Se ha convertido en una norma de actuar, instalar la sospecha e incluso la condena por parte de la prensa y algunos dirigentes políticos, antes de que las instituciones se pronuncien sobre la lluvia de acusaciones al voleo.
Es preocupante porque no importa lo que pase, no importa si hay o no hay méritos para acusar a alguien, no importa si hay legalidad o no en los actos acusados, ahora todos son culpables.
Los errores no forzados del Gobierno se han transformado en un caldo de cultivo para este carrusel de cuestionamientos a todos y a todo. Y buena parte de estas complejidades, como la del nombramiento y salida temprana del ministro Insunza, bien pudo evitarse con adecuadas coordinaciones.
Hay que retomar urgente el trabajo Gobierno-Partidos para compartir información y también las responsabilidades políticas. Son los partidos los que conocen la realidad interna de cada tienda y son ellos los que pueden aportar mejores certezas en este momento.
Le pedimos a la Presidenta que para recuperar la confianza, lo primero es que confíe en los partidos que sustentan su gobierno. Ni la DC, ni el PS, el PPD, el PC y los demás colectivos de la Nueva Mayoría quieren que este proyecto fracase, sino por el contrario, queremos llevar adelante la agenda de transformaciones que hemos comprometido con la ciudadanía.
Hay signos de mejoría: hemos tenido más reuniones y más coordinaciones lo que es un buen recomienzo para tomar control de la agenda política. El liderazgo de este minuto requiere más confianzas mutuas, más coordinaciones y más conversaciones previas.
Y respecto de las acusaciones, lo que corresponde es que las instituciones judiciales hablen. No la prensa, ni menos los comentaristas.De lo contrario, se va a instalar una práctica que va a terminar con la utilidad de la democracia y las elecciones populares. Basta con que se denuncie a alguien en los medios para que la soberanía popular comience a morir.