03 mar 2014

Los nombres de las calles

Abraham Lincoln, Albany, Washington Irving, Príncipe de Gales, Reina Victoria, Walter Scott, Avenida Presidente Kennedy, Jorge Washington, Robin Hood, Óscar Wilde, Sherlock Holmes, Robinson Crusoe, Francis Drake, Little Rock, Charleston, Baltimore, Chicago, Kentucky, Wisconsin, Manchester, Liverpool, Bristol,…¿son parajes o individuos que tengan mucho que ver con nosotros?

Por lo general, nada.No obstante, en una guía de Santiago tan ajada como la que para 1993-1994 publicó la antigua Compañía de Teléfonos de Chile –hoy Telefónica-, esos y muchos otros apellidos y sitios figuran, una y otra vez, en comunas tan improbables como Las Condes, Maipú, San Joaquín, La Granja, La Pintana, Lo Espejo, La Cisterna, La Florida, Lo Prado, Puente Alto, Pedro Aguirre Cerda, Pudahuel…

La función que cumplen tales designaciones es honrar a naciones, ciudades, científicos, humanistas, escritores y de un cuanto hay que haya dejado una contribución al conjunto del mundo. Sin embargo, por citar un ejemplo evidentísimo en lo que respecta a Chile, poco o nada puede afectarnos un personaje que, desde luego, es el detective ficticio más famoso de todos los tiempos –Sherlock Holmes- aunque su autor, Arthur Conan Doyle, ni siquiera debió saber en qué lugar del mapa estábamos.

Los nombres de las calles no son un asunto tan menor como podría parecer a primera vista. Por el contrario, revelan una disposición anímica e intelectual, una voluntad de perpetuación, un deseo explícito de homenaje que resalta y queda en evidencia cada vez que caminamos por ellas.

El alcalde de Maipú que tuvo la brillante ocurrencia de bautizar como Manchester a una arteria de ese populoso sector, obviamente quiso cincelar, para que nunca se olvide, a la metrópolis donde nació el capitalismo.

Y en el presente estamos tan acostumbrados a entrar o salir de la estación Príncipe de Gales, que jamás se nos pasa por la cabeza la idea de preguntarnos qué diablos tenemos que ver con el heredero de la corona en la monarquía inglesa.

Que ese señor pueda ser un genio o un débil mental vale poco frente al hecho de que una preponderante avenida del oriente de la capital lleve semejante título nobiliario.

O el de su antecesora, la Reina Victoria, una soberana que hoy es recordada como modelo de la total hipocresía, de la feroz rapacidad y de la absoluta prepotencia del que fue, por siglos, el imperio más poderoso y cruel del orbe.

En el resto de Chile hay cientos, miles de otras vías denominadas según una mentalidad tan anglófila que, si no fuera tan flagrantemente ridícula, resultaría ciento por ciento patética, ciento por ciento grotesca.

En el derecho civil y en concreto, en una de sus derivaciones más representativas, como es el derecho internacional, existe un principio básico que ha regido por miles de años: el de la reciprocidad.

Para los romanos se expresaba en la fórmula Do ut facias, doy para que hagas, a saber, una mínima correspondencia entre lo que entrego y lo que recibo.

Pues bien, ni en Inglaterra, ni en Estados Unidos, ni en Canadá, ni en Nueva Zelandia, ni en Australia, se conoce una plaza, un pasaje, un callejón o lo que sea relacionados con Chile. Y si es que existen, lo que es altamente hipotético, deben ser lugarejos tan clandestinos que ninguno de sus ciudadanos tiene idea dónde están.

No hay, como sí lo vemos en bulevares, parques o edificios de Roma, París o hasta Moscú, nombres de personalidades como Neruda, Huidobro, Gabriela Mistral, Andrés Bello, Violeta Parra, Claudio Arrau o Salvador Allende.

En realidad, no tiene por qué haberlos en espacios públicos de los estados angloparlantes, ya que para ellos importan, mejor dicho importamos, menos que cero.

