Con alegría hemos visto cómo se ha materializado la instalación del ministerio del Deporte y la asunción de su primer titular, Gabriel Ruiz Tagle. Este acto representa, sin dudas, un avance para nuestro país, ya que se le está dando al deporte el sitial que le corresponde, sobre todo cuando vemos tantos talentos que se pierden o que muchas veces se forman solos a lo largo de nuestra estrecha nación, a veces apoyados por un mecenas que reconoce las capacidades de algún virtuoso.
Era una deuda que existía con esta parte de la sociedad que decide dedicarse a las actividades deportivas, llámense fútbol, gimnasia, básquetbol, hockey, lanzamiento de la bala, natación, velerismo y tantas otras disciplinas que muchas veces ni se ven, por falta de recursos.
Ciertamente que con este ministerio, el deporte contará no sólo con un mayor impulso y políticas claras en esta materia, sino que con un mayor presupuesto que permitirá llegar a los chilenos con capacidades deportivas e incentivarlos a seguir en serio este camino.
Es una forma de acortar la brecha existente en nuestra sociedad entre quienes pueden contar con grandes sponsor y quienes sólo tienen sus capacidades físicas.
Chile avanza hacia el camino que han seguido naciones desarrolladas, pero aún nos falta mucho para parecernos a ellas, ya que al igual que en el deporte nuestro país sigue con un retraso en todo lo referente a la ciencia, tecnología e investigación.
Un sector, al que se requiere imperiosamente darle la importancia que requiere, de lo contrario se profundizarán las actuales brechas digitales, de competencias, educación y de trabajo no sólo al interior de nuestro territorio, sino respecto a otras naciones del continente.
Recientemente nuestra Asociación, la ACTI, participó, junto a una delegación organizada por ProChile, en el Encuentro de Industria y Servicios I.S. From Chile, en México, donde vimos el entusiasmo de los extranjeros por nuestra industria tecnológica.
Entonces, hay que preguntarse ¿cuánto avanzaría este sector y el país, si contáramos con una institucionalidad fuerte en ciencia y tecnología? Hoy aún somos los líderes de la región en muchos aspectos, pero rápidamente aquellos países que hace un tiempo nos miraban con sana envidia hoy demuestran grados de avance y de compromisos público privados en esta materia que ya quisiéramos tener nosotros.
Mientras Brasil, Argentina, Bolivia, Perú y Colombia, por nombrar algunos, cuentan con ministerios u organizaciones fuertes estatales en este ámbito, nosotros no hemos logrado pasar de comisiones o mesas de trabajo conjuntas.Nos falta bastante para parecernos a los integrantes de la OCDE, con quienes nos comparamos.
Como industria tecnológica estamos ciertos que si queremos mantener el liderazgo en Latinoamérica y dar un salto cuántico a nivel internacional, también –al igual que el deporte- necesitamos de una institucionalidad fuerte, desde dónde se estén diseñando políticas públicas más allá de los gobiernos de turno, que propicien el acceso de la tecnología como factor habilitador de cambios en nuestra sociedad, que facilite el acceso y uso de la tecnología en forma transversal en las distintas industrias y sectores, reducir las brechas digitales, encantar a más jóvenes a estudiar estas carreras que crecientemente requieren las empresas, a investigar, e incursionar en un mundo digital, cada vez más presente en nuestras vidas.
Si pronto no contamos con un ministerio o una subsecretaría fuerte, las empresas tecnológicas, los científicos chilenos, nuestros investigadores, seremos igual que esos talentos deportivos que sobreviven por sus capacidades y/o por su amor a lo que hacen.