- Guru Guru: ¡Gogesog Goga no jae lo gue me pajó guango genía paga agá!.. ¡ge me genventó una güea!
– Profesor Rossa: ¡Qué peligroso Guru!, ¡se le pinchó una rueda de su bicicleta!
– Guru Guru: ¡Gí geñor, ejo migmo!…y cagi ge me geviengan lah doh!
(Grandes Carcajadas en el Patagual).
Giros cómicos como éste pavimentaron el “éxito” del Profesor Rossa, en el reciente Festival del Huaso de Olmué transmitido por Chilevisión. Un evento donde hace tiempo se impide la evolución del Folklore nacional, pues se eliminó la competencia de canciones originales.
La providencia me llevó a Olmué. No la Divina precisamente, más bien la comuna de Providencia en la que vivo, cuyo fascismo ambiente hizo necesaria unas breves vacaciones.
Tal como 25 años atrás descansé en la misma casa vecina al Patagual, donde aprendí a nadar escuchando los ensayos de los folkloristas.
En esos días, el certamen estaba encriptado en la dictadura (perdón quise decir: Gobierno Democrático Militar Muy Positivo para el País). Se vacacionaba sabiendo de la imposibilidad de oír, en ese escenario, cualquier aroma a Nueva Canción Chilena o a quena de PVC.
Por ésa década irrumpía también en la TV el bigotudo profesor, quien debutó en UCV- TV en dos metros cuadrados con cero presupuesto. La alta creatividad y calidad de su programa infantil lo llevaron pronto a Canal 13, donde reinó por años.
Arribaron los “locos” años 90 y un 55.99% de los inscritos tuvo la esperanza en una democracia presente en todas las áreas de la vida nacional, sobre todo en la TV. Había expectativas de los formidables duetos que ésta haría con las artes nacionales.
Sin embargo, ese porcentaje no contaba con los hombres-mujeres bronceados (as), gobernantes de los medios escritos, radiales pero sobre todo la TV. Ellos son los empleados VIP de las marcas dueñas del fundo y su rol es determinar, chequera de auspicios mediante, lo que la gente DEBE ver en la pantalla.
Los hombres-mujeres bronceados (as) recibieron patente de corso desde el Arco Iris de hollín y apoyados en sus focus groups, convencieron a todos que la gente no desea TV de calidad. Sí, teleseries mediocres, adolescentes erotizados por las tardes y realitys.
Los folkloristas de Chile hoy lloran la muerte del Festival del Huaso, una nueva obra de los hombres-mujeres bronceados (as).
Este año, deben haber pedido una “competencia jueguito”: “Veamos quien hace el mejor arreglo a las clásicas canciones de Violeta Parra”. Ganó la menos apreciada por el respetable. ¡Gran polémica!, titularon los diarios bendecidos por las chequeras de los broncíneos (as).
A estos personajes de tono fascinante les debemos, además, la muerte del programa infantil rosáceo. Ellos determinaron, hace años en Canal 13, que los niños ya no deseaban programas de calidad.
El creativo de rulos anaranjados emigró camuflado a Mega, intentando traspasar su mensaje sobre la vida silvestre. Pero, nuevamente fue acorralado por los dorados (as) y hoy lo vemos ejerciendo una auto parodia revisteril en un canal por cable.
Los hombres-mujeres bronceados (as) gobiernan la TV desde un Porsche o un Jaguar y sólo tenemos esperanzas de ver algo de calidad si hay financiamiento del CNTV.
Pero, si hoy alguien propusiera en un proyecto CNTV infantil al famoso maestro como conductor, los del jurado dirían: ¡Pero cómo, si ahora el personaje ése cuenta chistes cochinos!
¿Lo perdimos definitivamente?, no debería ser así. Hay organismos como el Programa Explora de la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (CONICYT), cuya misión es generar una cultura científica, que podrían hacer un programa de TV espectacular conducido por el Profesor Rossa, vía CNTV.
El espacio podría destacar, por ejemplo, los Clubes Explora, talleres liderados por profesores en cada región que durante un año, con al menos 30 estudiantes de básica o media, desarrollan investigaciones científicas.
Considero al invento de Iván Arenas vigente y que desde 1990 el Festival del Huaso de Olmué debería haberse convertido en nuestro Festival de Cosquín de Córdoba Argentina, renovador constante del Folklore de allá, sobretodo entre la juventud.
Hoy los hombres-mujeres bronceados (as) exhiben orgullosos ante sus jefes el éxito de la involución del profesor y se felicitan pues en Olmué ya no hay competencia folklórica latera.
Mientras nadaba en el actual Olmué, recordé a Orwell cuando decía que si el muro más hermoso del mundo, el de mejor diseño y construcción, rodeaba un campo de concentración, existía la obligación moral de derrumbarlo.