¿Por qué, entonces, en el elegante barrio Jardín del Este, en Vitacura, tenemos una suntuosa y arbolada arteria que reza Washington Irving? Se trata de un narrador completamente secundario; si por lo menos fueran Melville, Hemingway, Scott Fitzgerald o Faulkner, pase.

Irving dificultosamente es recordado por un texto tan añejo que ya casi nadie lee. Se trata de Cuentos de la Alhambra, una colección de relatos que, con grandes esfuerzos, puede hallarse en San Diego o comprarse por internet.

Somos completamente insignificantes para las culturas en lengua angloamericana, aún cuando Chile hoy resulte para ellos más fácil de localizar en el atlas de lo que era hace una generación.Si en ese período, alguien, digamos, en Londres o Nueva York, le preguntaba a uno de dónde venía, para salir rápido del paso la respuesta era, Sudamérica.

Acto seguido, el feliz interlocutor replicaba que sí había estado por aquí, pues había pasado sus últimas vacaciones en…¡Miami! Así, nuestro idioma, nuestra idiosincrasia, nuestra forma de vida les son tan ajenos, tan remotos, tan imprecisables como los de un extraterrestre.

A pesar de ello, el servilismo espiritual que les profesamos es patente y los nombres de las calles apenas reflejan un aspecto mínimo de este acerbo complejo de inferioridad.

Es posible que cierta fracción de los vecinos de la superpoblada Maipú –por algún motivo incognoscible, los ediles de ese municipio se llevan la palma en cuanto a anglomanía- algo hayan oído hablar de Óscar Wilde, incluso hasta podrían haber leído El príncipe feliz. Sea.

No obstante, ¿sabrán, acaso remotamente, que el puerto de Bristol, palabra que adorna uno de sus paseos, estuvo mucho tiempo entre los principales centros del comercio de esclavos?

¿Y que desde hace centurias alberga a la industria del jerez, un vino seco que sirve de aperitivo y bajativo y que los imperturbables británicos le han estado robando a España desde épocas inmemoriales? Imposible determinarlo.

Pero algo podemos adivinar, por varias razones, entre ellas el nulo avance educacional de la periferia santiaguina. En el fondo, es casi seguro que la mayoría de los residentes de las calles Óscar Wilde o Bristol ni siquiera sospechen quién fue Wilde o dónde se encuentra esa urbe del sur de Gran Bretaña.

Y nosotros, desde la escuela primaria, sí que tenemos que saber dónde se ubican Londres, Edimburgo, Nueva York, Chicago, Los Ángeles, Sydney, Ottawa, Auckland… y por si eso no fuera suficiente, somos fans de sus políticos, sus literatos, sus deportistas, sus cantantes, sus artistas.

Esto no sería reprochable si ellos, de su lado, al menos tuviesen conocimiento de que el pasodoble, el tango, el chachachá, el bolero, la salsa o la cumbia se originan en entornos geográficos diferentes entre sí.

Y que Borges, Vargas Llosa o García Márquez pertenecen, cada uno, a nacionalidades distintas.Bueno, al menos la novelista Isabel Allende no corre ese peligro, si bien todavía hay muchos que siguen creyendo que era hija del Presidente constitucional sangrientamente depuesto en 1973.

A fin de cuentas, en términos intelectuales seguimos siendo igualmente o inclusive más subdesarrollados que antes y nos miramos a nosotros mismos tan en menos cómo lo hacíamos hace varias décadas.

En este aspecto, o sea, en el reforzamiento de nuestra identidad, la tan cacareada globalización no ha sido ningún aporte iluminador.Y puede ser probable que en unos años más Apoquindo pase a ser la autopista Barack Obama.

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  • Hector Palacios

    Muy buena columna. Comparto tu opinión. Podría parecer un tema superficial, sin embargo, conlleva un montón de aristas que no dejan indiferente. Saludos.

