23 mar 2015

La iglesia santa y pecadora de todos los días

Los católicos estamos sufriendo. No queremos una Iglesia en donde se produzcan enfrentamientos en un templo destinado a  adorar a Dios. La catedral de Osorno fue profanada por unos y otros.

La Conferencia Episcopal y la Nunciatura tenían el deber de informar a la Santa Sede que ello podría ocurrir, puesto que estaban al tanto de los sentimientos mayoritarios que afloraban en el alma de los católicos chilenos, quienes desean una Iglesia Santa conducida por sacerdotes santos que miren a Jesús y su mensaje sin hipocresías y sin cálculos de ninguna especie. Lo ocurrido en Osorno era previsible.Sin embargo, se quiso imponer con autoritarismo, una decisión que a todas luces divide a la feligresía y genera un ambiente nocivo, perjudicial y desesperanzador a miles y miles de católicos.

Escudarse en que fue el Papa Francisco quien tomó la decisión final, es una forma muy cobarde de endosar un problema que afecta muy sensiblemente el alma de los católicos chilenos. La Conferencia Episcopal, con prudencia y sabiduría, tenía la obligación de informar lo que necesariamente ocurriría en Osorno.

En mi reciente libro, “La Iglesia Santa y Pecadora de Todos los Días”, tengo hermosas expresiones para la Iglesia Santa cuando digo:

“La Iglesia que yo  amo

es la Iglesia solidaria y humana

que me mostró el Cardenal Silva.

La Iglesia del padre Gumucio

inspirador de este poema.

La Iglesia del padre Berríos

sacerdote consecuente y ejemplar

la del padre Aldunate

lleno de coraje y humanidad  

la de monseñor Enrique Alvear

de monseñor Hourton y Ariztía.  

La Iglesia de monseñor Valech  

de Mariano Puga y André Jarlan.  

La de los mártires  

que entregaron su vida

por mostrarnos a Jesús

el Salvador de la humanidad.

La Iglesia educadora

en los valores cristianos.

La Iglesia a la que pertenecen

miles y miles de laicos

y religiosos que procuran

día a día construir

la civilización del amor

con fe y ternura

sin mayor recompensa

que sentirse útiles

al servicio de Dios y sus creaturas

¡todos los días!

Pero también tengo duras expresiones para la Iglesia Pecadora cuando digo.

“Escandalizan a esos pequeños  

algunos de los cuales

se iniciaban en su vocación religiosa  

la truncan y la destruyen mediante  

sus depravaciones y deseos incontrolados

pasan por encima de todos sus juramentos  

voluntariamente aceptados.

Antes que nada está la satisfacción

de sus apetitos sexuales desenfrenados.   

Provocan suicidios

dañan psicológicamente  

a esos inocentes niños

y también a sus familias  

creyendo quizás

que se les perdonarán

todas sus fechorías

por el Dios eterno de la misericordia

¡de todos los días!”

Todos los católicos tenemos  la responsabilidad de contribuir a que nuestra amada Iglesia se una en una sola voz que glorifique a Dios y su mensaje de amor.

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  • jc. muno

    En una sola voz, que mire hacia adelante, buscando aumentar la fe y la esperanza. Jesus mismo encontro en la casa de su padre a muchos impostores, que solo buscaban sus atroces mezquindades. El nos dio el mejor ejemplo. Los saco a tirones, y todos susmlos negocios con ellos. Luego, siguio su predica de amor. Perdonando a los pecadores. 2000 años despues, seguimos su ejemplo?, perdonamos, poniendo la otra mejilla? Creemos en la resurreccion de los muertos? Creemos que Jesus esta entre nosotros? A que vino Jesus, a salvar a los buenos?, Vino precisamente a salvar a los pecadores, a quienes necesitan de su enseñanza. Dios bendiga y proteja a nuestra Iglesia, para que no ponga duro el corazon, y perdone!

  • Pedro Rodríguez C

    Lamentablemente la ceguera de la jerarquía se potencia con la ambición de poder y la complicidad sórdida de quienes escalan en honores y privilegios… lejos del servicio sencillo al Evangelio de Jesús

  • Carlos Aguayo

    Comparto su opinión. Pero creo que el Obispo Barros, sabiendo que el asumir dividiría una comunidad de creyentes, antepuso sus intereses personales, que los de la comunidad a donde llegaría y eso no lo hace un pastor que da la vida por sus ovejas, incluso el renunciar a si mismo. Y creo que en la iglesia jerárquica chilena, a separado el concepto de autoridad (Obispo), de la acción de ser “Un Pastor”. La iglesia jerárquica no oye a la comunidad eclesial y de ahí la pérdida de identidad y de acogida por parte de los católico chilenos.