El video que se viralizó estos días a través de las redes sociales sobre un grupo de jóvenes teniendo relaciones sexuales con una joven a la que llaman “Fifi”, es la manifestación de un mundo donde ser padre es más difícil que nunca. No se trata de un juicio moral sobre la libertad sexual de los jóvenes, sino sobre la publicación de un hecho tan íntimo, que al ser expuesto, podría tener repercusiones brutales para los mismos jóvenes y sus familias.
Nuestra misión como Sename es prevenir y proteger a los niños del abuso de cualquiera de sus derechos. En este caso, el abuso que quedó en evidencia no es sólo sexual, sino la violación a la privacidad de niños y niñas entre 13 y 15 años de edad.
La sexualidad de los adolescentes es un hecho que requiere nuestra máxima preocupación porque, precisamente, se encuentran en un período de vida en el que se “adolece” del suficiente criterio y capacidad emocional para tomar decisiones libremente. No hay libertad cuando no se tienen alternativas, cuando no se conoce o sabe lo suficiente para decidir por una u otra opción. Ahora mismo vemos como tres jóvenes están poniendo a prueba sus límites, pero sin ser conscientes de las consecuencias de sus actos.
La sexualidad y el sexo es un derecho universal, no cabe ninguna duda, pero debemos educar para que este derecho se manifieste adecuadamente, porque no se trata de prohibir o reprimir, sino de encausar el placer y convertirlo en una vida sexual saludable, afectiva y plena, que haga de esos jóvenes personas felices, no adultos avergonzados que hayan crecido bajo la sombra del juicio social.
Como servicio interpusimos una denuncia ante la PDI para dar con los responsables de la publicación del video, y solicitamos eliminarlo de todas las redes sociales. Estos niños están siendo víctimas de un abuso, aunque ellos mismos aún no lo sepan. Es más, es un hecho que esta transgresión corresponde al delito de producción de material pornográfico, lo quees castigado con penas de cárcel.
Antes de terminar, quiero ser enfática en asegurar que no admitiremos ningún tipo de abuso a los derechos de nuestros niños/as y adolescentes; levantaremos toda nuestra red para protegerlos, incluso cuando sean ellos mismos quienes lo califiquen como un “acto consentido”.