Entre los diversos anuncios que realizó la Presidenta Michelle Bachelet en su cuenta pública del 21 de mayo, hubo una noticia que poco han valorizado los medios de comunicación y que es importante destacar. Ello, por su incidencia no sólo para el nivel de educación parvularia, sino para atender las verdaderas necesidades de las familias y aportar mejor al desarrollo y a la siempre tensionada economía del país.
La Presidenta expresó que la meta inicial planteada en el programa de Gobierno de crear 4.500 Salas Cunas se flexibilizó: “Quiero reconocer que nos hemos encontrado con más dificultades de las que esperábamos al plantear esta meta. La principal, es que las familias nos piden más cupos en niveles medios que en salas cuna. Y no podemos ignorar esta realidad. Por eso, en adelante, tal como hemos comprometido, seguiremos avanzando en reducir el déficit de cobertura en el nivel parvulario, pero ajustándonos a la demanda y necesidades reales, sea en salas cuna o en niveles medios. Porque lo que no puede ocurrir es que habilitemos espacios que no se usen, o que un niño o niña que empiece a ir a una sala cuna no tenga garantizada su continuidad en niveles medios” concluyó.
Nos alegramos mucho de este cambio, el año pasado diversos estudios e investigadores (U.D.P., U. Central, C.P.U. , entre otros), plantearon la necesidad de revisar la exigente meta inicial, que al parecer, se hizo desde un escritorio analizando cifras de población no atendida de 0 a 2 años, sin tomar en cuenta importantes antecedentes de la realidad como la disminución de la natalidad, la extensión del posnatal y la resistencia cultural de las familias de llevar a los bebés a Salas Cuna, como permanentemente lo ha señalado la encuesta CASEN a lo largo del tiempo.
A ello se agregan los estudios de demanda de JUNJI e Integra, que muestran que las familias requerían más que tantas Salas Cunas, jardines infantiles con nivel medio (2 a 4 años) para atender tanto a la población infantil existente como a aquellos que egresarían de las potenciales nuevas Salas Cunas.
Por ello esta flexibilización es una buena noticia, que esperamos sea una señal respecto a otras revisiones que pensamos que deben hacerse, como las referidas a la incorporación de las educadoras de párvulos al Plan de Carrera Docente. Ha llamado la atención que a pesar que reiteradamente se señala la importancia del nivel de educación parvularia, dicho en palabras de la propia Presidenta, se dejó para el final (2019) su incorporación a los beneficios que implicaría esta medida. Se señalan una serie de razones que pueden ser válidas, como que los jardines infantiles no están reconocidos como establecimientos educacionales con las exigencias que ello conlleva, pero todos sabemos que superar estas limitaciones es un tema de voluntad política y de recursos.
La educadora de párvulos es la docente peor pagada de todo el sistema (promedio $500.000), es la única que trabaja frente a niños 44 horas, que no tiene horas no lectivas y que puede aún tener en su sala un coeficiente de 45 niños de 5 a 6 años. Demás está decir que en estas condiciones no se puede esperar un trabajo de calidad, a pesar que traten de hacerlo.
Por lo expresado, si se quiere mejorar la calidad del nivel y fortalecer su aporte en áreas de alta importancia para el país como la formación valórica, las habilidades sociales, la creatividad, la indagación, apuntando a los objetivos de un desarrollo integral, hay que revisar estos plazos y prontamente ir cambiando las condiciones laborales de educadores y técnicos del nivel.
Esperamos que las propuestas anunciadas sean una señal de esa voluntad política de revisión, de la disposición de hacer los cambios legales necesarios y de poner los recursos financieros para que las educadoras de párvulos se las valoricen como profesionales que son para no descansar más en su vocación y entrega desinteresada.
El Chile del siglo XXI y la Reforma Educacional en curso, requieren de un trabajo de calidad desde la base del sistema educativo lo más pronto posible, ya que en los párvulos el tiempo es siempre “ahora”, como decía la gran Gabriela y no se puede esperar para mañana. Los niños y niñas, sus educadoras y técnicos se lo merecen.