creyentes los deseos del Creador y los que no tienen este Don, sus anhelos de justicia y paz.
El sistema de AFP es una ruleta rusa para los afiliados y una mina de oro para los dueños de ellas.
Por ello, este 2012 debe ser el año del comienzo del Fin del lucro en Previsión, Salud y Educación.