A su alrededor usted ve figuras femeninas que son “sexy” y otras que no lo son. ¿No es obvio? Basta con mirarlas. Mírelas y pregunte ¿por qué? Igual, las mujeres encuentran atractivos a algunos hombres y a otros no. La biología no tiene respuesta a estas preguntas y se responde que así es la naturaleza humana, nomás.
Lo que usted y ellas ven es el fenotipo, el conjunto de sus rasgos, su altura, forma del cuerpo, color de piel, ojos y cabello. Fenotipo es lo que se ve, sus rasgos, su aspecto, lo que el espejo le cuenta.
Resultado de su herencia y de cómo lo y la criaron. Lo que resultó: usted o ella, producto de genes del papá y mamá y del ambiente donde ha vivido y vive, se alimenta y existe.
El fenotipo especifica con precisión atributos y expresiones. No describe su conducta ni la de ella. La conducta tiene plasticidad y ya nos dimos cuenta que todos actuamos en forma distinta. Como no tenemos igual aspecto ni hacemos alarde de igual conducta esto se llama variabilidad.
¿Queremos todos tener un fenotipo igual? Algunas chicas desean ser modelo y comen poco o nada.
Otras comen a lo Pantagruel y el sobrepeso se les nota. Algunos hombres jóvenes de aspecto varonil se dejan crecer barba o bigote, hacen gimnasia, desarrollan músculos y calugas. Son aspiraciones humanas y somos libres para aparecer ante el mundo como nos guste. Con libertad para cuidar o desatender nuestro cuerpo. Y hasta con libertad para deliberar.
¿Queremos todos pensar igual? En absoluto. Algunos aceptan normas de la sociedad y otros buscan nuevas ideas. Dicen que eso es libertad.
Cuando nos dicen que no podemos comer lo que nos gusta ni ver lo que a otros les gusta, nos están imponiendo las ideas y normas de otros. Sospecho que asignarnos normas de alimentación ¿no tendrá acaso el objetivo de crear una nueva raza de chilenos y chilenas fuertes y muy sanos? ¿Desean crear un nuevo fenotipo nacional?
Algunos arios pensaron que ellos, eran una raza superior y –equivocados– citando a Darwin dijeron que los fuertes dominarán a los débiles o inferiores. Así entre 1939 a 1944 eliminaron a once millones de judíos, gitanos y negros. Eso se llamó Holocausto y todavía quedan en Europa ruinas en Treblinka, Auswichtz, Sobibor, Belzec y Chelmno.
Nos rebaten diciendo que debemos controlar nuestro ambiente. Hagan lo que hagan no podemos controlar todas las enfermedades ni los terremotos. Podemos medir las frecuencias e intensidades de los sismos sin posibilidad de predecirlos y sabemos que hay enfermedades cuyo origen desconocemos.
Las tecnologías han facilitado las comunicaciones pero no han modificado de igual manera nuestra capacidad de preguntarnos si podemos cooperar con otros.
Hoy observamos e investigamos más pero no hay duda que todavía muchos creen en el Viejo de Pascua y en algún milagro que haya ocurrido en nuestra historia. Otros están seguros que los beneficios y perjuicios de las tecnologías explican todo avance en nuestra civilización. Y cómo un Ser Superior podría oír miles de plegarias por segundo lo explica Internet.
Mucho se persuade para mejorar el físico. Casi nada para incorporar algo de cultura o sentido (común) a nuestras conductas.
Podemos imaginar que la educación nos hace crecer en mente y cuerpo, pero dudamos que las normas de evitar Mc Donalds, KFCs y pizzerías nos hagan mejores humanos y humanas.