04 jul 2014

¿Cansancios?

Sí. Cansancio, impotencia, a veces también, indignación.No son los únicos sentimientos, cómo no, que tenemos quienes habitamos esta única “isla del éxito”.Pero tienen un lugar importante en el corazón de nuestra sociedad pos dictadura.Uno se cansa de ver la desidia de nuestras elites enfrascadas en puntos y comas.Uno se cansa de ver la indiferencia campeando en la vida social.

Sí, cansancio frente al cinismo, la mentira, las desigualdades, la violencia bajo distintas expresiones. También muchas veces, impotencia. Allí tenemos la situación del chofer y dirigente del Transantiago que se quemó a lo bonzo hace muy poco.

¿Hubo cámaras para él? ¿Fue entrevistado en su cama de hospital? ¿Recuerda cómo se llama? ¿Fueron a golpear la puerta de su casa? ¿Cuál fue la reacción de la élite política y la autoridad ?

Qué falta hace por momentos un movimiento como el Sebastián Acevedo, encabezado por un cura notable, como José Aldunate SJ. Más voces para los miles sin voz que poblamos y vivimos aquí.Hay temor.Cómo no. A perder el trabajo. A ser reprimido.

Ayer en un programa de televisión se dieron a conocer situaciones vividas por soldados conscriptos en el Golpe Militar y después.Si la mitad de lo allí testimoniado es cierto, es suficiente para darnos una idea de labrutalidad y deshumanización que sufrió el Ejército y las otras ramas de las FFAA llevando a cabo el fatídico Golpe el año 73.

No hubo compasión frente al dolor de compatriotas, aunque fuesen niños. Pero claro, el conocimiento público de documentos que avalan lo sucedido y recogidos en la Comisión Valech II están sujetos a “secreto” durante 50 años. Sí pues, hay que proteger la “paz social”.

Uno puede preguntarse ¿qué sabemos los ciudadanos hoy del tipo de formación que se da a los nuevos miembros del Ejército o de Carabineros y sus Fuerzas Especiales, por ejemplo?

¿Qué incidencia tenemos en ello, además de financiarlas obviamente? Lo escuchado y visto en ese programa da vergüenza ajena. Y la mayor parte de esos soldados eran y son gente sencilla. Cuando se trató de entrevistar al ministro del ramo para preguntar sobre este tema, la periodista recibió el típico trato paternalista del poder: sonrisas y palmoteos.

Cansancio provoca ver a personas que participaron en hechos deleznables e indignos como la quema de los jóvenes Rojas De Negri y Quintana, buscando subterfugios para justificarse : que no supe, que no se veía bien, que ellos mismo se incendiaron; que Carmen Quintana quizá buscaba “beneficiarse” con un hecho de este tipo.¿Sabe cuánto le dieron al oficial responsable de esa acción? Pues 600 días. Que ni siquiera tuvo que cumplir al parecer.

Pero al joven que disparó a un cabo de carabineros, 40 años. ¿Qué derecho es el derecho no le parece? Por supuesto, parte del cansancio existencial es constatar día a día que hay vidas de primera, de segunda y de tercera clase. Es decir, vidas que valen más que otras y son a proteger.

Y otras que, bueno, no tienen poder, dinero o influencias para hacerse valer a si mismas.Para sobrevivir en lo cotidiano nos hemos privatizado, y como bien señala C.Warnken en una de sus columnas, el modelo neoliberal ha sido interiorizado por buena parte de nuestros compatriotas en sus hábitos, valores, conductas.Es lo mejor para su dominio y perpetuación.

El mercadismo neoliberalista puesto como el nuevo dios mortal ante el cual hay que rendirse y sacrificarse so pena de los peores infiernos, marca un antes y un después en la historia nuestra y lo permea todo (incluido el fútbol ).

Instaura el principio, como dicen algunos, según el cual no se puede vivir si no es derrotando al otro. Por lo mismo la violencia contra el hermano se convierte en uno de los motores de la marcha del sistema.

Pobre libertad es la que habríamos ganado, la libertad del más fuerte para someter al otro. Linda ética para la vida esta, ¿no le parece?

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