Luego de mi columna “El verdadero temor de los trabajadores” he analizado los argumentos de los dirigentes laborales que han salido en la prensa, y conversado con los trabajadores directamente. Mi conclusión es que el temor de los trabajadores, sentimiento que han explotado los grupos de poder que se oponen a la licitación, es más bien un temor a la competencia sin importar de donde venga.
Antes de seguir con el tema central, debo aclarar que la propuesta del Gobierno para la nueva ley de pesca, ha sido licitar una parte de las cuotas progresivamente y la otra parte asignarla reconociendo a aquellos que han estado en la pesquería por años, lo que permitiría una adaptación del sector a la nueva regulación.
Se podría decir que cuando los dirigentes de la industria dicen que “los extranjeros se pueden llevar todas las cuotas”, es sólo una forma de dramatizar y exagerar, pero la verdad es que sus empleadores le tienen miedo a la competencia y les traspasan ese temor a los trabajadores diciéndoles que, si ellos no se quedan con la totalidad de las cuotas, tendrán que despedirlos y, por ende, la mejor forma para defenderse es apuntar a los “monstruos extranjeros”.
Es un argumento ficticio el que barcos fábrica extranjeros -provistos de una cuota licitada- puedan operar dentro de la Zona Exclusiva de Chile, puesto que la ley Chilena no permite operación de este tipo de buques al norte del paralelo 47° L.S. y la ley de Navegación exige bandera chilena a todo barco pesquero operando dentro de la Zona Económica Exclusiva de Chile.
En resumen, aunque un extranjero accediera a cuotas de pesca mediante licitación, debería procesar la pesca en tierra.
Adicionalmente, es evidente que es mucho más barato operar plantas en tierra que operar buques factoría por lo que, si algún extranjero tuviese la posibilidad de obtener una cuota de pesca chilena vía licitación, no dudaría en instalarse en Chile o asociarse con un chileno para el proceso de la pesca, lo que se traduce en empleo.
En el fondo los dirigentes laborales, amenazados por sus empleadores con el doloroso argumento de cesantía, se oponen a licitar parte de las cuotas de pesca para que nadie más entre al negocio, sean chilenos, extranjeros o extraterrestres.
Este temor es razonable dada la historia laboral del sector, pero debemos tener claro que son los grandes industriales pesqueros quienes piden, a través de los trabajadores, que les sigan entregando las cuotas sólo ellos y para siempre.
Este sentimiento de los trabajadores, aunque comprensible, es errado, ya que no toma en cuenta un elemento fundamental en la economía actual: la mejora en las condiciones de los trabajadores se produce cuando la competencia entre empresas es mayor y existen más empleadores compitiendo por la contratación de trabajadores.
Si alguien duda de esto, examine el nivel de empleo en la industria pesquera chilena antes de la aplicación de los LMCA (Límites Máximos de Captura) y compárelo con los números de fechas inmediatamente posteriores a la aplicación de esa ley.
Además, ¿qué pasa con los que quedaron en el camino después de la aplicación de los LMCA, los que trabajan como temporeros, o los que han quedado cesantes durante los once años de la aplicación de la ley de cuotas?
Todos ellos están expectantes de las oportunidades que pueda abrir una mejora en la competitividad del sector mediante la licitación. Siendo ellos también chilenos, ¿no tienen derecho al trabajo?
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