  • Miryam Galeazzo

    Notable, divetida y amemísima, como siempre, claro que a Camilo parece que se le pasa el tejo en la anglofobia porque no es primera vez que lo veo despotricar en contra de los ingleses, en todo caso, aquí es contra nuestra misma siutiquería inmensurable, felicitaciones a a él y a cooperativa.cl

  • Silvana Mercader

    Una vez más un soberbio artículo que echa por tierra nuestros prejuicios, nuestra egolatría y en definitiva el espantoso complejo de inferioridad que poesemos, felicitaciones a Camilo y cooperativa.cl

  • Premertto Hartingem

    Un excelente artñiculo como son todos los de Camilo, a mí el tema no me pareciño de ninguna manera superficial desde e comienzo hasta el final, todo lo contrario, me parceció de una agudeza y perspicacia que pocas veces las leo en los columnisas y opinñologos que ahra hacen nata y de los que se salvan unos pocos contados con las manos de los dedos.

  • Jacinto Benavidez

    Me encanto, positivamente me encantó, pero encuentro que se le poasa la mano a Camilo en contra de los ingleses, por suerte no tenemos nada contra ellos en esto momentos? ¿Que pasaria si su furia se anzara contra los yanquis, seguro que nos invaden, bueno, el alrtñiculo sigue siendo fuera de ser y nis hace i¡olvidar al imensa lata política en que está sumida toda lla genete y ea banalidad interminable de nuestra prensa, por lo menos aire fresco que respirar de vez en cuando, así que felicitaciones a Camilo y cooperativa.cl

  • Graciela Sciutti

    Muy buen comentrio, nada que agregar contra él y confieso wuer nunca se me habíia ocurrido pensar que hubiera tantas calles Robinson Crusoe, Sherkock Holmes, Francis Drake, una horror de
    ridículo, me dan ganas de no salir mas a la calle a encontrarme en esosa nombres tan absurdos.

  • Ernesto Muñoz Pellegrini

    Y agrego que es una verguenza para nuestros hijos, nietos, amigos, en fin, para todo el país, porque a menos que se haga por compromiso y a goterones, calles con nombres como Lincoyán, Michimalonco, Colo Colo, Lautaro, Fresia,. Guacolda, Tegualda brillan por su ausencia.

  • Gloria González de la Maza

    Muy buen, muy inquietnte, un enorme balde de agua fría para que los que siguen creeyéndose el cuento del jaguar sudamericano. Y antes por lo menos la prensa era critica, ya que interpelaba, ahora todo es basura sin paliativos, congratulaciones a Camilo y a cooperativa.cl por esta inhabitual columna que nos hace pensar mucho mas que las latas de los políticos.

  • Anette de l’Espanaye

    Me encantó, Camilo es demasiado bueno para ser cierto, deberían ilegalizarlo…

  • Rosalyn Rendic

    Notabilísima como siempre, al hueso, sin andarse por las ramas. Desgraciadamente yo siento ganas de arrqncarme a un país donde jamás se oiga una palabra en español ni se vea a un chileno ni en pintura despues de leer estas columnas, que desnudan la falsedad completa en que hemos vivido.

  • Soledad Jimenez de la Fuente

    Muy bunea columna, no tengo nada que agregar, salvo los deseos de que Camilo aparezca más seguido, felicitaciones a él y a cooperativa.cl

  • Magdalena Arratia

    Claro que nosostros nos tenemos que aprender desde chicos no solo los nombres de sus ciudades, sus próceres y sus figurines más distinguidos, pero ellos ni siquiera por casualidad tienen la más mínima curiosidad hacia nosotros: esto viene de los ingleses, pero con los norteamericanos, dueños absolutos del mundo, la brecha que nos separa de ellos, por más que todos los días les chupemos media, es un brecha insondable.

