21 may 2014

El lenguaje de la salud

Las diferencias entre la atención que brinda la salud pública y la salud privada son tan abismales, si bien se ha hablado tanto de ellas –en la prensa escrita, en la radio, en la televisión- que, a estas alturas, repetirlas viene a ser una cuestión retórica. Y las frases trilladas acerca de los desastres en tal o cual hospital terminan equivaliendo al aforismo chiste repetido, chiste podrido.

Francamente, el tema no tiene nada de gracioso, pero como sin humor no podemos vivir, hay un aspecto en el que pocos se han fijado, quizá porque en la medicina chilena prime la tragedia sobre la comedia.

Si mañana acudo a la clínica Las Condes, a la Alemana, a la Tabancura o a un centro de primer nivel, por ejemplo, el Instituto Oftalmológico Puerta del Sol, lo primero que salta a la vista es el lenguaje que usan sus funcionarios, desde los subalternos hasta los médicos, por lo general catedráticos.

Al llegar, para obtener el respectivo bono, a uno le piden que ponga el dedito en la registradora de huellas dactilares; acto seguido, hay que sacarse la ropita o los zapatitos –sin fijarse en la inconsecuencia mayúscula de que el beneficiario calce número 44-; después es preciso levantar las manitos, los bracitos, los piececitos, estirar el cogotito –esto último no es exageración-; en fin, es tal el cúmulo de itos e itas que estos encantadores profesionales emplean, que por tal vía fácilmente podemos llegar a una enciclopedia de los diminutivos.

En Chile siempre los hemos usado y es una de las características de nuestro dialecto que más perplejidad producen en las personas que también tienen al español como lengua materna. De hecho, a los argentinos todavía les choca y es frecuente que, irritados ante tanto chiquitito, despacito, suavecito, nos suelten, ¡Ay, ustedes, los shilenitos, con su cantito! En el sur del país, esta tendencia llega al extremo de despedirse exclamando ¡chaíto!

Como sea, achicar las cosas y en especial las enfermedades, puede ser hasta una virtud, siempre que no se llegue a extremos tales como déjeme mirarle la guatita a ver si tiene un tumorcito. Como fuere, es preferible que nos traten en forma cariñosa a que nos ladren.

De alguna manera, también queremos que nos mimen como a hijos, a padres, a hermanos, a amantes, en el idioma familiar y secreto en el que nos entendemos con ellos. Inermes, con nuestro cuerpo presentado frente a un facultativo como si fuera suyo y no nuestro, dependemos hasta tal punto de él, que si nos desilusiona con un terrible: ¡ya, pues, quítese la camisa! o un perentorio: ¡bájese los pantalones!, es muy probable que, tras ser auscultados por un internista, vayamos a parar directamente donde un psiquíatra.

Todo esto vale, por supuesto, para los institutos terapéuticos particulares que además son terriblemente competitivos: a como de lugar, deben dejar contentos a sus pacientes.

En los hospitales estatales el panorama es muy distinto, tan, pero tan distinto, que se diría que pertenecen a países diferentes. En rigor de verdad, es así y hay varios Chiles en lo que respecta a la salubridad.

El primero y más masivo es el servicio oficial: si voy a atenderme a la Posta Central, en lugar de tener los recursos para hacerlo en la clínica Las Lilas, es seguro que comenzaré a vivir una pesadilla de dolor, privación, terror, angustia y descuidos de tal magnitud que, si no quedo traumatizado para siempre, tampoco saldré mínimamente contento del infierno que hoy son los establecimientos sanitarios fiscales chilenos.

De partida, nadie me va a solicitar que me tienda en la camillita, que estire las piernitas o que me quede tranquilito. Ni por nada del mundo, ya que todo son berridos y, además, si soy pobre y se nota, puede haber hasta empujones y diversos maltratos.

Por desgracia, la hipótesis evidente, vale decir, auxilio inmediato, es muy venturosa, ya que antes de llegar a la etapa de examen y diagnóstico, tengo que esperar horas de horas, a veces días completos, meses, hasta años para lograr que alguien competente me observe y me exprese, de manera comprensible, qué es lo que me pasa.

Para entonces, da lo mismo la forma en que eso se diga y debemos dar las gracias cuando nos insultan, nos vejan y nos reducen a seres inanimados, aguardando algún tipo de alivio.

Porque bien podemos estar a punto de morir por causa de una septicemia, una peritonitis, cálculos renales, fracturas expuestas o un accidente vascular severo.Entonces, da lo mismo que nos saquen la madre, que califiquen a nuestra progenitora como miembro de la profesión más antigua del mundo, que nosotros mismos seamos una suerte de parias o que, si el galeno estuviera ese día de buen ánimo, se digne darnos unas palmaditas de consuelo.

Tal vez en este caso, nos indique afablemente: ¡váyase calmadito a la casita y tiéndase en su camita! Por cierto, antes hay que pagar y aquí si que no hay alternativa: Fonasa, Isapre o bien dinero en efectivo, si es que no se pertenece al selecto club que tiene cuenta corriente bancaria (si así fuese, se puede dejar un cheque en garantía y aun cuando esta inmoral práctica se prohibió, hoy sigue tan extendida como ayer).

