El 11 de diciembre pasado, en Peñalolén, más de 70 mil personas acudieron a las urnas a votar a favor o en contra del Plan Regulador Comunal propuesto por la Municipalidad. ¡70 mil! Una cifra que marca un precedente en plebiscitos comunales y que refleja enormes ganas de participación y decisión en las políticas públicas.
Sin duda el proceso que vivió Peñalolén va a sentar un precedente en este tipo de consultas y ojalá otras comunas se animen a escuchar de manera vinculante a sus vecinos, incluso a riesgo de que rechacen su propuesta, como sucedió en este caso.
Estoy convencida que la participación ciudadana es un proceso constante donde la voz de los habitantes es la voz que deber plasmarse en resultados a favor de ellos mismos.
Es una forma nueva de hacer política, no es la de los partidos, ni la del gobierno y menos la del mercado.Es una política que nace desde los barrios, desde cada plaza y cada sede vecinal.
Es ahí, donde la institución que orgullosamente presido, Ciudad Viva, ha iniciado un trabajo largo, de dos años, llamado Agenda Ciudadana, que pone en primera línea los temas que diversas organizaciones han desarrollado y que el sábado 17 de diciembre pusimos a disposición de toda la sociedad, autoridades incluidas.
La participación ciudadana debiese ser un modelo en cualquier gestión pública. Una forma de ser del Estado, de los gobiernos regionales y sobretodo de los municipales. Un estándar que plantee una relación horizontal entre los actores donde la experiencia social sea el capital para construir mejores políticas públicas y para tomar decisiones más inclusivas y equitativas.
¿Cuánto puede aprender una municipalidad de una organización de ciclistas?
¿Cuánto puede aprender el Consejo de Monumentos Nacionales de los vecinos de Bellavista que luchan por que su barrio no sucumba ante las inmobiliarias?
¿Cuánto puede aprender el Ministerio de Energía de los propios empleados fiscales y de las agrupaciones civiles ambientales que llevan años realizando campañas de ahorro energético infinitamente mejores que lo de las corbatas?
La gran pregunta es: ¿Cuánto están dispuestas las autoridades a aprender de los ciudadanos y ciudadanas?
Porque nosotros, en cada barrio, en cada esquina, en cada casa, estamos felices de proponer ideas y aportar para que entre todos, construyamos un mejor país, nuestro país.