11 oct 2015

Neruda, la ardiente paciencia

Ha concluido recién en Santiago el Segundo Panel de Expertos del más alto nivel internacional dispuesto por el tribunal a cargo del proceso y que – con el apoyo del Servicio Médico Legal y de destacado especialistas chilenos – busca esclarecer la existencia en las osamentas de Pablo Neruda de gérmenes responsables de su envenenamiento. Esto a la luz del reciente hallazgo de Staphylococcus aureus en dichas osamentas. Evidencia seria y contundente que refuerza las fundadas presunciones de asesinato del Premio Nobel.

La  realización del importante encuentro científico, al que asistieron representantes de los primeros querellantes, de familiares del poeta igualmente partícipes de la causa, los máximos dirigentes de la Fundación Neruda e invitados especiales, fue posible gracias a la cooperación del Programa de Derechos Humanos del ministerio del Interior y del propio Ministerio cuyo subsecretario concurrió a saludar a los peritos llegados desde diversas naciones.

El suceso además desmiente la falsa información entregada el 2013 por conocidos medios de prensa de nuestro país que, tras concluir el Primer Panel, dieron por “terminada la investigación del caso Neruda” descartando por su cuenta la participación de terceras personas en el hecho. La realidad es diferente y vale la pena un breve recuento.

Pablo Neruda, militante comunista desde 1945, senador, embajador, pre candidato a la presidencia, militante antifascista, defensor de la España  Republicana, del campo socialista, de la URSS, de la Revolución Cubana, miembro del Comité Central del Partido Comunista de Chile hasta su muerte, era, en especial en esos años de la llamada Guerra Fría, un claro objetivo para los aparatos de inteligencia norteamericanos y para la naciente dictadura de Pinochet.

De hecho la CIA había seguido sus pasos y su trayectoria desde mucho antes. No olvidemos nunca que la relación entre los bárbaros y la cultura puede resumirse en el apotegma del militar fascista español que gritó en su minuto “¡Muera la inteligencia!”

Neruda muere en extrañas circunstancias la noche del domingo 23 de septiembre de 1973 en la clínica Santa María, horas antes de partir a México como invitado especial del gobierno de ese país en el que había vivido y trabajado durante años, en donde mucho se aprecia su vida y obra y en donde se habría constituido sin duda en una gran figura del exilio.

La clínica Santa María fue intervenida militarmente el día mismo del golpe.Desconociendo ese importante dato, Neruda fue trasladado allí tanto por su seguridad (téngase en cuenta que su casa de Isla Negra y las otras ya habían sido allanadas y saqueadas por los golpistas) como por la presencia de un médico que conocía de sus problemas de salud.

Problemas que eran reales, pero no auguraban el fatal desenlace y mucho menos en pocos días. Es la opinión de médicos que le habían examinado y atendido poco tiempo antes del golpe.

Hoy se comprueba que, ingresado a la Clínica, algunos de los médicos que allí lo “asistieron” son los mismos que están actualmente procesados por el homicidio del ex Presidente Eduardo Frei Montalva y, sugestivamente, la misma enfermera es la que inyecta a ambos. La ficha clínica del poeta no ha sido entregada hasta el día de hoy por el establecimiento.

A propósito del hallazgo referido, es preciso tener en cuenta que el químico de la Dina, Eugenio Berríos, reiteró públicamente que una forma eficaz de librarse de los “indeseables” era inyectarles precisamente Staphylococcus aureus. En relación a lo cual recordemos que a esas fechas ya había elementos químicos en el país, que fueron usados en crímenes como los del cuartel Simón Bolívar y en los casos de José Tohá, Carmelo Soria, del presidente Frei y muy probablemente en el caso de las muerte del general Lutz y otros.

Hay más “detalles”. Como que el médico que firmó el certificado de defunción no la constató personalmente y que por otra parte se ha demostrado de modo contundente que el poeta no se encontraba en estado de “caquexcia” como reza ese certificado.

Existe además otro de los médicos de la época, actualmente en funciones, que se contradice, miente, crea personajes inexistentes… Este personaje, que fue parte también del equipo que trató  a Eduardo Frei  en el mismo piso cuarto de la misma clínica, fue contratado por la dirección del establecimiento, como ya dijimos a cargo entonces de un oficial de ejército, al día siguiente del ingreso de Neruda a la clínica. ¿Coincidencia?

Por otra parte consignemos que en el juicio relativo a la muerte del presidente Frei este personaje intenta cambiar esa fecha de ingreso.

Lo cierto es que el voluminoso expediente  judicial contiene hoy un sustantivo y elocuente conjunto de evidencias que ratifican plenamente  las denuncias y el testimonio inicial del señor Manuel Araya, chofer de Neruda.

Sin desconocer la importancia que tienen las declaraciones de la propia Matilde Urrutia, esposa del poeta, quien – tiempo después de la muerte del Premio Nóbel – hizo pública su duda y recordó aquella sospechosísima inyección en el abdomen de la tarde del aciago 23 de septiembre de 1973.

Puede afirmarse hoy que la histórica querella rol número 1038 – 2011 tenía pleno fundamento y que la verdad se  abre paso.  A este propósito vale la pena consignar las palabras finales del ministro Mario Carroza cuando  abrió el encuentro: “Las especialidades interdisciplinarias que conforman este panel de expertos, permiten augurar que la ciencia puesta a disposición de la investigación judicial, abarcará y permitirá dar prudente respuesta a la interrogante planteada, evitando conclusiones alejadas de la profusa cantidad de datos e información que existe en el proceso, a pesar que uno de los obstáculos que la investigación debió soslayar fue justamente la ausencia de la ficha clínica del poeta, que aún no damos por perdida.”

“De esta manera la labor del Poder Judicial queda supeditada al trabajo de este panel, esperando por ende poder decir con autoridad, que nuestra labor está cumplida”.

“Damos así inicio al trabajo del panel de expertos citando parte de las palabras pronunciadas por el Poeta en el año 1971, al concluir su discurso con el cual recibe el Premio Nobel de Literatura, y referirse a la frase del poeta francés Arthur Rimbaud : “Solo con una ardiente paciencia conquistaremos la espléndida ciudad que dará luz, justicia y dignidad a todos los hombres”. Gracias por haber aceptado esta tarea.”

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