Las salas de parto de instituciones como el Hospital Sótero del Río, el Barros Luco, el San Borja, el Paula Jaraquemada, por nombrar unas pocas, eran, hace un par de generaciones, espectáculos dantescos. Los términos con los que las enfermeras, las matronas, los obstetras se dirigían a las afectadas son irreproducibles.

Para hacerse una idea, lo menos que les gritaban era que si les gustó haber tenido relaciones sexuales, ahora no tenían derecho a quejarse, si lo pasaron bien, bueno, ya les llegó el turno de pagarlo, si, empleando un eufemismo, se entregaron a un enamorado, pues les tocaba saber lo que eso significaba. Los calificativos con los que llamaban a las parturientas eran imposibles de verter en esta columna.

Cuando finalizaba el proceso, las flamantes mamás muchas veces compartían un catre con otras puérperas, quienes, a duras penas, amamantaban a los bebés que trajeron al mundo.

Gracias a los avances científicos, en la actualidad el posparto dura poco y las mujeres, ricas o proletarias, pueden regresar a sus hogares al día siguiente del nacimiento de sus hijos. No obstante, si surgen complicaciones, tienen que quedarse más de la cuenta en la pieza particular o en la sala común, dependiendo de la clase social a la que pertenezcan. Y si son menesterosas, nadie les va a requerir que estén calmaditas, que se traguen la comidita, que se tomen sus remeditos o que se duerman lueguito.

Por suerte, las cosas han mejorado, no en la salud, aunque sí en el trato a los pacientes. Pero no nos equivoquemos: la Clínica Santa María está y estará siempre a años luz del Hospital San José.

No hay que despreciar nunca el lugar común, en especial aquel que se relaciona con el lenguaje, el mejor instrumento de comunicación que se nos ha dado.

Con todo, también exhibe el perverso y arraigado sistema de clases que prevalece en Chile. Y, en lo referente al lenguaje de la salud, los diminutivos cariñosos solo sirven a quienes tienen medios, mientras los aumentativos groseros se arrojan encima de ya sabemos quienes.

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  • Pedro Pagliai

    Concuerdo en el antepenúltimo párrafo. Efectivamente las cosas han mejorado de tal forma que la especie humana va camino a los 7 mil millones, más allá de la narración que confunde anécdotas con hipótesis de un lugar que se considera a sí mismo demasiado importante llamado Chile.

    Cuestión de perspectiva.

  • Miguel Angel Castillo

    Como de costumbre, excelente columna, divertida, satírica, incomparable pluma, felicitaciones a Camilo y cooperativa.cl

  • David Alemparte

    En realidad, la salud pública chilena es un desastre, una calamidad y nada que se diga o haga parece afectar a las autoridades ni a nadie para que sea más efectiva, más solidaria, más humana y más civilizada. Este artículo, aparte de ser divertido y jugar con el lenguaje, nos demuestra irremisiblemente cómo pervive el atroz sistema de clases en Chile, cómo los ricos tienen salud de primera y los pobres mueren haciendo cola, esperando un remedio, abandonados y olvidados por todos. Me gustaría que se obligara a los estudiantes de colegios exclusivos del bario alto a que se dieran una vuelta por los alrededores de la Posta Central y vieran, además de la ignominia que reina dentro, la inmensa cantidad de gente que duerme en la calle, a pasos del centro, de La Moneda, de los centros de poder, esa miseria indescriptible y sin nombre. Felicitaciones a Camilo Marks y Cooperativa.cl por este notable artículo

  • Justo Esteban Abad

    Notabl,e divertidísimo, agudo, un lujo de comentario, me sumo a los que hace tiempo vienen diciendo que Camilo debería salir mucho más seguido, congratulaciones a él, a Manola Robles que dirige este espacio de pluralismo y libertad y a cooperativa.cl

  • Gladys Sosa

    Me he reído a gritos, pero después de releer esta columna he terminado indignándome hasta el punto de tener ganas de hacer pedazos nuestro sistema de salud, público y privado, y empezar a fojas cero, con una situación de acceso igualitario o al mínimo democrático a nuestra salud.

  • Hernán Vimer

    Con todo, también exhibe el perverso y arraigado sistema de clases que prevalece en Chile….copia esta frase textual, porque me parece que efectivamente el lenguaje de la salud, eso de tratar con diminutivos a la gente que paga y poco menos que golpear o ignorar maliciosamente a los demás, a la gran mayoría sin recursos, refleja la susbistencia de las clases sociales y la existencia de privilegios a los que solo los privilegiados tienen acceso, felicitaciones a Camilo y Cooperativa.cl por este notable artículo

  • Javier Arguindegui

    Muy buena, muy lúcida, muy irónica, quizá muy exagerada, pero es el estilo de Camilo Marks y prefiero las exageraciones a esas columnas tan tibias que uno se muere de frío, tan insulsas como el quesillo, tan sin gusto a nada como las galletas de agua. ¡Felicitaciones a él, a Manuela Robles y a cooperativa.cl!