  • Esteban Altamirano

    Esto no es ningún tema superficial, porque a mí, por ejemplo, no me daría lo mismo vivir en una calle que se llamara Adolf Hitler o en otra que se llame Pablo Picasso ni tampoco vivir en una villa que se llame Central de Inteligencia Nacional a otra que se llame Chacabuco. Ni tmpoco me gustaría haber sido bautizado como Stalin, Lenin mo el Guatón Tomo

  • Esteban Altamirano

    Muy, muy, muy b uena, buenisimna, nada tengo que agregare

  • Alberto Sáenz

    Pero claro que la ridiculez de nuestras calles y nuestras poblaciones es algo tan increíble que uno pasa por ellas y ni se da cuenta de lo acostumbrado que está: la Villa Chile, en el paradero 5 de Vicuña Mackenna, con nombres como Liszt, Beethoven, Wagner, Chopin, Mozart, hasta músicos poco conocidos copmo Mussorgsdky, Borodin, Monteverdi, etc; la población de Recoleta con nombres como Clio, Talía, Melpomene, Artemisa, Erato, todas las musas y dioses y diosas griegos, ee barrio de pintores, Botticelli, Giotto, Caravaggio, y para qué decir la infinita de cantidad de calles o barrios con puros nombres de flores: Las amapolas, Los claveles, Los tulipanes, los Diamelos, Las Margaritas, las Orquídeas….Francamente, si yo fuera alcalde, bautizaría a todas las calles de mi comuna las Tarántulas (ojo, hay una Las arañas en La Reina), los cocdrilos, Los Rinocerontes, Las hienas, los Buitres, los elefantes, los coyotes, los lobos, los cernícalos, sería mucho más entretenido que tanto Washigton, Lincoln o Sherlock Holmes.

  • Alberto Sáenz

    Y esta ridiculez no tiene para cuándo terminar, porque cada vez que hay un nuevo alcalde empiezan las discusiones políticas por ciertos nombres de nuevas calles, para no mencionar la decisión unilateral, inconsulta y profundamente divisoria que fue llamar Jaime Guzmán Errázuriz a una sección de la Diagonal Oriente apenas el senador fue asesinado. Ojo: me pareció un crimen deplorable y condenable desde todo punto de vista, pero no pueden llegar y bautizar una calle con su nombre apenas lo matan, hay que esperar un tiempo, esperar que las cosas se decanten. Un ejemplo de algo increíble, monstruoso, fue que una pequeña calle, que nace en Apoquindo antes de llegar a Amércio Vespucio, se llamara Mariscal Pétain, el coloborador francés con la ocupación nazi de Francia. De pronto, sin que nadie supiera por qué, esa calle se pasó a llamar Golda Meir, la ex Primera Ministra israelí, y claro que ella merece una calle, pero esto es como si un día se hubiera llamado Hitler y al día siguiente pasa a ser Ben Gurión.

  • Irene Theorin

    Excelente, al fin reaparece Camilo con sus fobias, sus manías, sus obsesiones tan entretenidas que lo convierten realmente en un espécimen muy singular y divertido y entretenido y valioso en el tétrico panorama gris chileno. Mis felicitaciones cordiales a él y a coooperativa.cl

  • Gustav Neidlinger

    Excelente artículo, nada de superficial a pesar del tema que parece muy liviano e intrascenete, una forma ácida, pero tambien muy humorística de mirarnos a nosotros mismos.

  • Carmela Leonor Echeverría Over

    Cuando supe que había aparecido una nueva columna de Camilo, me precipité a leerla y al comienzo, tanto, tantísimo nombre, me marearon, pero después vi hacia dónde se dirigían los dardos maléficos de este insobornable columnista y gocé como china leyendo el artículo. Felicitaciones cordialísimas a Camilo y cooperativa.cl por este real aporte a la catalepsia en que vivimos en el país.

  • Dietmar Fischer

    Para variar, un poco exagerado, por no decir muy exagerado y para variar, bastante machachón, por no decir que machacón todo el tiempo. Sin embargo, estos artículos por lo menos tienen la gracia de que el autor no parece tomarse en serio y escribe mejor que toda esa gente que es capaz de matar a sus hijos por aparecer en los medios escritos. Creo que para éll esto debe ser una especie de diversión algo sangrienta entre tanta critica semanal que debe hacer para el decano, donde no puede darse el lujo de opinar sobre lo que le da la gana, y además no lo dejarían.

