Me atrevo a asegurar que de las 34 ediciones de ARCO- la feria internacional de arte contemporáneo de Madrid- ésta es la que ha apostado con más energía por los creadores latinoamericanos.Consagrados,unos, en vías de llegar a la cima, otros, y emergentes con ganas de dar vuelta la modas y las tendencias, muchos más. Colombia, como país invitado, encabeza este año la lista.
En 2015 hay 218 galerías que representan a 31 países. América Latina aporta 47 galerías y casi un centenar de pintores, videoartistas, fotógrafos escultores.
Los responsables de ARCO son muy rigurosos a la hora de seleccionar a las galerías. Cuenta su trayectoria y el acierto a la hora de escoger a los artistas. Pesa mucho la calidad de las obras y la aportación novedosa y hasta audaz de los creadores. Ellos son los que otorgan, en definitiva, el sello de credibilidad a una muestra.
Por todo lo anterior, un agrado visitar a las cinco galerías chilenas presentes este año en ARCO.Para empezar este recorrido, Isabel Aninat. Asidua en esta feria y en otras de primer nivel internacional. La embajada es excepcional, como ya nos tiene acostumbrados.
Obras de Lotty Rossenfeld, la primera performance latinoamericana, muestran la fusión de soportes tecnológicos con la imagen fotográfica. La artista juega en los espacios reservados o reglamentados con signos que advierten del peligro que subyace en una aparente “normalidad”.Rossenfeld posee una obra cargada de contenido libertario y en su día se atrevió a poner en solfa los apetitos de un dictador por todos conocidos y que no viene a cuento mencionar su nombre en esta ocasión. Su presencia en ARCO es un reconocimiento a una trayectoria que no cesa.
La otra artista que trae Aninat es Catalina Swimburn. Video creadora, performance e investigadora del arte. Una obra que nos remite a los límites, a las fronteras, a la belicosidad del ser humano, a la ocupación no siempre pacífica de espacios que debieran pertenecer a todos. Cuadros que a simple vista pueden transmitir el diálogo de su creadora con la naturaleza pero que si se observan con detenimiento en ellos se descubren huellas que, a modo de ritual y tras una laboriosa concepción, reflejan que todo obstáculo puede ser traspasado. Nada es definitivo.
Sin duda, un trabajo de compleja factura técnica, con uso de drones incluido, que desnuda el subconsciente rebelde de Swimburn.
Y qué más rebelde, contestario, rupturista y nada convencional que Pedro Lemebel.En la sección SOLO PROYECT la galería P21 ha traído las obras de propia creación del escritor recientemente fallecido y de Francisco Casas, que rinden tributo a Las Yeguas del Apocalipsis. Al frente de este proyecto está Sergio Parra, amigo de Lemebel y en cierto modo albacea del legado del escritor. Con emoción, Parra dice que a poco de abrir las puertas ARCO, los medios se acercaron a la galería para captar las imágenes que se exponen.
Frida, La cueca y otras manifestaciones de Lemebel y Casas han llamado la atención y, lo mejores, museos de España y Latinoamérica han comprado esas obras. Respecto al legado de Lemebel, Parra dice que todo dependerá de la familia del escritor pero confirma que hay que revisar con calma y responsabilidad lo que dejó sin acabar. Y añade que Lemebel seguirá vigente mientras pervivan lacras que él denunciaba. Las desigualdades, la homofobia, el fascismo, por citar algunas.
Otra galería chilena que apostó por un artista joven es Yael Rosenblunt. Con solo 29 años, José Pedro Godoy presenta 5 cuadros donde la naturaleza desbordante sirve de refugio para que cuerpos desnudos transiten sin límites y en plena libertad. Una obra homoerótica que también ha llamado la atención de los medios.
También en esta línea libertaria y de denuncia se enmarca la obra del artista emergente, activista de causas que nunca deben darse por pérdidas, Felipe Rivas. Lo representa la Factoría de Arte Santa Rosa, dirigida por Carolina Musalem. Su galería, que en Santiago ocupa los espaciones de una antigua fábrica textil familiar en calle Bío- Bío, apuesta por la nueva generación. Los cuadros de Rivas derrochan energía y se refieren a la discriminación económica, sexual, a la corrupción y al fracaso de un sistema. Su retrato de Chile va contracorriente de lo que se vende como modelo a imitar por otros paises.Un artista políticamente incorrecto y necesario en los tiempos actuales.
La quinta galería que nos representa en ARCO es AFA, a cargo de Irene Abujatum. Ha traído dos obras del artista Nicolás Franco. Una trata la relación de la medicina con las guerras y que tiene su origen en la recuperación de viejos archivos, que gracias a una variedad de técnicas los cuadros adquieren una forma y una estética especial.
La segunda obra, Ayer y Hoy, se fundamenta en el hallazgo de un libro anónimo de propaganda de la dictadura militar y que Nicolás Franco manipula y rearma con maestría y tras una laboriosa labor. Historia y arte se dan la mano en una gran fiesta de imaginación.
ARCO 2015 consolida a Chile como país a tener en cuenta en futuras grandes citas del arte mundial.