  • Luis AngelLarraburu

    La pura y la santa verdad, en la clínica Alemana me han pedido que me saque los zapatitos y calzo 45, que me ponga de espalditas y mido 1, 85 metros, que me quite los pantaloncitos y….mejor no sigo, por suerte, no he idio a parar a la asistencia pública, pero sé que ahí a nadie lo tratan mínimanente bien y no creo que a las mujeres que están dando a luz en la salud pública les vaya tanto mejor que antes, cordiales congratulaciones a Manola Robles por esta sección variada y múltiple, a Camilo por su agudeza y en general a cooperativa.cl

  • Sandra Spoleto

    Notable, cómica como siempre, sin pelos en la lengua, realmente muy bien escrita, un aporte en medio de la lata imperante en todos los medios y en casi todos los y las columnistas.

  • Marcelo Moreira

    Para variar, esta columna me llegó por el boca a boca o por el correo de las brujas, como se dice por ahí y entonces me precipité a leerla y no di crédito a mis ojos ni a lo que leía, demasiado buena para ser cierta, un lujo de artículo, cordiales y gratísimas felicitaciones

  • Marcelo Moreira

    Y francamente, sin ningún ánimo de menoscabnar a nadie, esto es mucho más entretenido que los mensajes presidenciales, que lo que dicen los políticos y que el resto de la política. Ah, y aprovecho para recomendar Biografía del Crimen, el nuevo libro de Camilo Marks donde el poder judicial queda a la altura del unto.

  • Maricarmen Acosta

    Muy, muy pero que muy buena, como dirían los españoles, dominio del lenguaje, notable prosa, estilo impecable, uso de recursos que solo alguien que conoce nuestro idioma puede usar, muhcha exageración, demasiada a veces para mi gusto, pero eso quizá le da un plus adicional en medio de tanta lata imperante. Yo, en todo caso, prefiero el lenguaje más sobrio, pero igual felicito a Camilo, a Manola Robles y a Cooperativa.cl

  • Claudia Fiume

    No he parado de reírme y todos los que han leído esta columna conmigo no han parado de reírse a gritos, increíble poder reírse de vez en cuando en este país donde no hay ningún motivo para hacerlo.

  • Máximo de la Fuenyr

    Gracias a Dios tengo una Isapre que me cubre todo o casi todo, pero sobre todo gracias a Dios porque no me enfermo nunca, porque a lo mejor si eso me pasara resulta que se trata de una enfermedad preexistente y entonces….iba a poner un garabato, pero no quiero que me censuren. Sin embargo, que yo sea un privilegiado porque tengo un buen empleo y un trabajo decente no significa que no sepa la espantosa situación que viven la inmensa mayoría de mis compatriotas en este perverso sistema social, esta perversa salud pública y este perverso reinado del lucro y el expolio. Una vez más, felicitaciones a Manuela Robles, a Camilo Marks y a Cooperativa.cl

  • Svet Svanholm

    Muy buen comentario, excelente en realdiad, felicitaciones a todos los involucrados

  • Muny Silva

    Muy bunea, buenísima, demasiado buena para ser cierta en realidad. Si es que dejan irse a Camilo, merecen que se reimplante la pena de muerte….o al menos un presidio perpetuo muy calificado, así que oblíguenlo a escribir más seguido, es el colmo que lo veamos tarde, mal y nunca.

  • Francis Savigny Cortés

    comidita, deditos, camillita, remeditos, espaldita, cogotito, zapatitos, manitos, ojitos, todo pamplinas y estupideces para hacernos creer que nos tratan con cariño cuando la verdad es que nos sacan un ojo del alma, una vergüenza…

  • Olga Zambrano

    ¿Por qué la inmensa mayoría de los columnistas tienen que ser tan latosos, pomposos, sin ninguna conciencia idiomática, sin siquiera pensar un minuto en el posible lector que tendrán? ¿Por qué todos los días vemos lata, lata y más lata en los medios escritos y escuchamos lata, lata y más lata en los audiovisuales? Camilo Marks es una excepción y una notable excepción. Tal vez no sea tan bueno como lo dicen tantos que lo celebran, pero por lo menos no aburre a nadie y eso es una gracia suprema, por lo que lo felicito a él, a Manola Robles y a cooperativa.cl

  • Olga Zambrano

    Además, toca temas culturales de una manera que nos interesa a todos y no trata temas recónditos, raros o extraños, sino problemas que vemos todos los dias, a cada rato, en todas partes. Y sí, debería escribir mucho más seguido en Cooperativa.cl, no porque los demás columnistas sean malos, no nada de eso, pero es indisctuble que su visión es auténticamente más radical, más profunda y más heterodoxa y que si prepara una columna, sabe lo que está haciendo, se documenta y no sale con lugares comunes que hastían y agobian. Uno puede no estar de acuerdo con él, de hecho yo casi nunca lo estoy, pero igual lo leo para divertirme, enojarme y pasarlo bien un rato y por supuesto, reenvío el link de este artículo a todos mis contactos o bien lo recomiendo a viva voz a mis amistades y casi siempre obligo a mis alumnos universitarios a que lo lean y discutan para hacer mis clases más entretenidas. Un gran logro y repito que lo es sobre todo si tantas veces estoy en desacuerdo, como debe ser en un espacio democrático.