  • Dietmar Fischer

    Este sistema que Uds. tienen es pésimo, cada vez más enredado y de repente cortan lo que uno está haciendo con propaganda, con insinuaciones de que uno debe entregar datos privados, con ofertas de unirse a clubes o marañas de gentuza balbuceando en la red, por lo que no alcancé a terminar lo que empecé antes, pero no tiene importancia. Lo que sí la tiene es: ¿por qué diablos tienen que vivir cambiando de configuración, de diagramación, de todo? ¿Se los exige la feroz competencia neomercantil y neoliberal del periodismo virtual o es simplemente un modo de justificarse de la gente que está a cargo de puestos sin capacidad para justificarlo?

  • Eileen López

    Me sumo a las opiniones anteriores e insisto, una vez más, que Camilo debería escribir mucho más seguido porque es como un ventarrón de aire fresco que permite respirar. Felicitaciones a él y a cooperativa.cl

  • Camilo Marks

    Efectivamente cometí un error al citar “El principito”, que es la más famosa obra de Antoine de Saint-Exupery, como si fuera de Óscar Wilde, cuyo maravilloso cuento “El príncipe feliz” es el que tuve in mente al escribir esa parte del artículo. Lamento la confusión que se creó, debida en parte al apresuramiento con el que envié esta columna. Y agradezco mucho que se me haya señalado el error, porque aparte de que esa observación fue hecha de modo muy respetuoso, en el fututo me servirá mucho para revisar con más esmero mis textos.

  • Nina Monasterio

    Excelente artículo, me sumo a las felicitaciones a Camilo y cooperativa.cl

  • Óscar Hernández Flores

    Brillante, estupendo, claro, sin irse por las ramas ni hacer gárgaras con las palabras. Una vez más Camilo nos demuestra la clase de país en el que vivimos, un país sumido en la abulia consumista, en la apatía política, en la carencia total de ideales y esclavizadamente fijado en otros países, rindiendo pleitesía a personas, ciudades y naciones en los que ni siquiera saben que existimos. Si esto no es carecer totalmente de identidad y un mínimo sentido patrio, patrio y no chovinista, no sé qué es lo que falta para que perdamos absolutamente todas nuestras raíces y nuestra memoria. Felicitaciones, una vez más, a Camilo y a cooperativa.cl por esta notable pieza de opinión.

  • Julia Octavia de la Rúa

    Me sumo a las felicitaciones anteriores a estas palabras y solo debo agregar que, en lugar de indignarme como fiera, me reí a mandíbula batiente con esta columna.

  • Pamela Uribe

    Ágil, liviana, entretenida, muy informada, repleta de asociaciones orginales, fabulosamente bien escrita, esta columna le hace honor a las críticas literarias y a las anteriores columnas que Camilo ha escrito en este espacio democrático y de diversidad. Por eso, vayan mis felicitaciones a él y a cooperativa.cl

  • Armando Villanueva

    No quiero seguir sumándome a las alabanzas a esta columna, pero la verdad es que estoy terminando por pensar que si Camilo no existiera, habría que inventarlo, por eso vayan mis congratulaciones a él y a cooperativa.cl

  • IngridLaraLeon

    Creo que el colocar nombres anglos a las calles, se debe un tanto al arrivismo, y el panico de parecer indigenas que tenemos los chilenos. No quiero ni pensar en el terror en que entrariamos los chilensis, si las calles pasaran a llamarse: en vez de Kennedy: Michimalonco, en vez de Crossbie : :Fresia, Por algo las calles en nuestro Talca estan numeradas de Poniente a Oriente, y de Sur a Norte,y aun mas a la 11 oriente, ahora se la denomina :: Presidente Salvador Allende Gossens.Que sorpresa constituiria que la Avda. Penssylvania en los EEUU, pasasen a llamarse: Avda. Pedro de Valdivia.

  • Javier Neira San Martin

    ¿Será que aún nos creemos los “ingleses” de América?

