Heartbleed Bug ¿qué es heartbleed? Un corazón sangrante que desde los primeros días de abril ha tenido en vilo a internet en gran parte del mundo.
Ese día se produjo el mayor ataque recibido por el sistema en toda su historia y se debió a una falla de seguridad que permitió a los piratas informáticos ingresar al programa criptográfico OpenSSL y robar información privada de millones de usuarios.
Ello incluyó contraseñas y número de tarjetas de crédito o, como en el caso de Canadá, que accedieron a 900 números de la Agencia de Ingresos de ese país, hecho por el cual ya se detuvo a una persona.
Este ataque (titular de los principales medios de comunicación), que hoy también amenaza a los dispositivos móviles -en especial al sistema Android-, demuestra la importancia de un plan de contingencia para crisis tan serias como la que vivió internet, las que en un futuro podrían escalar si no nos preparamos.
De lo contrario podría pasar lo que un importante intelectual norteamericano, el filósofo Dan Dennett, profesor en la Universidad de Tuft, planteó hace unos días en una conferencia, “Internet se vendrá abajo y cuando lo haga viviremos oleadas de pánico mundial. Nuestra única posibilidad es sobrevivir las primeras 48 horas. Para eso hemos de construir —si se me permite la analogía— un bote salvavidas”.
Dennett es un filósofo destacado en el ámbito de las ciencias cognitivas, especialmente en el estudio de la conciencia, intencionalidad, inteligencia artificial y de la memética. Y así, con todos esos conocimientos, lanzó esa bomba en medio de un auditórium expectante y sorprendido.
Pero ¿debemos sorprendernos de una afirmación de ese calibre? A mi juicio no.
Efectivamente las tecnologías de la información y específicamente la worldwide web en muy poco tiempo, casi en un segundo en la línea de tiempo del mundo, transformaron la vida de las personas, de las sociedades y de los Estados.
La triple w, o la w dorada, se transformó en vital para las naciones y las personas, al menos de un porcentaje amplio de las personas, especialmente de las que viven en los países desarrollados o en vías de serlo.
Pero qué pasaría si un día un ataque cibernético nos deja de un minuto al otro sin esta herramienta.No tendríamos posibilidad de saber qué está pasando, no habría transferencias electrónicas, no habría certificados ni pasaportes, no habría posibilidad de trabajar, las bolsas del mundo caerían, los servicios secretos quedarían en blanco, en fin.
Como nunca el ser humano es dependiente de las tecnologías e internet es su epítome.Efectivamente, como dijo Dennett: “todo depende de la red”.
El bote salvavidas, para el filósofo, será el antiguo tejido social de organizaciones que pasaron a segundo plano o simplemente desaparecieron con la irrupción de la internet.
Dennett, agregó a sus polémicos dichos, “lo que digo no tiene nada de apocalíptico, puedes hablar con cualquier experto y te dirá lo mismo que yo, que es cuestión de tiempo que la red caiga. Lo único que digo es que deberíamos prepararnos: antes solía haber clubes sociales, congregaciones, iglesias, etcétera. Todo eso ha desaparecido o va a desaparecer.
Si tuviéramos otra red humana a punto… Si supieras que puedes confiar en alguien, en tu vecino, en tu grupo de amigos, porque habéis previsto la situación, ¿no estarías más tranquilo?”, fue la interrogante que hizo el intelectual.
El gran problema que internet presenta hoy es la inmensa dependencia que tenemos de ella y que a juicio del estudioso obliga a pensar en la ironía de que la herramienta que ha permitido acelerar el desarrollo, pudiera ser también causa de un retorno a la edad de piedra.
La tecnología quebró el crecimiento darwiniano que tenía el conocimiento, al acelerarlo de forma impensada hasta hace algunas décadas.
Su respuesta a este panorama que puede ser aterrador si se transforma en realidad es, a mi juicio, la única plausible: el ser humano siempre ha sabido prevenir catástrofes y lo demuestra cuando se prepara para las pandemias, para generar energía de fuentes no contaminantes, cuándo busca soluciones en el universo a la posibilidad cierta de que nuestra casa, la Tierra, ya no pueda seguir acogiéndonos.
Así, una vez más, demostraremos que nuestras debilidades o errores, siempre podrán ser superadas con el ingenio humano y nuestra voluntad de sobrevivencia.