  • Sergio Martínez Varas

    Hilarante, tonificante, saludable, estupenda, realista a pesar del empleo reiterado de la caricatura, muy reconfortante a pesar de la terrible realidad que describe, así que no me queda más que felicitar a la editora, señora Manuela Robles, a cooperativa cl y a Camilo Marks, que suena igual que Marx (¿no se habrá cambiado el apellido para no ser tomado como comunista en los tiempos del glorioso reinado de Pinochet?)

  • Elba Armijo Valladares

    Nada que añadir ni suprimir, un artículo completo, redondeado, brillante, que nos interpela y hace pensar mientras nos divertimos, nos reímos, nos entretenemos, así que, como argentina, diré lo que decimos cuando queremos a alguien: ¡Camilo, no te mueras nunca!

  • Elba Armijo Valladares

    Y agrego además mis felicitaciones a Manola -no Manuela, hasta donde sé-Robles, el incombustible Camilo y cooperativa.cl

  • Teodoro Eliodoro Dallapiccolla

    Por supuesto que en el tema de la salud chilena prima lejos, y muy lejos, la tragedia sobre la comedia, pero no deja de ser una gracia leer algo divertido sobre un tema tan trágico y terrible, que nos afecta a todos y que a todos nos debería movilizar para que de una vez por todas se reforme este perverso sistema.

  • Teodoro Eliodoro Dallapiccolla

    Agrego que si la salud pública chilena es un desastre, también lo es, en igual o mayor medida, la educación, el transporte, la previsión, los medios de comunicación, los servicios públicos -el correo ya no sirve para nada, las cartas no llegan nunca y mucha más gente de la que se cree no tiene internet-, la vivienda, la alimentación, en fin, seguimos siendo un país tan subdesarrollado como siempre, a pesar de nuestras autopistas que no llevan a ninguna parte y de algunos supermercados bien abastecidos, mientras en la periferia reinan el caos, el desempleo y hasta la indigencia y el hambre.

  • Paulina Olimpia Messina del Ca

    Nada o poco que agregar a lo dicho antes, salvo para sumarme al verdadero clamor para que Camilo escriba más seguido en este medio, porque sus columnas, muy bien enmarcadas en la sección cultura, son efectivamente culturales y tratan temas como el lenguaje, los DDHH, el cine, la literatura, el habla, el metro y cualquier otra cosa siempre desde el punto de vista de una mente civilizada, crítica, aguda y lúcida, nada de complaciente como suelen serlo todos o casi todos los columnistas y todos o casi todos los plumarios que se las dan de opinólogos.

  • Mariela Griffor

    Brillante y no tengo por qué escamotear las palabras para definir a alguien que leo todas las semanas en sus críticas literarias, alguien cuyos libros son mejores que la inmensa mayoría de los libros que se publican en Chile y alguien que sabe escribir como pocos, por lo que me sumo a las congratulaciones a Manola Robles, el propio Camilo y cooperativa cl con el añadido de siempre: deberían estos artículos salir mucho más seguido, porque sacuden, refrescan la mente, inquietan y nos interpelan como pcos escritores son capaces de hacerlo en la actualidad, así que, de nuevo, ¡cordialísimas felicitaciones!

  • Úrsula del Campo

    Me uno a la discusión, como reza la leyenda de más arriba, pero no para discutir lo que aquí se ha dicho, sino para decir que estoy casi de acuerdo con todo y que en general concuerdo con Camilo, pero me parece que sus opiniones son muy exaltadas y un poco injustas, porque algo hemos avanzado en salud, educación, previsión….¿o estamos peor que en los años 70 y 80, cuando ni se hablaba de estos temas y si alguien se atrevia a sacarlos a colación, era detenido y hasta pasaba por terrorista?

  • Tito Ernesto Fuentes Villegas

    Me sumo a las felicitaciones sin ninguna salvedad, salvo quizá decir que, para variar, Camilo siempre sorprende, inquieta, enardece los ánimos, solivianta, nos hace rebelarnos, irrita, nos hace sentir cómo estamos sumidos en la anestesia del apoliticismo y el consumismo, en fin, logra que realmente nos interesemos en lo que escribe y hasta nos dan ganas de salir a la calle a desflar contra las injusticias de este pais. ¡Y todo en la seccion cultura, ojo, cultura y no poítica, economía o latas similares! Así que vayan mis felicitaciones a él, a Manola Robles y a cooperativa.cl

  • Carmela Rosario Córdova del So

    Brillante, esa es la palabra y no se me ocurre otra por estos momentos, y lo mejor de todo es que Camilo no se cree ninguna de las celebraciones que recibe. Un intelectual de lujo que sabe sacar partido como nadie a su afilada pluma, a su ingenio diabólico y a su talento innato con las palabras. Me atrevo a decir sobre esto último que se nace con él, uno nada gana con esfrorzarse por escribir bien si no tiene el don, y Camilo vaya que lo tiene

  • Arturo

    Qué buena columna, efectivamente las instituciones de salud son a veces de una frialdad enorme; con todo, incluso en establecimientos públicos a veces se encuentra uno con profesionales con vocación, que cuidan a sus pacientes con denuedo y se esfuerzan por ayudarlos a salir adelante. Esas estupendas personas son de un valor que no se puede dejar de rescatar, y que choca completamente con la actual mercantilización generalizada de los servicios de salud.

