Tras el dictamen de Contraloría, que el 26 de marzo permitió que el Consejo Regional (CORE) de Los Ríos escoja entre sus pares a su presidente, recordé varias conversaciones en torno a esta pregunta.
En una de ellas, uno de los contertulios dijo, “con las atribuciones que tendría, ser presidente del CORE es como que te nombren capitán. Es un jugador un poco más importante, pero que no toma decisiones. No sirve de nada… el entrenador es quien arma el equipo”.En su comparación los jugadores conformarían el CORE; el capitán sería su presidente y el intendente vendría a ser el entrenador.
En la actualidad el intendente, además de ser el representante del Presidente de la República en la región, es el ejecutivo del Gobierno Regional (GORE) y preside al CORE.
Junto con la histórica elección de los CORE en noviembre de 2013, el gobierno tramitó otro proyecto de ley que, entre muchas otras cosas, daba vida a un presidente del CORE distinto al intendente.
Parecía de toda lógica que un CORE electo por primera vez de manera directa por la ciudadanía, fuera encabezado por uno de ellos mismos y no por una autoridad escogida por el gobierno central.Dicha iniciativa no prosperó.
En su reemplazo y luego del reciente dictamen de Contraloría, el nuevo gobierno ingresó un proyecto de ley (Boletín 9294) para normar las funciones del presidente del CORE.
Seguramente se criticará que éstas son secundarias en comparación a las del intendente, tal como ocurrió con el proyecto de ley anterior. Esto, porque de acuerdo a la Constitución el intendente sigue siendo el ejecutivo del CORE.Para cambiarlo se requiera una reforma de mayor jerarquía y los nombrados proyectos son sólo de rango orgánico constitucional.
Pero aún con esas limitantesque son evidentes, tener a un presidente del CORE distinto al intendente sigue siendo de real importancia. Se olvida que hablamos de una nueva autoridad política que emerge y, pese al indiscutible desequilibrio de atribuciones con respecto al intendente, tiene respaldo ciudadano.
Poseerá apoyo del CORE, sentirá el sustento de la población, tendrá prensa.Está en sus manos un campo de acción de relativo privilegio –inexistente hasta ahora- que podrá contraponerse al poder formal del intendente.
El capitán es el escogido por sus propios compañeros, es quien tiene liderazgo en la cancha, habla con el árbitro, negocia los premios con la dirigencia, juega todos los partidos, realiza la mayor parte de las entrevistas y, normalmente, es de los más queridos por la hinchada.
Un buen capitán, que se legitima en el ejercicio de su rol, es una voz de liderazgo indiscutible. Tiene lo que en la antigua Roma le llamaban autocritas.Si el entrenador se queda sólo con la potestas, que por supuesto ostenta, tendrá más de un dolor de cabeza en los tiempos de crisis.
Recuerdo que en esa misma conversación respondí, “sería bueno revisar la estadística para ver quién es más querido y permanece más tiempo en el club. ¿El capitán o el entrenador?”