La semana pasada, dos organismos vinculados a la Universidad Católica han sido fuertemente cuestionados por su intervención en el debate respecto del Reajuste General de Remuneraciones del Sector Público. Por una parte, el Centro Latinoamericano de Políticas Económicas y Sociales (CLAPES UC), directamente dependiente de la Prorrectoría de la Universidad y cuyo Consejo Directivo está integrado por cuatro Decanos de sus Facultades y Canal 13, cuya propiedad es en un 33% de la Universidad, han publicado y difundido un “informe macroeconómico” cuyos contenidos y metodología han provocado la indignación de los funcionarios públicos del país.
En tiempos en que se debate respecto del rol de las Universidades al servicio del desarrollo del país, tanto en sus funciones de formación, investigación, extensión, y muy particularmente en la capacidad de las Universidades que no pertenecen al Estado de ejercer su labor con genuina Vocación Pública, la publicación de CLAPES UC y su difusión por parte de Canal 13, ponen en tela de juicio los estándares y objetivos que guían a la Universidad Católica, en un contexto nacional en que la desconfianza de la ciudadanía respecto de las instituciones de todo orden se profundiza.
En primer lugar, parece altamente cuestionable la oportunidad que ha elegido CLAPES UC para difundir un “estudio” de estas características. Más que un intento de “generación de conocimiento y difusión de materias que permitan analizar políticas de carácter económico y social para Chile”, como establece su misión, resulta evidente que se trata de una intervención espúrea en la coyuntura política, con una mirada altamente sesgada y descalificatoria respecto de los trabajadores del Estado y sus organizaciones sindicales.
En segundo término, no parece ajustado al rigor académico esperable de una entidad universitaria, el que una publicación “científica” omita a sus autores y responsables, esbozando en un documento de cuatro carillas, construcciones cuyo sustento metodológico ha sido duramente cuestionado y no tiene como responder a la Visión de “excelencia, entendida como fundamentación científica o académica; aporte de conocimientos respecto a políticas públicas y comunicación de calidad hacia la opinión pública” que CLAPES UC declara.
En esta línea, la Fundación Nodo XXI ha hecho una crítica pública al referido informe que expone sus enormes falencias metodológicas y demuele sus resultados.
Pero aún si los resultados del “estudio” en cuestión fueran efectivos, cosa que por experiencia puedo negar fehacientemente, resulta sorprendente que se ponga el énfasis en una supuesta inequidad entre trabajadores públicos y privados.
La problemática de desigualdad de nuestro país no radica en el nivel de los salarios del sector público, sino en un sector económico que, manteniendo altos índices de utilidades, retribuye a sus trabajadores con bajos salarios. En palabras de Monseñor Alejandro Goic, “nos falta aún crecer en ser un país más equitativo. Seguimos aún siendo uno de los países con peor distribución de los ingresos.Pocos ganan mucho. Muchos ganan poco. La dignidad de los trabajadores, entre otros aspectos pasa, por una mejora salarial.”
Por eso, la necesaria demanda de rigor académico, no alcanza a expresar plenamente la urgencia que tiene, para quienes fuimos formados en sus aulas, de oír con claridad y públicamente la voz de la Universidad Católica expresando su diferencia ética con la reiterada vinculación que se ha hecho de su nombre con los escándalos que remecen a la sociedad chilena, cuestionando su prestigio y su rol social. Hoy no son algunos de sus egresados o académicos incluso los cuestionados, sino órganos que la Universidad cobija institucionalmente.
Cuando en su Declaración de Principios, la Pontificia Universidad Católica de Chile se plantea que el servicio “del bien común se realiza primordialmente en la búsqueda de la verdad a través del cultivo del saber y de la educación”, asume una forma de diálogo para procesar las diferencias de opinión y visión de mundo que naturalmente se producen en los espacios universitarios, centrada en la búsqueda de la verdad con los instrumentos del rigor científico y académico.
Es por ello que las actuaciones de CLAPES UC y Canal 13 dañan gravemente el prestigio de la Universidad, debilitan el reconocimiento por parte de la sociedad de su carácter público y ameritan se tomen las medidas necesarias en defensa de su rol social.
El Rector Ignacio Sánchez tiene la palabra.