  • Teresa Simon

    Muy buena columna también la encuentro yo, el problema es que pone el dedo en la llaga y no apunta a ninguna solución, eso me parece demasiado pesimismo y excesiva soberbia, aunque como todos los que escriben antes que yo, reconozco que está muy bien escrita.

  • Raquel Jacobs

    Sí, deditos, manitos, ojitos, piernecitas, pelito, cogotito, codito, rodillita, guatita, todos itos e itas para los ricos o con Isapre de lujo y para los pobres, puras groserías, malos tratos, desprecio, ese es este país que además nos quieren vender como algo afable e inclusivo cuando es uno de los más clasistas, racistas, xenófobos, machistas y homófobos del mundo.

  • Vasco Iribarren Ramírez

    Notabilísima, excelente, brillante, al igual que una dama de más abajo, creo que uno no debe privarse de celebrar las cosas que lee y que valen la pena, porque en este país hundido en la autosatisfacción, la complacencia y el lucro, al menos alguien lúcido de vez en cuando nos recuerda quienes somos y cómo somos.

  • Jenny Wasiuk

    Menos mal que de vez en cuando publican algo de alguien valiente e inteligente como Camilo y no tanta, tantísima lata, lo felicito y también a Manola Robles y cooperativa.cl

  • Alberto Arriagada

    Qué agrado y qué originalidad poder reírse, divertirse, prorrumpir en carcajadas, pero también poder reflexionar, criticar y ver una mirada muy distinta y muy real a lo que acontece en el país. Felicitaciones cordiales

  • Conrad Sejer

    Me sumo a las felicitaciones y agrego que hacía mucho tiempo que no lo pasaba tan bien leyendo algo, así que me añado a la lista de felicitaciones a Camilo, Manola Robles y cooperativa.cl

  • María Cristina Correa de la Pa

    No sé hasta qué punto puede decirse, como lo dice Camilo al final, que hasta cierto las cosas han mejorado en la salud, para luego añadir la distancia sideral que siempre habrá entre el hospital San José y la clínica Santa María. Si eso es mejora, yo soy el Papa.

  • Cristóbal Sciolla Accorsi

    Buena, buenísima excelente, sobresaliente, excepcional…

  • Cristóbal Sciolla Accorsi

    Y además clara, amena, entretenida, simpática, divertida, ¿de dónde saca tantas ocurrencias este Camilo Marks para nunca aburrirnos y de dónde se las arregla para ser siempre tan original, valiente, con puntos de vista heterodoxos, que escapan a cualquiera, pero a él no se le pasan por alto, como este mismo tema del estúpido y baboseante lenguaje de la salud?

  • Felipe Araya

    La salud es un desastre, la educación es una debacle, la seguridad y previsión social son una hecatombe, los servicios públicos son inservibles, la administración de justicia es un chiste, ya que el 99% de los presos o procesados, perdón, formalizados según la nueva nomenclaturita de los leguleyitos, proviene de sectores pobres, la delincuencia es rampante, pero siempre se origina en las capas populares o es reprimida ahí, los medios de comunicación no informan, sino que distorsionan todo y pagan millones a los débiles mentales que aparecen en pantalla, en suma, este país es indigno de su nombre, indigno de que se autodenomine democracia, indigno de la humanidad. ¿Y? Todo el mundo sigue muy feliz, gracias.

  • Aldo Campodonico

    La verdad es que todo es un desastre en este país, la contaminación atmosférica, de los mares, de la tierra, el destrozo del bosque nativo, la ruina urbana, el transporte público en todas partes, sobre todo en Santiago, la polución del paisaje, donde solo se libran y esto es una hipótesis, las cumbres andinas y por si fuera poco, la educación calamitosa, la cultura al borde de la extinción, con cero nivel de lectura, la salud pública a veces inexistente, la previsión social vergonzosa, el gasto público en puro derroche ostentoso, la clase política que no da cuenta de nada….claro, algunos dicen que nos comparemos con Haití, un estado fallido, o con El Salvador, donde el índice de homicidios es uno de los más altos del mundo. ¿Pero es eso un consuelo o puro escapismo, por qué tenemos que estar siempre sintiéndonos superiores a los demás solo porque le caemos bien a Estados Unidos y al Fondo Monetario Internacional?

  • Teresa Correa

    Excelente columna, de selección, me sumo a las felicitaciones a Camilo, Manola Robles y cooperativa.cl

  • Lamberto Gardelli

    Al hueso, sin darse vueltas inútiles, una notable crónica que desnuda el perpetuo y cruel sistema de clases chileno, que se nota especialmente donde no se debe notar, en la salud pública. Cordiales felicitaciones.