  • Javier Pérez Castelblanco

    No sé si nos creeremos todavía los ingleses de América y nunca he podido saber de dónde viene esa idiotez. Pero se me ocurrió a raíz de este artículo revisar la actual guía de Santiago en la internet y en realidad es increíble la cantidad de nombres ingleses y norteamericanos que adornan nuestras calles, plazas, avenidas, pasajes, conventillos, parques, etc. Y aunque no me consta que en ningún lugar donde se habla el inglés exista una sola mención a Chile, es muy fácil creerlo, sobre todo en Inglaterra, donde las calles se llaman igual a como se llamaban hace 100, 200 o 300 años. Por lo tanto, el servilismo que tenemos hacia un país al que nada le debemos, de donde nada nuestro procede, donde la inmensa mayoría de la gente no tiene la más remota idea qué es Chile, es un servilismo indigno, tonto y tan grosero que queda a la vista y que además de nada, repito, de absolutamente nada, nos sirve. Supongo que a estas alturas debe ser muy difícil cambiar los nombres de las calles -aunque algunos alcaldes siguen haciéndolo para lucirse-, pero tal vez deberíamos enseñarles a nuestros hijos hasta qué punto lo chileno, nuestra identidad, nuestro ser, han sido tergiversados y adulterados por las autoridades minucipales.

  • Lisa Stahlman

    Excelente columna, un 7 para Camilo y otro 7 para cooperativa.cl

  • Eloísa de la Cuadra

    Totalmente de acuerdo con Ingrid Lara, sería fantástico que la Avenida Pennsylvania de Washigton pasara a llamarse avenida Pedro de Valdivia, quien, mal que mal, realizó una de las más grandes hazañas históricas al venirse a Chile junto a Inés de Suárez, o sea, es un personaje mucho más destacado que todos los próceres norteamericanos. Pero como pedirle peras al olmo es inútil, entonces tenemos que contentarnos con que se bauticen nuestras calles solo con nombres europeos y yanquis, no vaya a ser que piensen que tenemos indígenes. Una vergüenza, por no decir un horror, del que parece que ya no hay escapatoria. Gran artículo, felicitaciones cordialísimas a Camilo y a cooperativa.cl

  • Leontina Murialdo

    Totalmente de acuerdo en lo que se ha dicho antes: este artículo es un paseo exhaustivo, lúcido, extenso y coherente por muchos nombres de nuestras calles, por nuestra infinita siutiquería y esnobismo, por nuestra increíble incoherencia cultural y por nuestro grosero arribismo intelectual. Felicitaciones a Camilo y cooperativa.cl una vez más y una vez más con calidez y deseos de que este espacio de libertad y variedad siga perdurando.

  • Hernán Villafranca

    Notable, nada que agregar, salvo felicitar de nuevo a Camilo Marks y cooperativa.cl por esta excelente y divertidísima columna.

  • Reinaldo Stampieri

    Muy buena columna de principio a fin y aunque al comiezo quedé un poco fastidiado por tanta enumeración de nombres de calles y tantas comunas, -podrían haber sido menos, unas pocas menos- luego me di cuenta que este artículo es una cartografía de nuestro arribismo, nuestro esnobismo, nuestra estúpida ignorancia intelectual y esa sempiterna obsesión por creernos eurpeos. Y a pesar de que ahora todos los días se dice que somos un pueblo mestizo, seguimos creyéndonos blancos, arios, una raza pura, sin máculas indígenas, o sea, una grosera distorsión de la evidente realidad.

  • Gunther Bichoffshausen

    Una notable y elevada discusión sobre nuestro esnobismo y nuestro arribismo pseudointelectual, digna de una notabilísima columna. Por mi apellido, se notará fácilmente que no soy mapuche, pero eso no me hace sentirme orgulloso para nada. Por el contrario, si en lugar de llamarme como me llamo hubiera sido bautizado como Lincoyán Catrileo, creo que me sentiría feliz con ese nombre y ese apellido, aunque también sé que esto puede parecer otra forma de arribismo o, como lo dice Óscar Contardo en su excelente libro, una perversa forma de abajismo. Tal vez sea fácil y hasta podría parecer frívolo admirar la extraordinaria sonoridad, la potencia y la belleza de esos nombres y esa lengua siendo un teutón completo como yo, pero personalmente, y lo digo con total honestidad, me encantan los nombres mapuches y encuentro que Chile sería un país mucho mejor si sus calles se llamaran Collipulli, Cayumapu, Pirehueico, Andacollo, Pichirropulli, Paillaco, Pishuinco, Antilhue…Muy buen artículo de alguien que tampoco parece tener mucho de mapuche, ni por su cara de fumador estragado, ni por su apellido tan sajón. Así que me sumo a las congratulaciones a Camilo y a Cooperativa.cl y como lector de esta sección, les exijo que le exijan que escriba más seguido para Uds.

