De vez en cuando solemos encontrar frases muy interesantes en los muros del facebook de diferentes amigos. De esas que te hacen detenerte un segundo. Y me han hecho sentido sobre el tema de esta notable película. “Si tiras una bola de barro contra la pared blanca, se terminará cayendo con el tiempo, pero la marca perdurará para siempre”. “Si lanzas un vaso de vidrio, podrás recoger gran parte, pero nunca todo”.El honor y la reputación de una persona son como la bola de barro y el vaso de vidrio, una vez dañado, no vuelve a recuperarse por completo.
Lo más duro de todo esto, es cuando esa reputación es manchada con una calumnia y todo se vuelve más complicado, si de por medio hay niños.
Es curioso como para nosotros los adultos, cuando nos interesa, todas las palabras que salen de la boca de un niño pequeño son fantasías, exageraciones graciosas o mentiritas inocentes.
Sin embargo, en otras circunstancias, se convierten en inobjetables sagradas escrituras. De antemano advierto que “La Cacería” es una película dura, muy bien dirigida por Tomas Vinterberg, presentando a un protagonista principal tal y como es en su natural entorno habitual.
El punto de vista del director danés no es crearnos la duda de si el protagonista es o no es culpable, eso queda evidentemente claro desde el principio del metraje.Lo que trata de narrarnos es como se puede hundir y destrozar la vida de un hombre inocente, por la mentirita cándida y fantasiosa de una menor.
La historia deja un frío e inquietante malestar en el cuerpo. Escenas como la de la iglesia o el supermercado no hace más que mostramos la desnuda naturaleza humana y su dolorosa inercia atávica sin filtros, serán escenas difíciles de borrar de la retina del espectador.
Es complicado tratar de entender cómo un ser humano puede pasar 40 años labrándose una reputación intachable, y en apenas unas horas, pasar a ser el delincuente más peligroso de la comunidad y todo por…un inocente comentario.
Es duro comprobar como aquellos que viven contigo puerta con puerta, que se emborrachan amistosamente a tu lado, que han crecido contigo, que te conocen como si te hubiesen parido… ante un comentario inocente y desafortunado los haga dudar.
Habitualmente se dice que el agresor infantil siempre está más cerca de lo que creemos, y es en ese punto donde el director y guionista pone su acento y nos va ubicando diestramente en ambos costados de la vereda, agresores y víctima.
De nada han servido los años de intachable comportamiento y de nada servirá lo que la justicia finalmente determine para el protagonista. A los ojos de tu entorno ya eres y seguirás siendo el maldito necesario…el culpable. La mancha no se borrará.
Su factura técnica es impecable y corrobora la idea de que el cine (el buen cine) se hace con valentía e inteligencia y sin pasar gato por liebre.
Con películas así, aunque puedan pecar para algunos de excesivamente analíticas, es como se sustenta una industria.
Puede que no vaya a recaudar más que cualquier “blockbuster” al término de su primer fin de semana, pero “La Cacería” aún con el paso del tiempo seguirá interesando (y siendo rentable), porque lo que plantea es un tema universal que se da en todas las sociedades y por desgracia no caduca.
Película muy recomendable.