  • Lamberto Gardelli

    Además, me encantó eso de los diminutivos, porque es completamente cierto, si vamos donde un médico del barrio alto nos habla todo en ito e ita y si terminamos dando en la posta o en un hospital público colapsado, a veces casi nos matan.

  • IngridLaraLeon

    Camilo con su habitual buen humor e ingenio nos clarifica bien, el tema de la atencion medica, en clinicas y hospitales. Es igual de mala, en los hospitales y clinicas, ya sea que los funcionarios de clinica anden de malas, o no, y en los hospitales, es tetrico el trato de todas maneras, sea como se sea. Si la funcionaria anda de malas, aunque uno pague las ganas, y patalee, no aparece la funcionaria, y los”facultativos” brillan por su ausencia, y la enferma pagando las ganas. En los hospitales, es un caso, de mas mala suerte, si no se tiene dinero , aunque sea poco dinero, que digamos, se le trata mal, puede morirse gritando en la cama, no va a ir nadie, no se como lo hacen las enfermeras para hacerse humo.Ahora, para justificar los cobros la clinica parece un hospital cinco estrellas, arreglado y engalanado, televisor en la pieza, aire acondicionado, baño de lujo, calefaccionado, pero no aparece el funcionario. .En los hospiales comunes, para pobres, mejor morirse en la casa.

    es ya un drama, ahi si que al enfermo, y pobre para mas remate, es un drama.

  • Javier Eduardo Cifuentes Valdé

    Excepcional artículo de un columnista excepcional, felicitaciones cordialísimas a Camilo, Manola Robles, la editora en las sombras que hace un trabajo notable y por extensión también a cooperativa.cl

  • Javier Eduardo Cifuentes Valdé

    Ahora que vi mi comentario pubicado, tengo deseos de agregar que todo lo que aquí se dice corresponde completamente a la verdad y no creo por ningún motivo que las cosas hayan mejorado, como lo sostiene el autor hacia el final, con respecto al lenguaje. Sí, es posible que hoy por hoy no traten a las parturientas pobres como prostitutas, pero tampoco vamos a decir que las tratan muy bien y que las condiciones con las que los hijos vienen al mundo en el hospital Arriarán sean iguales a aquellas de los bebés que tienen la suerte de nacer en la Clínica Las Condes.

  • Verónica del Piano Andreoli

    Divertida, ingeniosa, humorística, sardónica, aguda, pero igualmente corrosiva, hasta el punto de no dejar mono en pie. Así me gustan los columnistas, claros, sencillos, con buen estilo y prosa de primera y que no escriban solo de política, de economía, de legislación y de todo lo que se escribe en todas partes. Felicitaciones calurosísimas a Camilo, la editora Manola Robles y cooperativa.cl

  • Claudio del Villar

    Conozco la salud pública porque me he desempeñado por años en ella y nada de lo que aquí se dice me parece muy exagerado, salvo que depende de donde a uno le toque caer o empezar, porque si voy para atención primaria al policlínico de Providencia, la atención es muy buena, pero si empiezo en uno de La Granja o La Pincoya, la cosa es tan tenebrosa que ni siquiera la imaginación más macabra lo puede describir. Y también conozco la salud privada, que tampoco es ninguna cosa del otro mundo, claro que en las clínicas Las Condes o Alemana puede uno quedar más o menos satisfecho después de haber pagado fortunas, haberse arruinado y haber quedado endedudado de por vida. Pero si se trata de unba clínica de Maipú o Puente Alto…mejor no seguir

  • Andrea Rossi Lemeni

    Notable columna, me sumo a las felicitaciones a Camilo por su inmenso sentido del humor y por saber sacar partido a realidades terribles y aún así nos hace sonreír y reír, las extiendo a cooperativa.cl

  • Paula Antonia Santander Venega

    A mí personalmente me carga eso de los diminutivos y de achicarlo todo, es la típica hipocresía chilena, el típico eufemismo para no decir las cosas como son y la típica actitud de rechazo frente a la verdad. Y es cierto que en los centros de salud privados y carísimos todo es ito o ita y en los hospitales públicos poco les falta muchas veces para agarrarnos a patadas.

  • Arturo Maldonado Velez

    Me sumo calurosamente a las felicitaciones por esta columna, refrescante, saludable -a pesar de que deja como chaleco de mono a la salud- y divertidísima. De hecho, he mandado el link a todos mis contactos, no solo los conocidos sino los otros que se crean en las llamadas redes sociales. Así que nuevamente felicito a Camilo Marks y a cooperativa cl por este artículo, que es como una burbuja de champaña en medio de la pesadez reinante entre el 90% de los columnistas chilenos.