  • Rose Anne-Marie Lefranc

    Algo para con estos artículos que mueven a algunas personas inteligentes a participar y creo que se debe a que Camilo toca temas culturales de forma muy crítica, pero también muy accesible, muy clara y sin ninguna afectación ni adornos innecesarios. Mis sinceras felicitaciones a Camilo Marks y a este espacio realmente plural que es Cooperativa.cl

  • Jorge San Martín

    Realmente una columna notable, bien escrita, clara, sin pedantería sobre cosas que vemos todos los días pero no percibimos, sobre nuestra atávica siutiquería, aspectos que se manifiestan en la veneración que sentimos hacia culturas e idiomas para los cuales ni siquiera existimos.
    Agrego mis felicitaciones a Camilo y Cooperativa.cl

  • Christian Ellemer

    Me sumo a las felicitaciones a Camilo y cooperativa.cl y agrego que fue una gratísima y muy saludable sorpresa leer este artículo tan vitriólico, tan crítico de nuestra cultura, pero también amable, divertido y muy entretenido.

  • Emiliana Lavandero

    Brillante y notable, Camilo es un lujo de columnista, así que no lo suelten por ningún motivo y métanlo a la cárcel o háganle algo peor si no sale más seguido. En realidad es tan bueno que deberían ilegalizarlo, por lo que vayan mis felicitaciones a él y a cooperativa.cl

  • Adelina del Canto

    A pesar de que encuentro muchas de estas columnas de Camilo Marks un poco arbitrarias y más que bastante furibundas, en especial este rechazo que le viene con todo lo british y lo norteamericano, es un placer, un placer culpable y dichoso leerlo, por lo que mando mis congratulaciones a Cooperativa.cl por tenerlo en el plantel de columnistas.

  • Herman Prey

    Nada que agregar a lo ya tantas veces dicho: un columnista de primera para un espacio de primera por su diversidad, su pluralismo, su real carácter democrático y la gran variedad de esta sección de Cooperativa cl, por lo que me atrevo a incluir en las felicitaciones a Manola Robles, la editora, una periodista de veras, de veras comprometida con el periodismo en profundidad.

  • Herman Prey

    Y también extiendo mis felicitaciones a todos los demás que trabajan y colaboran con Manola Robles, sea en forma solitaria o sea en equipo. Este es uno de los pocos esfuerzos periodísticos y de opinión serios y profundos que van quedando y hay que cuidarlo, difundirlo y leerlo por la mayor cantidad de personas, así que les reitero mis congratulaciones.

  • Dolly Rosario Gaete Hermosilla

    Nada que agregar o tal vez mucho, muchísimo que agregar, porque uno piensa, se ríe, se divierte y se da cuenta del inmenso arribismo reinante en este país al leer este artículo, lo que es realmente algo abismante, pero nunca está de más saberlo, al menos para transmitirles una mayor dosis de verdad a nuestros hijos.

  • Dolly Rosario Gaete Hermosilla

    Además, es un artículo muy culto, muy liviano y muy divertido, por lo que me sumo a los merecidos aplausos que han recibido Camilo y cooperativa.cl

  • María Cristina Alarcón Gonzále

    Tal como lo dijo alguien hace un par de días, las columnas de Camilo son un ventarrón de aire fresco, a lo que añado que es un placer y una genuina diversión leerlas, por lo que me sumo a las felicitaciones a él y a cooperativa.cl

  • Catherine Ríos Bernales

    De acuerdo con que es una muy buena y original columna, pero demasiado tirada para la punta contra los ingleses y la gente de esa cultura, que, como el mismo autor lo dice, nada nos han hecho y nada les importamos.

