El Gobierno envió al Parlamento un Proyecto de Ley que establece como derecho irrenunciable de los trabajadores del comercio, el feriado del 19 de septiembre, iniciativa que tiene antecedentes en años anteriores y en otras festividades.
Sin duda, esta iniciativa se justifica plenamente si consideramos los extensos horarios que cumplen los trabajadores del retail y de quienes prestan servicios en turnos rotativos los fines de semana en malls y supermercados.
Los alcances sociales de esta medida son innumerables, ponen en el tapete el derecho de los trabajadores no sólo a recibir un sueldo digno, sino también, a disponer de condiciones laborales adecuadas y de acceder al descanso y a la recreación.
Recordemos que se exceptúan de esta norma los almacenes o pequeños locales comerciales que sean atendidos por sus propios dueños, los pubs, restaurantes, cines, cabarets, discotecas y ligados al turismo.
Como era de esperar, estas iniciativas son mal recibidas por el Retail el que se empeña por convencer a la población que, si el 19 el gran comercio cierra sus puertas, podría afectar el crecimiento económico, al turismo y a las pequeñas y medianas empresas.
Así desde distintos frentes insisten en imponer su opinión con declaraciones como: “estas medidas deben ser analizadas en profundidad”. No se trata, dicen, de estar en contra de que los trabajadores pasen más tiempo con sus familias, pero también se debe pensar que el feriado puede afectar al crecimiento. Y luego celebran que este proyecto rija sólo para este año y por una sola vez.
A estas voces se han sumado otras con argumentos que buscan convencer a la opinión pública que su aplicación afecta, en especial, a los pequeños empresarios.
Sin embargo, estas opiniones no representan al sector, sino a las grandes cadenas y al retail.
Por el contrario, la organización que presido afirma de manera categórica que esta medida nos beneficia. Cabe considerar que en su gran mayoría la micro y pequeña empresa, sector al que representa la Conupia, es de carácter familiar.
Es este sector y no las grandes compañías, el que ha visto disminuidas sus ventas en forma progresiva por la irrupción brutal del retail en los mercados de alimentos, ropa, bienes para el hogar, librería, farmacia, ferretería, y otros.
Por lo tanto, un día de cierre del retail, significa una oportunidad para que cientos de miles de micro y pequeños comerciantes recuperen en parte la venta que les usurpa diariamente la gran empresa.
La creciente concentración de nuestra economía y particularmente del comercio, permite que medidas como estas sea un paso importante para empezar a nivelar un poco la cancha.
La diferencia de tamaño entre el pequeño y gran comercio genera diferencias en la productividad de cada uno.
Los pequeños comerciantes compran las materias primas e insumos a precios mucho más altos que los grandes, y pagan hasta 10 veces más por los créditos.
Por eso, es urgente que el gobierno implemente regulaciones para evitar esta concentración. También, que al amparo del Estatuto Pyme (que señala que, dada la desventaja competitiva de las pymes, el Estado debe discriminar positivamente en favor de ellas), genere políticas públicas orientadas a eliminar y reglamentar el descuento por volumen.
Los dirigentes gremiales que representamos a la pequeña empresa, apoyaremos todas y cada una de las medidas que se desarrollen en el sentido señalado, para que el crecimiento sea realmente desarrollo y se acompañe de una distribución mucho más justa.