  • Sigmund Nimsgern

    Este es un país único en el mundo: tiene uno de los crecimientos económcios más elevados y la distribución del ingreso es una de las más desiguales del mundo, hay una preocupación enfermiza por la infraestructura -autopistas, puentes, aeropuertos- y subisisten poblaciones callampas al igual que en las décadas del 50, 60 y 70, se reformó el sistema judicial penal y tenemos la tasa más elevada de gente presa en América Latina y una de las más altas del mundo, hay unos poquísimos colegios de excelencia frente a la vasta mayoría de centros que más parecen nidos de delincuentes, cualquiera con plata monta una universidad privada que forma profesionales que apenas saben leer y escribir, del transporte público en la capital es mejor ni hablar, pero es muchísimo peor al de todos nuestros países vecinos, la delincuencia aumenta a pasos agigantados, no solo para justificar la verborrea de los perioodistas, sino porque a muchos no les queda otro camino para sobrevivir, en fin, por donde miremos hay desastre tras desastre. Claro, se dirá que estamos mejor que en Haití o Sierra Leona, estados fallidos, o que en El Salvador o el norte de México, pero ¿es eso un consuelo o solo una tontería para justificar que vivimos en un sistema de perpetuación de las clases sociales, de perpetuación de la injusticia y de la desigualdad sin paliativos?

  • Sigmund Nimsgern

    Ah, por supuesto, el artículo es brillante y me sumo a las felicitaciones a Camilo, a la editora Manola Robeles y a Cooperativa.cl

  • Eliana Latlippe

    Me sumo a las alabanzas sin ningún reparo, una columna de selección de un columnista y esdritor único, ¡felicitaciones!

  • Anamaría Francescatti

    Desopilante, divertido, entretenido, fuera de serie, podría seguir felicitando a Camilo, pero me limito a decir que lo he recomendado urbi et orbis, que he puesto esta columna en mi facebook y que no hay persona que conozca a la cual no he obligado a leerla, así que le reitero mis congratulaciones a él y a cooperativa.cl

  • Anamaría Francescatti

    Y agrego que según mi parecer este artículo debería fotocopiarse y ponerse a la entrada de todos los hospítales púiblicos y clínicas privadas chilenos.

  • Fernanda Meza Walker

    Un maestro de la crítica, un maestro de la polémica bien fundamentada y sin destemplamiento, un estupendo analista de nuestro país y nuestra servidumbre cultural, un insuperable cronista de nuestra insondable pobreza ideológica. Felicito cordialmente a Camilo, a la editora Manola Robles y a cooperativa.cl

  • María Emilia Zepeda

    Me sumo a las felicitaciones a Camilo, la editora Manola Robles y cooperativa.cl pero solamente quiero añadir que detesto tanto los diminutivos -chiquitito, grandecito, buenito, pequeñito, botellita- como los aumentativos -gordinflón, guatón, comilón, grandulón, porfiadón- y que el reiterado uso de ellos ha terminado por quitarles todo significado.

  • Carolina Castellón Domínguez

    Conozco la Posta Central, sé lo que es esperar horas en la calle a la ambulancia después de un accidente, con fractura expuesta o perdiendo la conciencia una y otra vez, me consta cómo te reciben los profesionales de la salud, desde encumbrados médicos catedráticos -no sé, francamente, qué es lo que enseñan-, hasta chateras y personal de servicio menor, en suma, tengo pleno conocimiento de ese horror que es la salud pública chilena y aunque esta no sea una columna de denuncia, la leo con ganas de denunciar a diario y por cadena nacional lo que es la salud pública de nuestro país. Y cualquiera que pase por las afeuras de nuestra flamante asistencia pública, en Avenida Portugal, se puede dar cuenta de que esas calles, esas veredas, esos pasajes son los lugares donde a diario duermen y viven a la intemperie docenas, quizá centenares de chilenos y chilenas sin techo ni abrigo. ¡Háblenme de salud pública, de previsión social o de educación gratis!

  • Martín Martínez Celedón

    Excelente, brillante, hilarante, divertida como solo puede serlo Camilo con ese humor a prueba de balas y ese estilo desenfadado que no le teme a nada. Vayan mis congratulaciones a él, a la excepcional editora Manola Robles, a quien tanto se echa de menos hablando por la radio y a cooperativa.cl

  • Viviana Franconi Cereceda

    Lo único malo de esta columna es que es muy buena, como para no creerlo, como para leerla y releerla, como para desear que Camilo no escriba en ninguna otra parte, salvo en cooperativa.cl

  • Sabina Mathieu Logercio

    Ex-ce-len-te, es-tu-pen-da, no-ta-ble, simplemente fa-bu-losa.

    Los que no la leen se pierden lo mejor que hoy se escrbie en Chiloe y los que la leemos podemos sorprendernos, alegrarnos, enfurecernos, indignarnos, reírnos, apenarnos, en suma, estamos vivos y no anestesiados por las imbecilidades de facebook, whattsapp, ipad, itunes, etc.

  • Ignacio Zenteno Alvarado

    Me sumo a las opiniones favorables, con una sola reserva: Camilo es tan exagerado y a veces tan divertido que cuesta tomarlo en serio. De todos modos, felicitaciones a él, extensivas y merecidas a Manola Robles y a cooperativa.cl

  • Delia Micaela Contreras del So

    Muy, muy, muy buena, muy entretenida, muy cómica, muy paradójica, esto de los diminutivos me mató de la risa, pero después me enfureció hasta decir basta pues denota una pura connotación clasista, racista y hasta xenófoba, al ser los chilenos los únicos que nos permitimos decir chaíto, dedito, patita, zapatito, ponchito y toda esa andanada de cositas chiquititas que son como para enfermarse de los nervios.

