El acuerdo al que hemos llegado al interior del partido para que una mesa de consenso lidere a la colectividad, representa una enorme oportunidad pero a la vez implica una gran responsabilidad.Desde sus inicios, la DC ha estado llamada a conducir los procesos políticos del país o al menos, a participar activamente de ellos.
Es por eso que este acuerdo nos da la oportunidad de generar mayor consenso, unidad y fuerza para esa tarea, pero también nos va a demandar mucha generosidad y respeto por nuestras legítimas divergencias.
Esto no es un mero acuerdo de gobernabilidad, sino un pacto que nos permitirá asumir una mirada de futuro, un proyecto político para retomar el lugar de protagonismo que nuestros militantes están echando de menos.
Tenemos que retomar la costumbre de asumir desafíos. Con todo respeto y humildad, no podemos seguir viviendo de glorias pasadas; sí, nos sentimos orgullosos de nuestra trayectoria política y nuestro legado, pero Chile ha cambiado mucho y tenemos que ser capaces de interpretar la nueva realidad nacional y ofrecer un proyecto que sea de vanguardia.
La renovación de la política no es un mero ejercicio de recambio cosmético de rostros, al estilo de algunos partidos de la derecha. Un verdadero cambio es cuando se ofrece una idea de país, un sueño de sociedad, un modelo de desarrollo que interprete al nuevo Chile. Y ahí sí que la DC puede aportar como lo hemos hecho siempre.
Tendremos una directiva de mayor representación para trabajar incansablemente en pos de esos desafíos. Más que oponer matices a las reformas, quisiera saber cuáles reformas propondrá nuestro partido al país, cuáles son los cambios con los que soñamos los DC y que harán posible que volvamos a encabezar un gobierno.
Tenemos tantas buenas ideas, tantos hombres y tantas mujeres dispuestas a dar lo mejor de sí para trabajar por la gente, que es una irresponsabilidad no ponernos al servicio de la patria.
Una DC moderna y dispuesta a asumir desafíos es lo que se viene. De la mano de todas sus distintas visiones, buscaremos el respeto de nuestros socios, votantes y de la sociedad en su conjunto. No vamos a callar nuestras diferencias porque eso es traicionar a la vocación democrática del partido. Menos aún cuando la ética, la responsabilidad de Estado o la buena política nos demanden alzar la voz.
El compromiso de esta directiva DC es ser leal con el proyecto que hemos ofrecido al país. Eso implica también que demandaremos respeto por nuestra historia, nuestra identidad y nuestro futuro.