Se puede comprender que PENTA ayudara al financiamiento de la UDI. Son de un mismo corral.No se justifica que lo haya hecho ilegalmente, pero nadie puede negar que piensan parecido. Es tanta la cercanía que algunos han pretendido establecer una suerte de dependencia del partido político respecto del grupo económico. Esas reflexiones adolecen de simplificación.
Pero no cabe duda que entre PENTA y UDI había (o hay) una visión compartida de la sociedad.PENTA no financiaba ni siquiera a los candidatos de RN. Más bien los enfrentaba apoyando a sus competidores en el sistema binominal.
¿Cómo explicar, en cambio, la “generosidad” de SQM que destinaba millones de dólares a la política?
SQM aparece más ligada a lo que va quedando del “pinochetismo”, al lado amable de la obra del régimen militar, eso que muchos llaman – nuevamente en forma esquemática y con cierto eufemismo de sacristía – “el modelo”. Así lo revelan sus controladores y la composición de su directorio. No es tampoco un grupo económico “neutral”.
Surge, entonces, una gran interrogante,¿por qué SQM financiaba las campañas de algunos candidatos de la Nueva Mayoría y algunos centros de pensamiento progresistas? ¿Acaso tenían un ideario político compartido? Ciertamente no. ¿Cuál era el cálculo o la intención de SQM?
¿Acomodarse a las nuevas circunstancias políticas, favorecer las querellas y divisiones dentro del progresismo o influir en sus decisiones? ¿ Que todo cambiara para que todo siguiera igual, siguiendo al personaje del Gatopardo?
Se podrá argumentar que muchos grupos económicos o grandes empresas ayudan a candidatos de diversos partidos. Pero la gran diferencia es que ellos no son tan militantes de una postura política extrema como SQM. Son simplemente empresarios, cada cual con su propia historia. Y en el caso de SQM la historia cuenta. Los símbolos tienen importancia. ¡Quién desconoce que J. Ponce fue durante un cierto tiempo, yerno de A. Pinochet, gracias a lo cual hizo su fortuna!
Es normal que al momento de hacer un aporte no haya necesariamente una comunidad de visiones entre el empresario que dona y el candidato que recibe el aporte, pero cuando uno de ellos se coloca en una posición extrema, como ocurre con SQM, resulta más difícil argumentar que la relación sea normal.
¿Qué puede haber llevado a SQM a tocar las puertas del progresismo y a algunos de sus representantes a abrirlas tan fácilmente? ¿Por qué esa empresa fue tan dadivosa repartiendo dinero – comprando estudios justificados o no – a tantos sectores diversos, y sobre todo a quienes hacen de su pluma o de la tribuna que ocupan un arma de combate contra lo que creen sus directores y gerentes? ¿Eran verdaderamente necesarios esos trabajos para el giro de SQM?
Me refiero incluso a los aportes que se pudieron haber hecho legalmente a las candidaturas del progresismo. Mi reparo es político, antes que jurídico. Me golpeó un letrero que vi el otro día en la marcha de los estudiantes: “Derechistas e izquierdistas, financiados por los fascistas”. Puede ser exagerado, pero revela el malestar de los jóvenes frente a situaciones inexplicables. Sobre todo cuando los beneficiados pertenecen a los sectores que proclaman a todos los vientos sus críticas radicales al “modelo”.
¿Es políticamente neutro el dinero? Depende, en cada caso, del monto de los aportes y de la diversidad de las fuentes. Pero si, además del tema simbólico de vincularse con el ex yerno de Pinochet, la relación con SQM era desproporcionada o muy relevante, entonces las dudas se acrecientan. No basta con afirmar que “hay que cerrar los ojos” al momento de buscar el financiamiento de la política; por el contrario, en un terreno tan riesgoso como el que media entre el poder económico y el sistema político, hay que estar siempre atentos para evitar conflictos de intereses reales o aparentes.
Estos días he recordado la obra de Dürrenmatt “La visita de la vieja dama”, en que la millonaria protagonista vuelve a Güllen su pueblo natal, para cumplir un acto de venganza comprando la conciencia de sus menesterosos y ambiciosos habitantes; el clásico drama queda expresado en la conocida frase: “El mundo me convirtió en una puta y ahora yo convertiré el mundo en un burdel» («Die Welt machte mich zu einer Hure, nun mache ich sie zu einem Bordell», en su versión original.
O tal vez – como en el conocido poema de Quevedo – el dinero también servirá esta vez para purificar la deshonra.