  • Delia Micaela Contreras del So

    Y para no ser un mal ejemplo, debo sumar mis felicitaciones a Camilo, a Manola Robles, tan pero tan echada de menos desde que su voz dejó de escucharse y al equipo de cooperativa.cl

  • Delia Micaela Contreras del So

    Sigo pegada y no sé cómo salir, de modo que vuelvo a agregar que este artículo es desopilante y a la vez desgarrador en cuanto desnuda las infranqueables diferencias que existen entre la salud pública y la pirvada, empezando, como dice Camilo al final, con el mejor instrumento de comunicación que se nos ha dado, el lenguaje.

  • Rita Sofía Allende Delmar

    Excelente y notable columna, además perturbadora, preocupante y sumamente intranquilzadora, mucho más que las tonterías que se publican a diario no voy a decir dónde.

  • Anastasia Delia Fernández Guti

    Un 7 para Camilo, un 7 para Manola Robles y un 7 para cooperativa.cl

  • Bernardo Burckardt

    Este es un país último de clasista, último de sexista, último de machista, último de xenófobo, último de homófobo y todo se nota en el lenguaje, sobre todo el clasismo: Eso de los itos y las itas solo es usado por las clases pudientes y quienes los imitan, los siguen, les copian en todo, miren que decír chíato, dónde se ha visto.
    Felicitaciones cordiales al gurú Camilo, a doña Manola Robles y a cooperativa.cl

  • Natacha del Solar Pineda

    Sobresaliente columna, nada que añadir, salvo sumarme a las felicitaciones a Camilo, Manola Robles y Cooperativa.cl

  • Mario Carneyro Silva

    Exagerado, exageradísimo, pero entretenidísimo como siempre este Camilo que se las trae…

  • Mariela Correa

    Me sumo de buen grado a als celebraciones, pero también pertenezco al grupo de los que hacen reparos por tantas exageraciones, que a veces ayudan y son penetrantes, pero otras veces confunden al lector.

  • Ferlix Duarte Semlich

    Una columna de lujo de un escritor y columnista de lujo, dura, acerba, agria y a la vez cómica, doméstica, al alcance de las dueñas de casa, las peluqueras o los vendedores de diarios, junto a los filósofos e historiadores, felicitaciones cálidas a Camilo, Manola Robles y cooperativa cl

  • Ferlix Duarte Semlich

    Además, nos entrega elementos de juicio que nadie en este país otorga, porque el lenguaje, que es el medio de comunicación más grande que se nos ha entregado, según lo que escribe el mismo Camilo Marks en su último libro, sirve para entender la realidad o bien pervertirla según sea quien lo usa.

  • Claudia Camila Escudero Lander

    Una columna inquietante, un artículo perturbador, una pieza descolocadora, una prosa que nos deja perplejos, en suma, algo fuera de lo común en medio de la abrumadora, agobiadora, devastadora mediocridad imperante en los medios escritos y audiovisuales, felicitaciones a Camilo, a Manola Robles y a cooperativa cl

  • Cristián Salgado Bernárdez

    Estupenda columna, con humor, irreverencia genuina, cultura heterodoxa, capacidad analítica inmensa, un lujo leerla, apreciarla y después repartirla urbi et orbis y comentarla, felicitaciones calurosas a Camilo, Manola Robles y cooperativa.cl

  • Leoncio Hermes Navarrete Ahuma

    Para reirse a gritos y para llorar a mares por el desastre total que es la salud chiena, porque es resultado del atroz sistema de clases en el que vivimos, porque demuestra que la democracia es una mascarada, ya que para la salud pública y también para la seguridad social y la previsión somos ciudadanos de clase A, B,D, E y F. ¿Adivinan quienes son de clase A? ¿Y quienes corresponden a la F? La primera, por supuesto, es de los ricos, los poderosos, los influyentes y la última la de los flaites, los rotos, los sin techo ni abrigo, los indigentes y toda clase de gente pobre y sin recursos. Sí, es bueno reírse de todo, pero en el fondo yo no encuentro que haya nada divertido en esto y que, tal como lo deice Camilo Marks, nuestra salud y el resto de los servicios públicos son una tragedia difícil, sino imposible de revertir.

  • Kirsten Flagstad

    Llegué recién a enterarme de esta columna notable, por lo que me sumo a las felicitaciones a Camilo, Manola Robles y cooperativa.cl

  • Kirsten Flagstad

    Y agrego que estoy de acuerdo en que la salud chilena es un horror, la educación una atrocidad, la seguridad social un espanto, la previsión un atentado a los DDHH y el rol del Estado subsidiario la pamplina más grande que he oído en mi vida

  • Javier Martínez Allendes

    De acuerdo en todo y con todos, una excepcional columna, excelentemente escrita, amena, divertida y a la vez trágica o tragicómica, una verdadera lástima que Marks no escriba más seguido, a diferencia de tantos lateros…..