  • Elvira Larrondo

    Me he reído sin parar leyendo este artículo y lo he mandado a absolutamente todos mis contactos, que por lo demás no son muchos, ya que no me paso toda la vida pegada al computador. Por suerte, todavía prefiero leer libros en papel y no he caído en la adicción a la virtualidad, aunque reconozco que vale la pena explorarla si uno se encuentra, por desgracia raras veces, con artículos de este peso y este calibre. Felicitaciones cordiales a Camilo y a cooperativa.cl y por favor sigan mantenioendo este espacio a como de lugar.

  • Elvira Larrondo

    Y solo agrego algo que olvidé, porque lo anterior fue escrito en forma demasiado rápida: este artículo es mucho más complejo, más coherente, más articulado y revela muchísima mayor preparación y perspicacia que el 90% al 95% de las cosas que escriben todos los columnistas y opinólogos de nuestro país, que, con todo respeto, me parecen una peste.

  • Santiago Luis Cruz de la Fuent

    Notable, divertida, entretenida, original, cero pretenciosa, clara, directa, sin engolamiento, penetrante, completamente lúcida, totalmente amable y amena, con su poco de gotitas amargas, muy justificadas, ¿qué más se puede pedir? Imposible algo mejor en estos días tan lateros y tan politiqueros que corren, felicitaciones de nuevo a Camilo, a Manola Robes, que se las merece mucho y a cooperativa cl por mantener este espacio plural, diverso y enriquecedor.

  • Aquiles Núñez

    Llegué, como a veces pasa y es lo mejor que puede pasar, a esta columna de Camilo Marks, a quien solo conocía como crítico literario y como histriónico personaje de comentador y destrozador de libros en el inolvidable y ya fenecido programa de TVN Hora 25. Y me he encontrado con una sorpresa mayúscula al ver que también es comentariasta de temas culturales disitintos a los libros y ver lo bien que lo hace.

  • Mauricio Alfonso Oñate Lynch

    Una sorpesa y una excepcional sorpresa, así que me sumo a las felicitaciones a Camilo, a Manola Robles y a cooperativa.cl

  • Miguel Ángel Urbina Escalante

    Muy, muy, muy buena, muy original, muy entretenida, muy diferente a todas las latas que uno ve impresas, sea en la prensa escrita o virtual, muy estimulante, muy atrevida para poner el dedo en la llaga precisamente en el lugar donde hay que ponerlo y muy estimulante de leer. Felicitaciones al autor y a cooperativa.cl

  • Felipe Antonio Marks Salgado

    Mi tío Camilo, el tío que más pelea con mi papá, me obligó a leer esta columna que la encontré buena, pero nunca tanto. Igual la voy a volver a leer cuando se vaya y nos deje de catetear. Felicitaciones a cooperativa.cl por tener a este tío tan cargante

  • Carlos Serrano

    Nada que agregar, salvo sumarme a las felicitaciones a Camilo, Manola Robles y cooperativa cl aunque eso de que este notable columnista pelee con su hermano, no me gusta nada, pero bueno, si uno no pelea con los hermanos, ¿con quién lo va a hacer? Reincido en algo que se ha dicho aquí y en otros artículos de Marks: decididamente debe escribir muicho más seguido. Gracias por esta excleente contribución que desnuda nuestra siutiquería, nuestro arribismo y nuestro servilismo intelectual.

  • Arturo

    Esa “anglofilia” chilena un poco exacerbada se da en muchos aspectos, no sólo en el de denominaciones viales. Quizá el problema expuesto en esta columna se solucionara si las comunas tuvieran la gentileza de poner una breve semblanza de los personajes o lugares que dan nombre a sus calles; de esa manera sería más sencillo detectar cuándo es necesario cambiar el nombre, por tratarse de alguien que no tenga mérito o relación ninguna con Chile. Muy interesante columna.